Las fiestas, se agolpan. Casi se solapan…. Termina una y nace otra… El verano, desde que aflora Mayo, cobra intensidad y el Archipiélago se convierte en escenario de júbilo, de devoción, fervor y sudor… Nadie queda ajeno, ni siquiera el presidente del Gobierno y un fleje de políticos que quieren estar en primera línea. Buscan el entronque con el pueblo del que solo saben que existe cuando se acercan las elecciones o en estas fiestas multitudinarias para engañosamente, posar para la fotito de rigor…
Acaba de finalizar la Bajada de la Virgen de los Reyes cita obligada con el fervor… Es una fiesta que casi se pierde en el tiempo. Bailarines que simulan con sus saltos, pasos y giros, el traslado de una manada de vejas… El pastor, vigilante, con su lata, lanza, o regaron, para que nadie intente entorpecer el camino marcado… La bandera española, ondeando, indicándonos a todos la ubicación del guio… mientras Pitos, chácaras y tambores endulzan el camino… Loas a la virgen escritas y recitadas con hondura… Paños tendidos que apiñan a familiares y amigos… Gorros multicolores… Son 28 kilómetros sembrados de sentimientos… Rayas de disputas, a veces de pleitos, de piques por no coger el tono que marca el pito para recibir a la patrona de los pastores… Así, hasta llegar a Valverde, su casa capitalina, donde permanece durante todo un mes…
En el Hierro reza un slogan que le sirve de resumen: “En el Hierro, hay de lo que no hay”…
Y llega San Benito puntual a la cita con el segundo domingo de julio. Un festejo que si bien hasta 1.964, tenía lugar el segundo domingo de junio cambió sus fechas por la actual de julio por motivos de la sorimba, chipi-chipi, nombres que se le da a esa lluvia finita que parece que no moja y empapa… Esta fiesta es la única romería regional del Archipiélago… Misa, bendición de ganado, pan bendito…. La Laguna, se engalana. Rivalizan los vecinos en adornos que penden de sus balcones y ventanas… A la romería, sumamente cuidada, no le faltan detalles… Bailarines herreños, suelen abrir el cortejo… Estos bailarines tienen un pacto: no bailar nada más que en presencia de una imagen sagrada… Ellos efectúan danzas procesionales que acompañan en su itinerante caminar a San Benito… Pero otros muchos cuerpos de baile, embellecen el recorrido: Danzas Gomeras, mientras las parrandas animan con sus cánticos el momento… Barcos que navegan por el asfalto usando como combustible la poderosa fuerza de las yuntas… Danzas de Flores, la danza más antigua de Canarias; danzas de cintas, carretas bellamente ataviadas… Personajes o grupos como los Sabandeños, la parranda Cuasquías, Achamán, y otros muchos…
O en soledad como Sixtito con su timple o el Ventoso con su caña que hace todo el camino regalando poesías…
San Benito, por si usted no la conoce, es una romería que merece la pena conocer y disfrutar…
Y detrás, la festividad de la Virgen del Carmen, la virgen que llegada desde interior, desde el monte Carmelo, se ha distinguido con la patrona de los pastores. Quizás los dos puntos más señeros y masivos son el Puerto de la Cruz, con la embarcación y en Las Isletas, en Gran Canaria…
Como escenario, por cercanía, el Puerto de la Cruz, fachada atlántica, tiene renombre y distinción. La Virgen, desde su ermita, es trasladada por los pescadores de la zona hasta la orilla de la paya. También San Telmo, ambas imágenes, mecidas por sus cargadores, escuchan con devoción la Salve y después se embarca… Numerosos jóvenes y menos jóvenes, abriéndose paso en la multitud, velan por la seguridad de las imágenes. Lanzan y golpean las calmas aguas, simulando una lluvia de confetis de mar y sal…
ALFREDO AYALA OJEDA
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