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jueves, 20 de septiembre de 2012

* DEL GOLPE DE CALOR AL "TEMBLIQUE"...

El pasado sábado, capté unos cientos de fotografías para el blog que comparto con mi mujer Lydia Díaz. Con la suficiente antelación, nos habíamos repartido el trabajo. Ella, con tambor y bucio, (tal como dicta la tradicional promesa votiva) iba acompañada de sus hijas Mar y Yaiza, su madre Guiller, sus tíos Juan Pérez y Edelmira. Iniciaban el recorrido de la Rama desde Montaña Vergara. Yo, iba a la inversa, comencé peinando la zona desde la iglesia de Santa María de Guía en dirección a la Cuesta de Caraballo, a su encuentro… 


Con mi cámara Nikon, “al golpito”, porque uno no está pa´ muchos trotes, tomé distintas fotos de los balcones ricamente vestidos… Largo rato estuve en el frontis de la casa de Los Morenos y saludé a parte de la familia, que tuvo la gentileza de dejarse “afotiar”. 

El calor era intenso y había que tomarse el recorrido, con muchísima calma… Paré, en San Roque, para refrescarme. Compré, en la venta de Violeta, una botellita de agua y unas pastillas sin azúcar, para evitar alguna bajona… En la ermita, en sus escalinatas, se había depositado algunas ramas de eucaliptus que poco a poco, iban desapareciendo por cuantos acudían a este punto estratégico. El ambiente festivo crecía por momentos. Los más pequeños, con su ramito, las cimbreaban en el aire aromatizando los alrededores de la ermita… 

Tras el encuentro con la familia, en las inmediaciones del hospital, con papagüevos y romeros, con ramas, tambores y bucios, emprendimos el camino hacia el encuentro con la Virgen de Guía… Los Mayordomos, se veían impotentes para controlar la gran avalancha humana… En el interior del templo numerosas cámaras intentaban hacer la foto del recuerdo, mientras bucios y tambores, saludaban a la virgen. Los rostros reflejaban esa mezcla de agotamiento y regocijo. 

Ya en la noche, después del festival folclórico, regresamos a casa rendiditos. A mí, que me gusta el boxeo con locura, estaba dispuesto a ver, en directo, por Marca TV, la disputa del campeonato del mundo entre Chavez Jr y Margarito. La hora de comienzo estaba anunciada para la 1, pero el combate terminó a las 5.30. A la mañana siguiente, a las 9h me puse en pie y me preparé para estar junto a la virgen, en su día más señalado. 

Numerosas fueron las imágenes que capté y que Lydia va capturando y publicando en el blog. Numerosos, también, los saludos a los amigos que habían llegado al festejo, desde apartados puntos de Archipiélago…. 

De pronto, rendido por la falta de descanso y de otro lado entusiasmado por querer estar en distintos ángulos, me sorprendió “la bajona”. Con la vista nublada, tambaleante, llegué al lateral de la iglesia, donde estaba ubicada Lydia con la familia. Me senté y sentí que las fuerzas me abandonaban… Lydia, intentó reanimarme despojándome de camisa y secándome el sudor… Me cacheteó buscando mi reacción y me descamisó y descalzó… De pronto, una mano amiga, Alberto Cabrera... Venía acompañado de una compañera médico de urgencias del Hospital Insular… Pinchazos, medidas de glucosa, tensión… ¡¡¡Una coca-coca!!! Dele un buchito… mientras seguían observándome… Rápidamente, el estetoscopio recorrió distintos puntos del pecho y espalda… lo mejor es trasladarlo en una ambulancia hasta el centro… ya está recuperado, pero por precaución vamos a observarlo en el centro…

Todo transcurrió con rapidez…Numerosos amigos acudían hasta el lugar para saber de mí. Me transmitían ánimos… Me trasladaron al ambulatorio en una ambulancia donde me hicieron las correspondientes pruebas y comprobaron que el “susto” había pasado…. 

Pregunté en el centro ¿qué me ocurrió? Y me dijeron que fue un golpe de calor por las altas temperaturas… A las cuatro de la tarde, abandoné el centro y por mi propio pie regresé al corazón de la fiesta… 

Quiero por ello, ante la imposibilidad de hacerlo personalmente, expresar mi agradecimiento a la Doctora Carmen Rodríguez y a sus padres, dos viejos conocidos de Tenderete y Bodegas; al amigo Alberto Cabrera, chaqueta roja del Aeropuerto de Gran Canaria y director del grupo “La Trova”, al médico y auxiliares del centro de salud de Santa María de Guía, al servicio de Emergencias.

Sin embargo, dejaría de ser yo, si a este momento no le sacara esa chispa humorística… En el ambulatorio, cuando entré, me pareció un inmenso ventorrillo. En sus asientos, numerosos eran los que esperaban, perfectamente ataviados con vestimenta tradicional. Algunos familiares, me dijeron que éramos catorce, los que habíamos recibido atención por el “golpe de calor”… Fue como una romería chica, donde afortunadamente, todos pudimos contarlo, aunque el susto quedara en el cuerpo y en el grueso libro de las anécdotas personales.

Con las “temblaeras” un poco más recuperadas, ya sin “temblique”, me "jinqué" un vasito de vino, un trozo de queso de Guía, unas lapas que me ofrecieron en el camino y una ropa vieja que Edelmira prepara como nadie…

Gracias a todos y mis disculpas por si alguien se me quedó en el tintero.

Por cierto, ya Lydia recuperó el color y yo, ya tengo firmeza en las piernas, esas extremidades inferiores que los antiguos llamaban “las temblaeras”.

ALFREDO AYALA OJEDA

2 comentarios:

  1. FELI RODRIGUEZ SANCHEZ22 de septiembre de 2012, 21:18

    pero amigo alfredo que susto verdad ,tu si estabas mal no lo notaria ,pero lydia y los que estaban contigo si,me alegro que estes ya recuperado, pues no estamos para sobresalto
    y tu como gran profesional otra vez a la fiesta en lugar de ir a tu casa a descansar
    muchos besos y me alegro que fuera un susto nada mas, quiero tenerte entre mis amigos mucho tiempo

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  2. Lo cierto es que cuando paré el motor y me reuní con la familia y salude a Lidia E. Berriel, me encontraba bien. A gustito... La charla prosiguió con otros amigos y familiares... Me senté, al fresquito de los gruesos muros de la iglesia. Creo que me derrumbó el agotamiento y me sentí laxo, sin fuerzas y con ganas de cerrar los ojos... Por fortuna, mi ángel de la guarda, Lydia Díaz, que me conoce como nadie, me vio mal, descolorido, sudoroso y puso en marcha la maquinaria del remedio. ¡¡Menudo susto se llevo la pobrecita!!. Por fortuna, todo quedo en un susto. Uno mas...Lo demás, ya lo he contado... Gracias por tu preocupación amiga Feli

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