Hace algún tiempo que resido en Ingenio Blanco, en el municipio de Guía, en Gran Canaria. Poco a poco, unas veces caminando y otras perdido por las veredas, me encuentro con distintos campesinos, con los que converso interesándome por cultivos, animales… Luego, al regreso, suelo sentarme en un triste banco que está en la misma pista asfáltica. Allí, estiro las piernas mientras cae la tarde y el frío aconseja o invita a la retirada. Frente al banquito, hay una imagen de Nuestra Señora de Fátima. No es muy grande, pero yo la miro con ternura. Debo reconocer que no soy hombre de misa diaria, pero sí que siento gran respeto, por lo que representa la iglesia y su iconografía.
No es mucho el tránsito por este apartado lugar. Pero el otro día, una señora, entradita en años, descargó su carga y me mostró una cesta de bollos. Alabé la extraordinaria pinta que tenía y me brindó con uno de ellos. Yo soy diabético, pero no pude resistir la tentación. Hablé con ella, que es de la zona y venia de recalada. Había estado en el mercado de Gáldar, vendiendo estos artesanos y dulces productos… Me comentó que hasta no hace mucho, había una fiesta en torno a esa imagen y después, hasta había una parrandita sabrosa. Los de la zona, lo pasábamos bien, pero la costumbre se ha perdido… incluso la escuela que esta un poco más arriba, ya no funciona… El abandono de estos parajes, parece ser la constante…Los tiempos han cambiado, sentenció… Pero la Virgen de Fátima cuenta aquí a muchos fieles…
La conversación siguió por otros derroteros, pero a mi el tema de la virgen se me quedó guardado en mi memoria…Este eslabón, me hizo recordar a mi infancia cuando con mi madre, que tenía una gran devoción por la Virgen de Fátima, me llevaba a la Plaza de Santa Ana cada día 13 de mayo para acompañar y ver procesionar a la Virgen. Me gustaban las palomas blancas que estaban al pie de la virgen… Era tal la devoción de mi madre por la Virgen de Fátima que una de mis hermanas, la más pequeña de las cuatro, se empeñó en ponerle el nombre de Fátima. Tuvo sus más y sus menos con el cura párroco de la zona de Las Alcaravaneras porque no había forma de convencerlo para que bautizara a la criatura con ese nombre. Mi madre, era perretosa y tenaz. Había decidido ponerle Fátima a la criatura y cualquiera la bajaba del burro.
El cura, intentó convencerla: “añádale otro nombre y yo la bautizo”. Fátima, terminó diciéndole, el cura, “es nombre moro. Usted no querrá eso para la niña”. Mi madre, una y otra vez le repetía: “Hay una virgen que se llama Fátima y en la que yo tengo puesta toda mi fe y la niña se llamará Fátima y si usted no quiere bautizarla así, pues me voy a otra parroquia”… Al final después de un intenso y largo tira y afloja, la niña se bautizó con el nombre de Fátima Alicia…
Andando el tiempo, viví La Festividad de la Virgen de Fátima en otras zonas de la isla de Gran Canaria. Pero es en San Mateo, sin duda, donde tiene su epicentro, donde se disfruta, se vive y se siente. Miles de enfermos anualmente acuden a ese encuentro con la devoción y la esperanza.
La Virgen de Fátima, conocida también como “la Peregrina” quizás deba su sobrenombre a la propuesta de un cura párroco berlinés que tuvo la afortunada idea de, una vez terminada la guerra, en 1.945, que la imagen recorriera todas las capitales de Europa y sus ciudades episcopales hasta la frontera con la entonces Rusia. La imagen, peregrinó durante casi medio siglo y visitó 64 países. Desde entonces, la Rectoría del Santuario de Fátima entendió que, solo en circunstancias extraordinarias, volver a sacarla.
La devoción a la Virgen de Fátima se extendió por Canarias. Pero es el municipio de San Mateo, en Gran Canaria, donde se venera y goza de una devoción de todos. La virgen, se procesiona durante varios días pero es el 13 de mayo cuando la afluencia es masiva.
Y es tal el respeto, cariño y admiración por nuestra señora de Fátima que, incluso, los partidos políticos que concurren a las elecciones del Parlamento, Cabildo y Ayuntamiento, han llegado al acuerdo de no pegar carteles de los candidatos en el casco urbano. Pero también han llegado a suprimir mítines, para no empañar tan señalado día.
Coincidentemente, El 13 de mayo de 1981, festividad de la Virgen de Fátima, el Papa Juan Pablo II sufrió un atentado en Roma. Recorría en su papamóvil, la plaza de San Pedro, cuando sonaron unos disparos que impactaron en el cuerpo del pontífice, dejándolo en gravísimo estado. Tras la delicada intervención, el Papa pidió la documentación de las apariciones de la Virgen… desde entonces, Nuestra Señora de Fátima, tiene en su corona la bala que fue extraída del vientre de Juan Pablo II…
Pero volviendo al próspero municipio de San Mateo, digamos que el programa festivo es muy amplio y abarca desde la Lucha Canaria, exposición o feria de ganado, festival folclórico y unos fuegos de artificio espectaculares. Para solucionar el aparcamiento de los miles de visitantes, el ayuntamiento ha dispuesto numerosos lugares para la ocasión.
ALFREDO AYALA OJEDA
