Después de diez
años de ausencia, volvía Tenderete. Corría por ese entonces noviembre de 1.983.
La reaparición del emblemático programa, en las instalaciones de la Feria del
Atlántico, con un decorado aún sin terminar, fue todo un acontecimiento que
paralizó la actividad en las islas… Durante la forzada desaparición Tenderete
había crecido en la consideración popular hasta cotas impensables... Una de las
tantas metas que nos habíamos trazado consistía, en la recuperación de grupos
que estaban en decaimiento, solistas dispersos,
parranderos de siempre y llevar el aliento a la gente menuda que un día
sí y otro también, ensayaba sin desmayo… Pretendíamos ser el revulsivo que
precisaba el folclore… Abrir una ventana por la que mostrar a propios y
extraños nuestro más preciado tesoro cultural.
Los componentes del
programa visitábamos semana tras semana, asociaciones, grupos familiares;
buscábamos información con folcloristas de todas las islas; cursábamos escritos
a distintos ayuntamientos para tomarle el pulso a la actual situación.
Muchísimos colaboradores arrimaron el hombro para que tan solo escuchar la sintonía del
programa la convocatoria ante el televisor fuera masiva… Los viernes, en directo, tocaba Tenderete y
eso para el pueblo llano era sagrado. La asistencia como público, se cotizaba… Asistir
al programa como simple espectador era, aguardar durante meses, una larga
espera. Incluso reservábamos unas invitaciones para que nuestros emigrantes o visitantes
ocasionales que estaban de paso pudieran disfrutar en directo el
Tenderete.
Fue, a mi juicio, la
mejor etapa del programa (noviembre 1.983 a junio de 1.985)… Cada semana, un
reto. Las charlas, conferencias, encuentros
folclóricos, investigaciones, ensayos, se sucedían. El plató de la Feria del
Atlántico se hizo corto para albergar tantas inquietudes juntas… Empujado por
la necesidad de llevar nuestro mensaje a todos los rincones dentro y fuera de
las islas, Tenderete viajó a cada una de ellas, incluida La Graciosa. También a
Venezuela… En una de esas visitas, nos reunimos en distintos puntos con nuestra
gente joven… Pequeños que ensayaban sin desmayo… Pequeños que constituían el
semillero y relevo generacional… buscamos a los “Tenderetitos” en el sur de
Gran Canaria y visitamos Geneto, en la Laguna, donde un puñado de jovencitos
intérpretes habían empezado a cimentar los primeros pasos de una agrupación que
andando el tiempo se ha ido consolidando como uno de los grandes grupos del
Archipiélago: la Agrupación Folclórica Princesa Iraya… Los responsables del
grupo nos habían enviado la documentación y hasta allí fui para escucharlos. La
verdad, quedé sorprendido y en 1.984, debutaron en Tenderete. Fue un sueño
hecho realidad para aquella chiquillería… Después, ya más creciditos, he vuelto
a disfrutar de su magisterio en La Bodega de Julián…
Por eso, para mí, con la
distinción del III Galardón Princesa Iraya que me entregaron el pasado día 25
de noviembre, fue como un encuentro entre amigos que tenía lugar 27 años después de aquel encuentro afortunado.
Princesa Iraya, con
penurias y alegrías, con dedicación y trabajo, están próximos a cumplir tres
décadas dedicadas al folclore, a la investigación de una de nuestras señas de
identidad más ricas y variadas del mundo.
El amigo Félix Román
“El Grande”, con su certera pluma y en atinada crónica del momento describió
con todo lujo de detalles lo sucedido en este XXIX aniversario de Princesa
Iraya.
Gracias amigos por
tenerme presente en su memoria.
ALFREDO AYALA OJEDA
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