Hace tiempo que no tengo noticias del amigo Ramón “El Farero”, un hombre con el que paseé por la fina arena de Jandía, conversando… Su verbo, pausado, me transmitió su profunda convicción religiosa… Durante horas hurgó en su memoria y navegó por aquellos lejanos tiempos, de muchas penas y escasas alegrías… En nuestro caminar, sus huellas querían quedar impresas en la arena pero las suaves olas las borraban una y otra vez. Nos sentíamos robinsones en aquel lugar próximo al faro que atendió durante muchos años… Cada paso, un recuerdo… Su vida, era un grueso cuaderno de historias reales. De verdades como puños, que me contaba con auténtica naturalidad. Páginas de un vida intensa que escribió día a día… Curiosamente, conocí algunos pasajes de la vida este personaje ligado al mar, en una apañada celebrada en Cofete… Me puso sobre su pista el amigo Tony Gallardo… “Alfredo, - me dijo- hay un personaje mayor que ya conocerás cuando llegue el día grande de la Virgen del Carmen, cargando las andas. No hará falta que te lo presente, ni tampoco buscarlo. Él, puntual a la cita, rompe con todo lo establecido…
Y así fue. Después, de seguir con atención a la elaboración de un tradicional puchero con carne macho, encaminé mis pasos hacia la ermita… Allí, ratos de pie y otros sentados, vestido de militar, estaba Ramón. Rezaba. Miraba a la Virgen del Carmen con la misma veneración con la que una madre mira su hijo recién nacido… Me acerqué… Ramón, es alma y presencia en esta celebración… Octogenario, su figura castigada por los duros trabajos y por los años, siempre, al decir de los vecinos, encabeza la festividad de su virgencita del Carmen… Allí estaba a cumplir con su vieja promesa de acompañar y cargar las andas sobre sus cansados hombros… Ramón, -me dijo un conocido-, tiene sus razones de peso, de gratitud con Nuestra Señora del Carmen, desde aquella ocasión en que la guerra civil se fajó con saña, dejándolo en las puertas de la muerte… Él, viéndolo todo perdido, se encomendó a la Virgen del Carmen y le hizo una promesa firme: “Iré siempre vestido con uniforme de militar a la celebración de la Virgen del Carmen”… Es verdad que las fuerzas le han ido abandonando, que el tiempo todo lo cambia, pero Ramón sigue en su fe, personalizando a su manera todo el amor de este pueblo costero hacia su virgen…
Ramón, cuando lo vi, uniformado, con aire marcial, llevando las andas, se me antojó como el abandero de la Virgen del Carmen, la patrona de los marineros…
En otra isla, en otro escenario, la Virgen del Carmen, no se embarca como dicta la costumbre de los hombres de la mar. En Los Realejos, tras la santa misa, se procesiona por las pinas calles. La llevan hombres del Puerto de La Cruz. Le cantan con sus voces broncas, oxidadas por el tiempo… Aquí, en el Realejo bajo, se lleva hasta un altipano y desde lo alto, se le muestra al bravo mar del norte…
De mi blog de notas, extraigo estas sentidas palabras publicadas en 1.952 y del que es su autor Donatto Garcia García…
Porque es la Virgen del Carmen
una belleza ideal,
sus ojos son dos luceros
su boquita un coral.
Ella es la Madre divina
que nos roba el pensamiento,
a todos nos da el aliento y
nuestra vida ilumina.
Danos tu gracia divina
por tu Santo Escapulario
para que ayudando todos
levantemos tu Santuario
que las llamas destruyeron
con tristeza y dolor
el veintiuno de febrero
del año cincuenta y dos.
En La Isleta, por sus empinadas calles, antes del alba, la Virgen del Carmen, recorre los aledaños de su Iglesia. Amplio es el recorrido y numerosa la asistencia de fieles. Aquí, se vive con intensidad la llegada de su festividad… Numerosas alfombras, de sal, de flores y de tierra, le señalan el camino… Y desde primeras horas, al oscuro, se disponen devotos y curiosos a acompañarla…
En el Puerto de la Cruz, suele tener lugar el martes previo al día 16, la procesión y embarque de la Virgen del Carmen y San Telmo.
Es el día grande de la patrona de los marineros…Desde primeras hora de la mañana, se reparten ente los asistentes dulces, chocolate… En un costado del muelle, los grupos folclóricos van alternándose y creando un ambiente de fiesta y un interesante concurso de cucaña…
Las imágenes de San Telmo y de la Virgen del Carmen, son llevadas por pescadores de la zona, desde sus respectivas ermitas hasta la avenida… Antes de la embarcación, Chago Melián, suele dedicarle “Salve Reina de los mares” y seguidamente, en la recogida playa del Puerto de la Cruz, se efectúa la embarcación que, es verdaderamente espectacular…
Son numerosos los lugares isleños donde se venera a la Virgen del Carmen. Nombrarlos a todos es casi imposible. Por eso solo quiero terminar felicitando, a todos los que lleven por nombre Carmelo y Carmela que hay dentro y fuera del Archipiélago, especialmente a mi suegro: Carmelo Díaz, de Ingenio Blanco.
ALFREDO AYALA OJEDA
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