Fue
un encuentro afortunado... Simplemente, no lo tenía previsto. Surgió
sin más en la época a la que voy a referirme... Me había
desplazado hasta la isla de El Hierro para entablar un larga charla
con los ya desaparecidos folcloristas don Benito y Gregorio Padrón,
Juan Pérez y María León, Eloy Quintero sobre la Meda, un canto que
languidecía… Quedaban algunos repentistas casi testimoniales como
el amigo Vicente Quintero, de Sabinosa; Fernandito Padrón, de
Tejeguate y más reciente Goyo, de San Andrés…
Contaba,
además, con un guía de excepción: Padrón Machín, cronista de los
que ya no se estilan y con el que había hablado largamente, en
aquellas primeras instalaciones de TVE, en la satacrucera calle de la
Marina, tanto de aquellos viejos luchadores herreños en sus idas y
venidas a la Perla del Caribe, como de la mítica San Borondón o de
cantos de trabajo arando, segando, cogiendo higos, cortando hojas,
moliendo y como no de la Meda, canto tradicional que, también,
acompaña y acompasa la faena agrícola…
Tras
una laboriosa localización paramos para almorzar en San Andrés y
poco a poco fueron llegando invitados y amigos... Avanzado el
almuerzo, el vinillo de la tierra, valiente como él solo, empezaba a
“perjudicarnos” y en la picoteada charla hablamos de distintos
personajes de la isla: don Ramón Méndez, campeonísimo luchador,
del saqueo casi permanente de los lagartos de Salmor, de los nuevos
cultivos de piña tropical, de don Rafael reconocido pescador y
agricultor de Tigaday, de la referente herreña Valentina “la de
Sabinosa”, de don Manuel Hernández “El huído” y, como no, de
Tadeo Casañas “El sabio del Hierro”....
De
siempre, recordaba a don Manuel Hernández, eterno enamorado de
nuestro viril deporte y vecino en el barrio de Las Alcaravaneras (Las
Palmas). Con el coincidía, frecuentemente, en los terreros o
federación de lucha canaria que, coincidentemente, estaba ubicada en
las habitaciones de entrada de mi casa en la calle Blasco Ibáñez...
Con don Rafael, afamado pescador con el que recree el momento en que
la escurridiza y cilíndrica morena trepa, codiciosa, atraída por el
zumito de caballa, en busca del rejo de pulpo... Con Valentina tuve
esporádicos contactos tanto en Las Palmas (Tenderete) como en
Sabinosa, en un acto que presentó aquél primer locutor televisivo
Luis Zárate... Sin embargo, a pesar de la cantidad de
desplazamientos que realice a la isla del Meridiano, nunca había
tenido la oportunidad de coincidir con don Tadeo Casañas. Nuestro
encuentro, digamos, estuvo aplazado hasta 1.992, en que comenzábamos
una nueva serie televisiva titulada “Senderos Isleños” y
necesitábamos su colaboración para hacer realidad el capitulo
dedicado a la miel, de abeja y palma, así como a la construcción de
colmenas de troncos de palmeras...
Tadeo,
es hombre de rico vocabulario, perfecta dicción y profundo conocedor
de las cosas de la tierra... Sus conocimientos están labrados a base
de lectura, observación y diálogo con el medio que le rodea...
Aprendió tarde a leer porque en su casa, en la infancia, necesitaban
de su ayuda para sacar la familia adelante. Tenía, Tadeo Casañas,
un especial sentido del humor... Recuerdo que en cierta ocasión,
mientras grabábamos, uno de los componentes del equipo dijo
señalando un exuberante árbol: “Ese manzano, es espectacular”...
Y Tadeo en clave de humor le contestó: “el que no sabe de frutos
come peras de un moral...”
Recuerdo
que cuando estábamos localizando lugares para el posterior
desplazamientos del equipo de grabación, me encontraba aquejado de
una dolencia en el nervio ciático. Cojo, renqueante, a duras penas
podía bajar o subir del coche... Tadeo me dijo: eso lo combato yo
con la picada de la abeja... y añadió: Cada cierto tiempo dejo que
me piquen y así quedo vacunado contra esos dolores... Y ya saben
ustedes que cuando uno está así, quejoso y dolorido, todo los
remedios que te digan los pones en práctica... Tadeo trincó una
abeja autóctona y dejé que clavara su aguijón en el antebrazo...
Eso
sucedió en el 92 y desde entonces jamas he vuelto a sentirme de
aquellos dolores.
Fueron
muchos los temas que abordamos... Pero en su cabeza, por esa época, runruneaba el peligro que se cernía sobre la autóctona abeja
negra... ¡¡ Basta, -decía el sabio Tadeo- para crear una colmena
foránea transportar una reina en un cajita de fósforo !!
