Pasados los días y más tranquila,
intento escribir unas líneas sobre lo acontecido en mi pueblo, en Guía de Gran
Canaria, el pasado fin de semana, pero empiezo contando una historia vivida en
primera persona, que mucha gente no conoce, y creo que ya va siendo hora de
publicarlo…
Hace dieciocho años, con la
participación de los vecinos, hicimos una carreta que desde Ingenio Blanco se
bajó a Santa María de Guía, estuvimos meses para terminarla, fue duro pero la
ilusión era inmensa, queríamos lo mejor, para mostrarnos ante nuestra Virgen de
Las Marías.
Conseguimos terminarla, estaba
preciosa o por lo menos eso nos parecía. Llegó el día esperado, todos nos
levantamos muy pronto, la emoción nos embargaba. Nadie se quedó dormido aquel
día, estábamos muy cansados por el trabajo realizado, pero sobre todo por la
bajada de la rama, del día anterior.
Nos dispusimos a salir,
enganchamos la carreta a un tractor y empezamos nuestra aventura... Íbamos muy despacito, tardamos en
llegar a la Cuesta Caraballo una eternidad, y justo cuando empezamos a bajarla,
se rompió el enganche. Toda nuestra
ilusión se había quedado en nada, bueno sí, quedó en llantos. Pero tenemos en
Ingenio Blanco a un señor, que nunca se da por vencido y allí estuvimos hasta
que consiguió arreglarlo. Así que pudimos continuar con nuestra marcha y
muchísimos nervios.
Por fin, llegamos a Guía… nos
pusimos donde nos dijeron y a esperar. Mientras nos llegaba el turno, para
salir (desde la calle Sancho de Vargas) donde está la parada de guaguas, empezamos
con gran alegría a tocar, cantar y bailar. Nos tocó salir, y seguimos con la
parranda, con toda la ilusión del mundo llegábamos a la esquina de la plaza,
por la farmacia y solo pedíamos que el enganche aguantara, aunque sabíamos que
con la ilusión que habíamos puesto, la Virgen pondría su mano para que todo
saliera bien y así fue, nos tocaba a nosotros… empezó a sonar una isa, nuestro
grupito de baile (chicos y chicas de dieciséis y diecisiete años) bailaban
mientras cantaba una de las vecinas del barrio (también de la misma edad) y
tocadores de todas las edades, más los vecinos que iban con la carreta. En un
momento todo se volvió gris, todo se entristeció, en plena actuación nos viene
alguien (que no sé si a día de hoy es Mayordomo, pero que en aquel momento no
lo era) y agarra a nuestro timplista de la camisa, para que salga fuera, porque
dice que el pantalón que llevaba no era el adecuado para pasar por delante de
la virgen, el chico siguió tocando sin hacerle caso (no entendía que en plena
actuación, este individuo intentara echarlo, puesto que eso, si hay que hacerlo
debe ser antes). Pues lamentablemente la cosa no quedó ahí, como no quiso
salir, apareció la policía local y vinieron a por él, lo agarraron y se lo
llevaron, vuelvo a repetir que era delante de la virgen, en el momento en el
que le estábamos cantando. Entonces decidimos parar la actuación, y no seguir,
entendíamos que veníamos juntos y teníamos que permanecer así. La isa se quedó
a medias y nos marchamos. Éramos jovencitos y lo proclamamos a los cuatro
vientos, al día siguiente nos llamaron de una emisora de radio de Gáldar,
“Radio Doramas” y fuimos, claro que fuimos, allí contamos todo lo sucedido. La
gente se tiraba manos a la cabeza, y por la repercusión que tuvo el programa, nos
llamaron los Mayordomos, para convocar una reunión en el barrio, y aceptamos.
Fue al sábado siguiente, vinieron
dos, y después de un acalorado encuentro, hablamos y todo quedó claro, nos
pidieron disculpas por las formas, no creyeron jamás que interrumpiríamos la
actuación, al quitar de en medio a uno de nosotros, pero que teníamos que entender que si dejaban
pasar a uno, tendrían que dejar pasar a los demás. Y lo entendimos, el daño estaba causado pero
sabíamos que otro año no pasaría. Aprendimos la lección, y creíamos que ellos,
también.
Llegamos a un acuerdo, que solo
ellos, los dos Mayordomos que vinieron y nosotros, los que estuvimos en esa
reunión, sabemos. Nosotros hemos cumplido,
así lo venimos haciendo año, tras año. Hoy en día, podemos o podíamos
decir, que Las Marías, era una de las fiestas más puras, que existía. Donde el
respeto era lo primordial.
