Hace mucho tiempo, quizás más del debido, empecé a contar historias envueltas en sentimientos, sobre árboles singulares o históricos de Canarias. No recuerdo exactamente como comencé a interesarme por cada uno de ellos. Pero hurgando en mi interno “disco duro” llegué a la atinada conclusión que todo tuvo su comienzo cuando una tarde, en el jardín de mi tío, debajo de un exuberante flamboyán, jugaba con unas espigas de las que sobresalían unas flores llamadas “conejitos” que al hacer presión sobre ellas abrían y cerraban su boca. Recuerdo que mi tío, JUAN SOSA SUÁREZ “BELARMINO” me agarró de la mano y me llevó unos metros por debajo de su casa, hasta una triangular plazoleta que recibían la sombra de unos majestuosos laureles de indias.
A la sombrita, sentaditos en un banco de piedra de Arucas, me contaba historias tendentes a llamar mi atención… Una de ellas, referida al viaje realizado por aquellos majestuosos árboles que llegaron a las islas tras un larguísimo recorrido… Me contó, cuánto lamentaba haber apedreado con su inocencia de niño, tan bellos ejemplares… y me habló desde lo más profundo de su alma de poeta, con infinita ternura. No alcanzaba mi estrecho conocimiento a encontrar sentido a sus versos, hasta que años más tarde me dedicó una publicación poética: “Hojas del árbol caído, juguetes del viento son”…
Quizás, fue ese el motor que mi impulso a escribir, sobre algunos árboles…
Hoy, repasando apuntes, me adentré en la vida del irrepetible Atahualpa Yupanqui, que en el tema “Pregúntale a Juan”, me hizo reflexionar profundamente. Dice, a modo de introducción, con sensibilidad exquisita…
“No hay ni sombra, ni árboles… todo se fue… el hachero, de torso desnudo y hacha pronta, hablaba con el árbol… perdóname hermano. No es mi culpa… lo siento... Tremendo drama que tiene la selva poblada de pájaros cuando empieza a clarear el día y la selva enmudece: los hachazos, suena como campanazos… los pájaros huyen… ya no tienen por qué volver… la selva se queda sin canto... solo el hombre alguna vez reza y exclama: ¡por qué la tierra será del que no sabe sembrar!"
"PREGÚNTALE A JUAN"
SEMBRANDO LA TIERRA JUAN
SE PUSO UN DÍA A PENSAR
POR QUÉ LA TIERRA SERÁ
DEL QUE NO SABE SEMBRAR….
LE PIDO PERDON AL ÁRBOL
CUANDO LO VOY A TRONCHAR
Y EL ÁRBOL ME DIJO UN DÍA
YO TAMBIÉN ME LLAMO JUAN
TUVE EN MIS RAMAS UN NIDO…
YO SÉ TAL VEZ VOLVERÁN
LOS PAJAROS SIEMPRE VUELAN
YO NUNCA APRENDÍ VOLAR….
TAL VEZ UN DÍA PENSANDO Y PENSANDO
UN DÍA APRENDA A VOLAR.
TRISTE LA VIDA AL CAMPO
ARAR SEMBRAR Y ESPERAR,
EL VERANO, EL OTOÑO,
EL INVIERNO TODO IGUAL.
TAL VEZ PENSANDO UN DÍA APRENDA A VOLAR…
ALFREDO AYALA OJEDA
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