Se
extendía como la pólvora la creencia generalizada entre apicultores
o colmeneros, que nuestra abeja, mansa, musculosa, era de menor
rendimiento que otras especies. Y poco a poco, esas abejas de
pa´fuera empezaron a llegar.... Tadeo, me puso al día en el error
que se estaba cometiendo. Por fortuna se tomaron medidas y al poco,
volvió la cordura quedando el tema zanjado...
También
el amigo Tadeo Casañas me mostró a la temida araña “La viuda
negra”, nombre que recibe porque a veces, tras la cópula, si su
pareja no anda lista , termina siendo devorado... La picadura de este
tipo de araña es muy temida y tiene fama de que su veneno es una
docena de veces superior al de la serpiente de cascabel... El efecto
de su picadura en los humanos suele producir parálisis de diafragma,
nauseas y dolor muscular... De todas formas su mordedura suele ser
fatal para quienes tiene bajas defensas como los niños o los
ancianos... “La Viuda Negra”, es una sub-especie que habita en el
Hierro.
Han
pasado los años. Tadeo Casañas “El Sabio del Hierro”, estaba
próximo a cumplir su primera centuria... Pero a Tadeo, rico en
experiencias y en observación, se le recuerda principalmente porque
hace casi setenta años, allá pro 1.948, la sequía asoló la isla.
El Hierro, masticaba la tragedia...Ganados y tierra, sedientos,
sembraban la ruina forzando a los habitantes a la emigración... La
población, por aquella época, obligaba a racionalizar el agua que
venia en barcos cisterna de la marina procedente de las islas de la
Palma y Tenerife. Era la miseria, la desolación...
Pero
Tadeo supo leer en aquellos trágicos renglones en que se cernía la
tragedia... Estar junto a Tadeo Casañas “El Sabio del Hierro”,
es todo un lujo. Nada es banal. Todo tiene sentido... Entonces me
comentó aquella ocasión en que se fue de cacería allá por 1.948.
La isla se agrietaba, pozos que no daban agua sino pena y él, con su
escopeta, salio para cazar alguna pieza. Agazapado, en una caseta que
se había construido como refugio, observó que desde el techo, caían
algunas gotas de agua de niebla... A la mañana siguiente pidió a
los vecinos algunas planchas metálicas y empezó a colocarlas...
Aprovechó las hojas de pita como acequias para conducir las gotas de
agua hasta un recipiente... El resultado fue extraordinario... En
poco menos de un minuto, mas de diez litros se habían recogido....
Así, sin mas, con el ordeño de las nubes, empezaron crearse
depósitos, seleccionando árboles por su situación favorable para
hacer de frontón y atrapar el agua de niebla... Haciendo un
paréntesis, recuerdo que allá por 1.981, con Fernando Díaz
Cutillas y un equipo del programa Canarias Viva, nos desplazamos
hasta la isla del Hierro para hablar con don Zózimo Hernández,
guarda forestal que recogía abundante agua en unos depósitos que
permitían calmar la sed de los bailarines y romeros que cada cuatro
años acompañan a la Virgen de los Reyes en la bajada...
Recuerdo
como ahora mismo el día en que fuimos a ver el árbol santo “El
Garoé” y me comentó la historia del frondoso y actual til...
Estamos, nos contó al equipo de Senderos Isleños”, ante el árbol
que más se ha escrito en el mundo... Más que del Ombú de la Pampa,
y más que los cedros del Líbano o los Gigantes milenarios de
California... Documentado, didáctico en sus explicaciones, pausado,
contó curiosidades y contradicciones como la de Abreu Galindo que
dijo que el árbol – el antiguo, “El Garoé” que desapareció
por el temporal- tenía una bellotas amargas. Por contra hablando del
mismo fruto Andrés Bernáldez decía que eran amargas... Señalaba
Tadeo Casañas que ambos tenían razón pero, seguramente, uno las
probó verdes y otro cuando estaban maduras...
No
ha sido fácil la vida de Tadeo Casañas “El sabio del Hierro”.
No. Desde tierna infancia, su vida ha estado ligada al conocimiento.
A la lectura... A mantener con el medio que le rodea ese diálogo
necesario para obtener el provecho necesario sin romper el orden
establecido por la naturaleza...
Hoy,
enterado de su fallecimiento,. Quiero desde aquí llorar la perdida
de un personaje que con su andadura por la vida se ha ganado con toda
justicia ser “El Sabio del Hierro”.
Descansa en Paz.
ALFREDO AYALA OJEDA
Fotos: Juan Antonio Cubas.
Fotos: Juan Antonio Cubas.