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martes, 29 de junio de 2010

* LA RAMA CHICA

Pues allí, al oscurecer, nos pusimos en camino Lydia Díaz y yo. La noche, espléndida; la luna, se enseñoreaba en lo alto como jugando al escondite... el silencio de la noche que suele ser la constante en el Valle, se quebraba por las notas contagiosas de la popularísima Banda de Agaete. Nuestra primera visita, fue al Santo patrono, San Pedro. Una talla entera que goza del cariño y la devoción de los naturales de la zona... Olía a tomillo, poleo y una enorme variedad de plantas aromáticas, que en estas fechas tiene un gran poder sanador o de alivio.

ALFREDO AYALA DELANTE DE SAN PEDRO

Abrazos a los amig@s, paradas en los chiringuitos y visita obligada al bar/restaurante... Había un rehogado de judías que me tentaban y unas garbanzas que decían "cómeme, cómeme". Lydia y yo, pudimos resistir la tentación. Javi, nos atendió desde el interior del mostrador...es joven, atento, listo y sabe lo que se trae entre manos, aunque no le gusta que lo molesten cuando está sacando la cuenta. La abuela, me lo decía: yo siempre lo he educado a que sepan trabajar... Aquí tienen su porvenir y su profesión...Aquella, decía orgullosa, es mi nieta, la mayor: desde los 9 años ya estaba en estos menesteres. ¡¡Estoy orgullosa de mis nietos!!!

BANDA DE AGAETE

Y mientras, La Banda, desde fuera anunciaba que estaba a punto de despedir a los romeros que partían en busca de la Rama.


"La Rama Chica", le dicen unos como queriendo devaluarla. Yo la encontré auténtica, sentida... La victoriosa Banda de Agaete, que ganó el segundo premio de bandas en Francia, parecía que estaba debutando... sus componentes con los que tanto Lydia como yo, tenemos una honda amistad, tienen el entusiasmo y la ilusión de quien hace su debut... Hay gente nueva y veterana... Uno de ellos, su presidente, era de los que cobraban en mi casa el recibo de aquel famoso establecimiento que se anunciaba: "desde un alfiler a un elefante". Era la cadena “Quillet” (los que peinamos canas sabemos a qué me refiero) que ya no está en activo.


Al golpito, empezamos a caminar por la pina subida. No me atreví. Lo dejamos para la gente nueva. Nosotros, en otras ocasiones ya habíamos realizado el recorrido y dormido en lo alto... Allí recuerdo una de las veces que estuve con Antonio, el del Risco, hoy empleado municipal y amigo (las alturas unen) y uno de los hijos de Mercedita, la del café (una mujer a la que habría que hacerle un monumento por seguir pegada a la tradición de aquellos cafés que te “jincabas” y que decía al ofrecértelo con muchísimo orgullo: ¡¡es café de Agaete!!... en verdad, una joya.

Ya era tarde, el reloj apuntaba casi las dos de la mañana. Era hora de regresar. Poco a poco a medida que íbamos avanzando, la música se iba quedando atrás.


Adiós "Rama chica", para nosotros desde el 27 de junio, "Rama irrepetible" y fiesta sana, donde las haya.

Señor Calcines, consérvela. Merece la pena.

ALFREDO AYALA OJEDA

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