En otra latitud, en la capitalina playa de Las Canteras, en las Palmas de Gran Canaria, como en otros muchos lugares de las islas, a las doce en punto de la noche, se cumple con el ritual de tomar el baño… Marca la tradición que se deben recibir nueve olas, entrando de espaldas al mar. Sin embargo, cada cual sigue el dictado de la costumbre de distintas maneras…
Los más diversos rituales, también se suceden en las arenas… Y no falta, claro, la parranda que, al soco del asadero, entona animadas canciones…
Así hasta que una extraordinaria exhibición de fuegos de artificios congrega a más de cien mil personas a lo largo del litoral.
Fuegos artificiales, en la Playa de Las Canteras - Gran Canaria
Pero en el Puerto de La Cruz, continua vigente el baño de los animales…
En la víspera de San Juan, desde lomas y barrancos, pastores y ganados se ponen en marcha con el objetivo de llegar tempranito, al mismísimo Puerto de La Cruz… Recuerdo que desde el barranco del Boyuyo, caminé con un pastor y su mujer, saliendo casi desde las entrañas de la tierra hasta buscar las proximidades de la orilla del mar. Salimos desde el corral donde se guarecía el ganado sobre las dos de la tarde… Fue una jornada durísima en la que el pastor y su perro cumplían con las exigencias del terreno y con el cuidado para que las cabras, díscolas como siempre, rompieran la armonía y se comieran las flores de los jardines que habían en el camino… llegamos a unas cuevas, allá al oscurecer… un fueguito, un café, una charla y un frío que pelaba, nos acompañó durante la noche. Por la mañana, casi sin despuntar el día, emprendimos el camino hacia el Puerto de La Cruz. Fue un caminar rapidito porque había que llegar con las primeras luces del día… Otros cabreros, para cumplir con el ritual, también habían hecho noche en las proximidades del lugar…
Al soco del muelle los distintos rebaños esperan turno para obligado remojón… Una tras otra, las cabras son obligadas a bañarse…
Estos baños purificadores tienen la finalidad de aliviarlos y preservarlos de futuras enfermedades… Sin embargo, otra de razones fundamentales, es propiciar el celo de los animales…
Centenares de curiosos y turistas se arremolinan en cualquier punto para no perder detalle de tan ancestral costumbre…
Aunque esta práctica se conoce como el baño de las cabras, en esta ocasión nos sorprendió el baño de otros hermosos animales, como caballos, burros o perros…
El baño de los animales, que tiene por escenario la emblemática zona turística del Puerto de La Cruz, rompe con la quietud que se respira a lo largo del año…
Baño de las cabras
El día de San Juan, antes de que salga el sol, señala la costumbre como momento propicio para curar la hernia… La más extendida, es sin duda, la que se realiza a través del mimbre… Sin embargo, en otros lugares, se suelen usar granaderas, dragos, higueras o cañas. En el Barranco del Obispo, en la isla de Lanzarote, bajo el asesoramiento de Juan Brito, hemos recreado para mejor entendimiento, el ritual…
Alfredo Ayala: Estamos ahora mismo en el escenario donde se celebraba la práctica de la sanación de la cura de la hernia en la caña.
Juan Brito: Sí, estamos en el Barranco del Obispo. Aquí, antiguamente, a principios de siglo, porque esto data del siglo XVIII, se sabe que venían aquí. Había un cañaveral, todo esto era bosque y había cañas muy grandes, porque esa fuente alimentaba a todo el cañaveral.
Bueno, y en las mañanas de San Juan, que era cuando se hacía esto, venían aquí muchas familias, sobre todo de los pueblos del centro, por ejemplo de Teguise para abajo, Mozaga, San Bartolomé, Montaña Blanca... de toda esta parte venían aquí. Y esto era una fiesta, las mañanas de San Juan, a los claros del día, estaba toda la gente aquí. Venían en parrandas, en sus camellos, burros, traían sus viandas, sus cosas caseras que hacían...
Entonces la cosa era abrir una caña, coger al niño y hacían como un arco. Cogían la madrina y el padrino, que se tenían que llamar Juan y María, había una tercera persona que se llamaba Isabel, que era la que amasaba el barro y hacía el hilo en la rueca y el huso para ratear la caña cuando se terminara todo el ritual.
Bien, pues entonces cogían el niño, lo pasaban por la caña diciendo las palabras sanadoras, no sé si lo sabes...
Empezaban: María: “Ahí te va, Juan” – Él dice: “¿qué me das, María?” – Ella: “Un niño roto y quebrado. San Juan y la Virgen María me lo devuelvan sano”. Cuando ya lo tiene Juan en las manos se lo da a ella y dice: “Ahí te va, María” / “Qué me das, Juan” / “Un niño roto y quebrado. San Juan y la Virgen María me lo devuelvan sano”... Así seis veces. Entonces Isabel va hilando su lana, haciendo el hilo y tal. Pues cuando ya terminan los padrinos el niño pasa a otras manos, Isabel coge el barro que ya tiene amasado, lo pasa por la caña... Es decir, coge el hilo antes y lo ratea alrededor de la caña diciendo: “Con este hilo te amarro la vida, con este hilo te amarro la vida...”, hasta que termina el hilo de liarse en la caña. Luego coge el barro y unta toda la caña de abajo a arriba y dice: “Con este barro te curo la herida, con este barro te curo la herida“ hasta que termina este ritual.