Pero con el tiempo, entiendo que
se va perdiendo, que el respeto no existe, o por lo menos no lo suficiente. Y
me explico… todos los que bajábamos desde Vergara, el tercer fin de semana de
septiembre, teníamos una meta y era llegar a Guía, a la iglesia, para ver a
nuestra Virgen, no importaba el lugar en el que íbamos, solo importaba llegar,
ahora ya no es así, se guardan sitios, te dirigen, te empujan, te dicen, te
gritan… para ir al principio, para llegar antes, como si entendieran que la
Virgen solo ve a los primeros.
Este año, todo suena distinto,
todo. Son muchos que por cuestión de salud, o de edad, no pudieron bajar de
Vergara caminando, pero sí tienen su promesa. Sé de alguien que llegó al
Hospital de San Roque, que siempre baja con su tambor, pero que algo le sucedió
este año y no pudo hacerlo, así que prometió llegar con un bucio. Estaba
desesperado porque no llegaban los tambores, y me preguntó que si faltaba
mucho. Desde que los vio aparecer se emocionó, esperó pacientemente a que
llegaran a su altura, para incluirse en el grupo y desde allí llegar ante los
pies de la Virgen, el pobre no sabía lo que le esperaba. Cuando llegamos al
lateral de la iglesia, había una gran valla, y tres mayordomos, que gritaban
que solo podían pasar los tambores, que eran ellos los que podían subir las
escalinatas de la iglesia, y que los bucios se quedaban en la parte de abajo,
ya digo que esta persona, quería llegar a su Virgen, (entre otras cosas, para
agradecerle que estaba vivo) que todos los años lo hace, unas veces te quedas
cerca (muy pocas) y otras (la gran mayoría) bastante lejos. Pues no lo dejaron,
el suplicaba que lo dejaran pasar, se puso muy nervioso y los tres mayordomos
que allí estaban, hicieron caso omiso.
Conseguí hablar con uno de ellos,
persona a la que he apreciado siempre, y le dije que se estaban equivocando,
que no era justo, que cada uno tiene sus motivos y que hay que entender que la
Virgen es de todos. También le dije, que no grabé en aquel momento la
conversación por el respeto que le tenía, de haberlo hecho, hoy los que están
leyéndome, entenderían de lo que hablo, es más, le puse una comparación.
“parecían perros de presa, cuando se les da manga”.
Este señor, quedó fuera,
desconsolado y llorando, pero no solo él, todos los que vimos semejante
actuación, nos quedamos de la misma forma.
No había pasado cinco minutos,
cuando un chico con un bucio, pasó la valla, y desde allí tocaba, no hacía nada
más, había sitio, ya que muchos tambores no pasaron y tocaban desde abajo.
Recuerdo verlo mirando a la Virgen y tocando, cuando un agente de la autoridad,
desde la calle, le gritaba para que saliera, él se negó. Volvió a gritarle y él
seguía tocando su caracola, el agente muy nervioso, destrabó la valla, cosa que
le costó, supongo que por los nervios, de ver a alguien que no le hacía caso y
llegó hasta él, lo agarró del brazo y lo empujó, el chico seguía negándose,
entonces pasaron más agentes y entre todos lo sacaron de allí, podían haber
siete u ocho guardias, cierto es que no los conté, la gente estaba asombrada,
les gritaban a los policías pero ellos a lo suyo, a sacar a aquel “delincuente”
que se le había ocurrido tocar el bucio, en el lugar donde estaban los
tambores. Sé que algunos, grabaron con sus móviles lo que allí pasaba, no
sé si han hecho algo con esa grabación,
si la han borrado, si tienen miedo a publicarlo, o si han hecho buen uso y se
lo han enseñado a quién corresponde. El caso es que a este chico que cumplía
con su promesa, lo echaron y de muy malas maneras.
Eso sí, la banda de música tenía
su lugar al ladito de la Virgen, los peregrinos que llegan cansados, agotados,
pero ilusionados no, pero ellos sí. Otra sorpresa es cuando conseguimos entrar
a la iglesia, allí sonaban los tambores y los bucios. Y de buenas a primera
empiezan a mandarnos a callar, porque un grupo de jóvenes así anunció el cura,
iba a cantarle una canción a la Virgen, y se hizo el silencio. ¡¡¡Oh Dios
Mío!!! Una letra, preciosa, emotiva se escuchaba, a estos chicos se les dejó
pasar y tener su sitio delante mismo de Nuestra Señora y como si de un concurso
de murgas se tratara, hicieron su actuación. Y digo concurso de murgas, porque
efectivamente quien estaba actuando era una murga. ¿¿¿Una murga en la
iglesia??? Señores Mayordomos, creo que han perdido el norte.
Quiero dejar muy claro, que no tengo
nada en contra de la murga, que lo hicieron muy bien, pero simplemente que no
es el sitio. Entiendo que las murgas son para carnavales, que tienen su lugar
desde mediados de enero hasta casi marzo, para ellas. Dicha murga, había actuado el
viernes en el teatro, lugar digno para ella, junto a solistas y verseadores de
lujo. Pero, ¿¿¿en la iglesia???
