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domingo, 25 de julio de 2010

* FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES. “LA RAMA”

La devoción a Nuestra Señora, La Virgen de las Nieves, se vive de distintas maneras en las islas… “La Bajada”, “La Rama”, “La Virgen del Amparo”, “La traída del agua”, todos son actos multitudinarios que nada tienen que ver los unos con los otros… De esa manera, mientras unos buscan el Poleo en las mismas barbas del Teide para ofrecerlo a la Virgen del Amparo, en Icod de los Vinos, isla de Tenerife, otros, festejan los tiempos de sequía de la gente del sur, con “traidas del agua” en Lomo Magullo, municipio de Telde, en Gran Canaria o buscan las ramas en las altas cumbres de nuestra geografía insular. Sin embargo, todas coinciden en el amor que sienten por ella sus fieles por tan venerada imagen… Yo, he respirado en muchísimas ocasiones junto a quienes la sienten y la aman. La llegada de Nuestra Señora de Las Nieves y, posteriormente la tradición, por tan venerada imagen comenzó aquí, al noroeste de la isla de Gran Canaria, en el hoy marinero pueblito de Agaete… Llegó la imagen de manos del conquistador y una vez terminada la empresa conquistadora, la imagen, viajó con sus soldados hasta la isla de La Palma donde quedó para siempre…

Acabamos de vivir con muchísima intensidad La Bajada de la Virgen en la isla bonita. Todavía colean los distintos actos del intenso programa de las fiestas lustrales, en su semana grande… Enanos, Minué, Loas, carros, Pandorgas… Y es que pocos como los palmeros para conservar y divulgar las cosas de la tierra que siempre imprimen una finura y elegancia; en espectáculo y originalidad cuando de realzar sus costumbres se trata…

Ahora, le toca el turno a Agaete. La villa marinera parece que engloba en un solo acto el intenso programa de fiestas: “La Rama”…

El bullicio es ensordecedor. El volador, marca el inicio de cada acto. La banda Guayedra primero, y la de Agaete después, atacaban uno tras otro, temas que invitan a bailar y casi te obligan, con un ritmo trepidante que cada vez más nos va envolviendo… Bailar, danzar viejos y nuevos temas es casi o sin casi una necesidad liberadora... Subir a lo alto a la cresta de sus montes y venir con grandes ramos para La Virgen de Las Nieves en pago de promesa, es la finalidad de los propios del lugar… Por eso, cuando se divisan con sus aromáticos ramos de poleo, laurel, tomillo y eucaliptus, te sientes embriagado ante tan sugerente invitación al festejo. Es el comienzo de una fiesta intensa y participativa llena de sudor y de fervor desde que amanece hasta que anochece, allá en la ermita o en la orilla de la abrigada playa de Agaete.

A la calle Guayarmina llega ya una multitud de gente que baila frenéticamente al son de la banda. Delante de ella los guardias municipales y el propio alcalde van ayudando a mantener el paso a una masa de danzantes que bailan, rama en mano y con los brazos en alto, todo tipo de pasacalles, marchas y canciones... Soldado de España, con “agachadilla” incluida, es el himno de la “rama”, pero se arrumban también con “me gusta la Bandera”, “el tractor amarillo”, etc. Lo viejo y lo nuevo se incorpora al festejo… Son temas de todas las épocas, y lo mismo tocan melodías de hace un siglo o más, que los ritmos más modernos... La música es un componente decisivo en el ritual de La Rama.

El resto de los romeros se incorpora a la comitiva, en esta ocasión, después de que los danzantes hayan pasado por el lugar por donde los romeros entran en el pueblo... Después, se colocan todos juntos, en grupo, y sus grandes ramos formando se distinguen claramente de las exiguas ramas que llevan los romeros urbanos. Los vecinos, a las diez en punto de la mañana, junto a la iglesia, animan el momento. Allí se aprecian pasos que no se ven en el recorrido son los “pasos” de la rama, los que ejecutan los propios del lugar.