Si al año de pasar el niño, la caña no se muere y echa nuevos revientos, está el niño curado. Si no, hay que repetirlo al año siguiente, siempre las mañanas de San Juan.
Alfredo Ayala: ¿Y desde cuándo no se practica este ritual?
Juan Brito: Este ritual, el último que yo conozco, porque además conozco al chico, un hombre que tiene ahora cincuenta y tantos años, cerca de sesenta años..., ponle cincuenta y cinco años, cincuenta y ocho años.
Alfredo Ayala: ¿Y eso es igual en todas las islas?
Juan Brito: No en todas las islas. Precisamente en Lanzarote. Lanzarote tenía muchísimas fuentes antes. Y antes del volcán, D. Andrés Lorenzo Curbelo no habla de aljibes ni de depósitos, habla de fuentes. La gente se alimentaba de fuentes.
El volcán reventó todos los posibles afluentes de la fuente. Tanto asía que ese volcán que hay allí, que le llaman hoy “El Corazoncito”, el cura de Yaiza le llamaba “Fuencaliente”, porque había muchas fuentes y luego salía caliente el agua, entonces le llamaban “fuentes calientes”.
Alfredo Ayala: Pero Juan ¿conoces a alguien que se curara con esta práctica?
Juan Brito: Sí, hay un muchacho, el último que yo sepa, que lo pasaron por el mimbre, un hombre que tendrá cincuenta y ocho sesenta años, no creo que llegue, que se curó. Todavía yo he visto a la mujer alguna vez y le digo: "Qué, ¿tiene algún bulto?”. “No, no, no, yo lo he mirado bien y eso está perfectamente, está curado”.
Alfredo Ayala: Hay tres personajes que son Juan, María e Isabel. ¿Qué virtud tienen que tener? ¿La virtud es que solamente tienen esos nombres?
Juan Brito: Sí, tienen que tener esos nombres. Además son escogidos por la familia, siempre los parientes o algo. La prima puede ser, o el primo, siempre tenían cuidado en que fuesen escogidos por ellos, no podían ser cualquiera.
Cuando el pueblo recuperó la calma, después de las intensas fiestas, volvimos a las Canales, donde hace algún tiempo, fui testigo ocasional de este ritual que tiene pequeñas variantes en distintos puntos de nuestra geografía…
En aquél entonces eran más numerosas las mimbreras existentes en la zona… Hoy, herida y maltrecha, como si de una prueba testimonial se tratara, sólo queda una a la que observé detenidamente…
Las huellas de las hendiduras continúan impresas en cada rama… observé detenidamente cómo después de efectuarse el ritual, haciéndole una hendidura longitudinal a la rama, han vuelto a ligarse ambas partes separadas, para la ocasión.. Esto indica, según señalan cuantos la han practicado, que la cura fue exitosa…
Pequeñas son las diferencias entre la cura de la hernia en el barranco del Obispo, en la isla de Lanzarote y que don Juan Brito nos comentó con todo lujo de detalles, con la que se hace en esta zona de las Canales, en la zona norte de la isla de Tenerife. Aquí, tambien intervienen Juan, Maria e Isabel. Según recogí, este ritual no es efectivo si los nombres de las personas que lo realizan son diferentes a los citados.
Pero las madres, siempre dispuestas a todo por la salud de sus hijos, se apresuran a realizar la cura de la hernia a través del mimbre porque, a escasos metros de la mimbrera, existe una vieja higuera que en su piel luce las repetidas hendiduras de la silueta de la planta del pie de niños que también, para asegurar la cura han sido sometidos al ritual.
Numerosas son las prácticas realizadas en esta higuera y recientes son las hendiduras en ella realizadas… algunas de las cicatrices que tenían la higuera eran recientes, se podría decir que del año pasado, lo que certifica que todavía, tiene vigencia este ritual.
Pero la cura de la hernia en el drago, recogí la información del estudioso Domingo Garcia Barbuzano. Él, nos indicó lugares, cruces de caminos y me señaló algunos dragos de la Laguna, donde se practicaba el rito. Al llegar, uno de los dragos había desaparecido; otro, se enseñoreaba desde lo alto, herguido, como un viejo guerrero indio, pero cautivo por la maleza…
Unos amigos, Julio “el tiznao” y Chencho, provistos de la herramienta precisa, nos allanaron el camino…
Alfredo Ayala en un ritual de San Juan, en La Laguna, Tenerife
La ceremonia que se realiza en el drago, es similar a la de la higuera… y estas amplias cicatrices, aún vivas en la piel de este símbolo vegetal, constituye prueba testimonial de una práctica continuada en el tiempo…
Pero la víspera de San Juan y las primeras luces del día, son numerosos las prácticas que se realizan. Yo, solo he realizado un apunte de algunas de ellas.
Hachitos y hernias; lo viejo y lo nuevo; embrujo y religiosidad; agua y fuego; hombres y ganados, de cumbre a costa, han sido protagonistas de estas fiestas como celebración del solsticio de verano, en la mágica noche de San Juan.
ALFREDO AYALA OJEDA