En dicho espectáculo, “Coplas a
Las Marías”, se pagaba la entrada, cierto que a seis euros, pero algo que se
supone que es para el pueblo, y que en los momentos que vivimos, de crisis,
podría haberse hecho allí mismo sin cobrar, o en la plaza Grande, para alegrar
a todo el mundo y no, a unos pocos privilegiados que son los que tienen dinero
y pueden pagar dicha entrada.
Otro señor, me contaba que lleva
veinte años y no es una cifra hecha a la ligera, porque hizo las cuentas
delante de mí, diciendo… mi hija tiene 22 y yo llevo con esta promesa, 20 años.
Bajar la rama y después de que la gente empiece a salir de la iglesia, dejar mi
sombrero y darle un beso al manto, pues hasta eso, este año se lo quisieron
impedir, y palabras textuales de alguien a este señor, fueron: “es que, si te
dejo en qué vamos a convertir esto”
Que a alguien, que siempre
participa con Las Marías, le hayan regalado algo para la virgen, como una
simple calabaza y le dijeran, “llévasela a la virgen” y decirle que no, porque
esto no es una romería ofrenda, a ustedes que más les da, recogerla y
entregarla a la iglesia, a cáritas o a una familia que no tenga recursos, ¿tan
difícil es?
Si hablamos de tradición, me podrían
decir, ¿de dónde han sacado el baile de la Virgen? Queda muy emotivo ver,
cuando llegamos a los pies de Nuestra Señora, que nos recibe moviéndose a un
lado y a otro, como si la estuvieran meciendo, pero y eso por qué, qué razón
tiene, se hizo el año pasado y ha vuelto a hacerse este año, para que me
entiendan, es como si en el transcurso de la rama, pidiéramos "agua,
agüita, la rama está sequita”, no señores, eso no nos pertenece.
Si recuerdan como empecé este
texto, les diré que tampoco se puede pasar por delante de la Virgen con gafas
de sol, te dicen: o te las quitas o no pasas. Pues deberían echar un vistazo a
todas las fotos que existen del día de la romería para que vean, que unos sí y
otros no, el mismo que dice que no puedes pasar, este año las llevaba puestas,
claro que dirá que las necesita, y no voy a ser yo la que diga que no es así,
pero han pensado que a lo mejor, las demás personas que van también las
necesitan. También me gustaría que se fijen en la vestimenta completa, se llegó
a decir en programas de radio y televisión, que tampoco cuesta tanto dinero
vestir bien, para pasar por delante de la virgen. Eso es, ¿para todos o solo
para algunos? Existen fotos de personas, con zapatos que nada tienen que ver
con lo tradicional, cantándole a la Virgen y con los Mayordomos detrás.
Señores Mayordomos, ¿ustedes no
creen, que deberían replantearse el origen de la Fiesta de Las Marías?
Doscientos tres años del voto hecho en Vergara, presumiendo siempre de la pureza
de las fiestas, de la promesa hecha por los campesinos, a Nuestra Virgen de
Guía, que con ramas y caracolas intentaban espantar al cigarrón.
Con el dolor de mi alma, les digo
que piensen que la gran protagonista de toda esta historia, es LA VIRGEN DE GUÍA,
LA VIRGEN DE LAS MARÍAS, y que si a ella le preguntaran, estoy completamente
segura, que no le importaría como fuesen a verla, con tal de que fueran, pero
que entiendo que hay que establecer unos parámetros, unas normas, si queremos
conservar la tradición, claro que sin menospreciar el fervor, la convicción,
los ruegos, las promesas hechas por toda persona que se acerque ese día a
nuestra Señora y sobre todo, el agradecimiento.
También diré que me parece
encomiable su labor, la de los Mayordomos, pero que se dediquen a eso, a lo que
han hecho siempre, a mantener y conservar la tradición no a inventar.
¿Mantenemos tradición o creamos
espectáculo?
Mi gratitud a todas esas personas, que de forma
anónima, sin un nombre que las avale, año tras año, están ahí, cumpliendo con
la promesa y que aún estando cansadas de ver tantas injusticias, me pidieron,
que no fuera dura al escribir, porque se trataba de nuestra Fiesta de Las
Marías.
Habrán podido comprobar, que no
he nombrado a nadie, pero que sí doy la cara y digo lo que he visto, si quieren
hacer algún comentario al respecto bienvenido sea, pero eso sí, con nombres y
apellidos como lo he hecho yo, dando la cara y con respeto.
La Fiesta de Las Marías, es un sentimiento.
¡¡¡QUÉ VIVA LA VIRGEN DE LAS
MARÍAS!!!
LYDIA DÍAZ PÉREZ