Acompañado por las bandas de música de Agaete, recientemente distinguida y galardonada por su contribución a los más diversos festejos y sus más de cien años de existencia y Guayedra, hombres y mujeres, muchachos, muchachas y niños a piola o "a la pela" de sus padres, bailan La Rama en Agaete.


Toda esta gente que baila La Rama, incluidos los romeros, colocados delante de la banda de música, ralentizan la marcha hacia adelante, sin perder por ello el ritmo electrizante de la danza... Hay quien habla del espíritu de La Rama... Según estos, los que bailan se sienten ligeros, casi posesos. Eso dicen. El sudor, el cansancio, el ritmo, el olor del poleo y las otras hierbas aromáticas de los grandes ramos, parecen fundamentales para entender el ritual de La Rama.

El espíritu de La Rama, según el antropólogo social Alberto Galván, es una ideología, pero a su vez, es una experiencia íntima, motivada por el contexto ecológico en que se baila, así como, por los componentes simbólicos y sensoriales de la misma. La “Rama”, -continúa diciendo-, hunde sus raíces en el pasado y se enseñorea en el presente… Simboliza el ayer y el hoy…

Por eso, para poder comprender y explicar lo que es La Rama, ineludiblemente, hay que vivirla.

Pero la Rama, no es en Agaete donde único se estila. No. La rama, también tiene presencia en las fiestas de Las Marías, en Santa María de Guía en Gran Canaria; en La Aldea de San Nicolás, en Gran Canaria; en Garachico, isla de Tenerife. Porque La Rama, fue lo más práctico y barato que existía para engalanar los paseos y ofrecer vistosidad a los recorridos de santos y vírgenes… Más tarde, llegaron las postales, pero algunos pueblos quisieron mantener de manera inalterable su especial manera de entender la fiesta.

Aseguran algunos danzantes que se pierde la noción del tiempo, y que, es fácil sentirse en otra dimensión... Y es que la danza de La Rama, no es vivida como una verbena por los habitantes de la villa... La danza, siempre lo ha sido, es unión… Es, una manifestación a la que se van sumando cada vez más y más personas, hasta que los danzantes se cuentan por miles.

Los papagüevos también juegan un papel importante en el ritual de La Rama. Representan en su mayoría a personajes del pueblo que se asocian a profesiones o a personajes populares. Así, por ejemplo, nos encontramos con el sepulturero, el carnicero, un corcovado, un negro, y un chino... Se han ido incorporando a los ya existentes cha-chá como ante lo hizo Faneque o Cristo o Maggie… Cha-chá, había pedido insistentemente que le hicieran un papagüevo. Esa insistencia, se vio cumplida hace unos años, cuando se ganó a pulso que le hicieran un papagüevo como premio por su espectacular forma de bailar La Rama... Estas figuras, se han caracterizado también por incorporar unas personales formas de bailar durante el recorrido.


La comitiva entró ya en la calle principal, donde la visión de la multitud es impresionante. En este punto, es donde los más cansados abandonan. Mientras, la comitiva de los que cumplen escrupulosamente con la tradición, continúa hacia el antiguo barrio marinero de San Sebastián, y desde allí, nuevamente hacia la plaza, para seguir a continuación carretera abajo, hacia el Puerto de Las Nieves. Y tras un descanso reparador en la orilla, los romeros acuden a la ermita, a ofrendarle a nuestra Madre de Las Nieves; curioso, que su nombre se refiera al agua solidificada, los verdes y olorosos ramos que de su generosidad han brotado y nos permitieron un año más, acercarnos a la vida desde todos los ángulos posibles, porque eso tiene como esencia, la fiesta de La Rama.

Hace poquito, vivimos la otra rama, la rama de San Pedro, donde para los que se inician en fiestas y tradiciones pueden comprender mejor, el ritual de esta fiesta que se ha convertido en símbolo de todo un pueblo.

ALFREDO AYALA OJEDA

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