Ya son historias del 2013, la Ofrenda a Virgen del Pino en Gran Canaria… Ya la Candelaria (el Bien), derrotó al Diablo de Tijarafe (el Mal), en la isla de La Palma… Queda el recuerdo multitudinario de las fiestas en honor de Nuestra Señora la Virgen del Socorro, en Güimar, Tenerife… También la romería de “Los Remedios”, en Lanzarote…
Pero Septiembre, festivo nos depara otros actos. Otras fiestas…
Llegan las Marías, en Guía de Gran Canaria; la Peña, en Fuerteventura ; la Virgen de los volcanes, en Lanzarote y en La Aldea de San Nicolás de Tolentino, “la bajada de la Rama”, Romería Ofrenda al santo patrono y como no: “El Charco”, el acto más popular y reivindicativo de las fiestas que se avecinan…
La Aldea de San Nicolás, en estos días, se hace corta para albergar a tantos visitantes. Llegan desde todos los puntos de dentro y fuera de la isla de Gran Canaria. “El Charco”, une a propios y extraños. El día 11, desde temprana hora, las parrandas parten desde el casco urbano en dirección al muelle de la Playa. Algunos portan distintos útiles de pesca. En el muelle, se baila se canta y se aprovecha para darse un remojón. Las bandas de música le devuelve a los participantes las energías perdidas en la noche más larga del año: “La Verbena de la amanecida”… Otros se van apiñando en el parque “Rubén Díaz” acomodándose en las escasas mesas existentes y a la fresca sombra de los tarajales… No paran las parrandas y la fiesta se va haciendo grande, multitudinaria. Es, el punto de encuentro.
Muchos, para no perderse detalle del festejo, van buscando acomodo en la línea de cal que bordea el Charco, encalmado, repleto de lisas. La línea, se respeta. Nadie, se atreve a traspasarla… Cuantos bordean la línea, llevan en sus manos unas piedras vivas que golpean repetidamente haciendo un ruido característico y admonitorio. Es un aviso serio para que nadie – podría ser apedreado- se adentre en el Charco, antes de tiempo.
La Banda de Agaete, atrae con su música notas que van quedando ahogadas por la multitud… Muchos, visten con chaqueta y corbata; otros con atuendos de pescador… Con ello, se continúa dando una viva respuesta a la intolerancia del Obispo Delgado Venegas que en 1.776 montó en santa cólera con estas palabras:
"Que hallándose su Iltma. informado del desorden que siempre ha avido en este lugar quando se celebra la embarbascá o fiesta del Charco, que está donde dicen la Mar Ciega, echándose en el mezclándose hombres y mujeres casi desnudos, olvidando con las obligaciones de cristiano, aquél pudor y vergüenza, natural de todo racional, pecando mortalmente en tan depravada diversión, no sólo todos los que se echan en el charco, sino tambien aquéllos que conociéndose frágiles y en peligro próximo de caer en alguna tentación, se hallan presentes; por lo que siendo preciso dar una providencia que corte este abuso tan perjudicial a las buenas costumbres, manda su Iltma. pena de excomunión mayor IPSO FACTO INCURRENDA, de cuatro ducados de multa que se le sacarán aplicados desde luego a la fabrica de la iglesia y de quince dias de carcel. Que ninguna mujer se entre en el charco cuando se [embarque] ni en otra ocasión mezclandose con los hombres, y a estos bajo las mismas penas no lo hagan delante de las mujeres desnudándose enteramente”.
Pero tan celoso pastor de almas no debía conocer bien el talante de los aldeanos. Estos, para no incurrir en pecado mortal, que no en gravosas sanciones, decidieron seguir con la tradición remojándose, vestidos y hasta con zapatos. Así ha sido reforzada esta tradición hasta nuestros días.
Por eso decimos que para conservar la tradición disfrutemos de estas fiestas de reminiscencia aborigen. Conservémosla.
Al Charco, sí… pero vestidos.
ALFREDO AYALA OJEDA
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