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sábado, 25 de marzo de 2023

* A XAYO...



Duele. Duele, y mucho, la desmemoria política. Y duele porque esta es una historia que se repite frecuentemente y nadie, no toma nota ni para aprender, y menos, para rectificar.  Ahora, cuando Xayo no puede disfrutar del momento del reconocimiento, se le pone, en lugar próximo a su casa, en San Roque (Guía), un mural. ¡Qué pena!

¿Tan difícil es reconocer los méritos de alguien para que los disfrute en vida…?

En su justo momento, conmovido por la pérdida del amigo Xayo, sólo me atreví a señalar aquel encuentro, uno de tantos, que tuve con él en Garachico, donde era muy querido. Hablamos de momentos y “momentos”. Esos amargos ratos por los que tuvieron que pasar "los de la cáscara amarga", “los mariquitas”, “los maricones”, “vaciolas”, “los de la acera de enfrente”, los transexuales que eran víctimas de agresiones, de escarnio, de burla... Personajes que fueron castigados con saña, apartados de la sociedad, o enviados a Tefía (Fuerteventura), donde fueron maltratados y castigados con crueldad.
Xayo, era una buena persona. Lo conocí en sus actuaciones, en conversaciones hasta el amanecer, en la consulta dietética en el ambulatorio de Santa María de Guía - era, como yo, diabético- y entre consulta y consulta nos despachábamos a gusto recordando tiempos idos. El siempre con el humor por bandera... Pero sobre todo Xayo, el amigo, la buena persona, el emprendedor, era ARTISTA. Su carrera, que yo recuerde, tuvo el distingo merecido y oportuno en el programa "GOT TALENT", donde se reconocieron sus méritos y se le homenajeó con un “pase de oro” que, para él, fue como besar el cielo… Esa tarde noche en que se emitió el programa a mí, se me erizó la piel, entre otras cosas porque al amigo Xayo se le veía radiante como novia, emocionada y feliz.

Aquí, en la isla, nunca se le reconoció ni su mérito, ni su valentía... Y ahora que ya no está entre nosotros, se pide la medalla de Oro de Canarias... Una distinción que, en el hipotético caso que se le conceda, no podrá disfrutarla y que para recibirla subirá un familiar, o a quien se designe, a recogerla en su nombre.

Xayo, estoy caliente, triste, porque en este minúsculo país de estrechas miras, solo se es bueno, genial e irrepetible, cuando la muerte, como es tu caso, llega sin avisar: de sopetón.

Ahora, amigo, artista, allá donde estés no puede pasarte nada malo y serás una estrella, con brillo propio, en el lienzo azul del cielo.

Descansa en paz, amigo.

ALFREDO AYALA