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sábado, 10 de abril de 2010

* LA SAGA DE LOS DÁVILA

Al igual que otras sagas existentes en Guía, como pudieran ser las de los Ossorios, los Morenos u otras, de las cuales hablare en su momento, la de los Dávila destaco siempre por su gran sentido musical y folklórico, cuya inclinación llevo a la misma a brillar esplendorosamente en estas artes a lo largo de los años, y así ha quedado acreditado y a pesar del paso inexorable de los tiempos, la excelencia musical de la misma sigue vigente en unos jóvenes y otros quizás menos jóvenes que seguimos practicando con verdadera elocuencia esta forma cultural que tanto ha tenido que ver en el conocimiento de nuestro pueblo más allá de nuestras fronteras.

Existen unas nuevas generaciones que han sabido mantener y posiblemente agrandar el relicto musical que heredaron de sus padres y abuelos, -los Dávila-practicando con verdadera elocuencia y maestría todo lo que significa la esencia misma de la música en todos sus aspectos y contenidos, haciéndolo sin desmerecer el grandilocuente desarrollo que sus antepasados les dieron.

Aunque casi todos los descendientes de tan ilustre familia musicalmente hablando residen fuera de Guía, me consta que siempre recuerdan con nostalgia que sus orígenes musicales obviamente tuvieron como cuna a
nuestro pueblo, y así lo manifiestan con verdadero orgullo. Para que este trabajo tenga el sentido estricto y riguroso que le quiero imprimir, tengo que remontarme hasta el año 1876 del siglo XIX, donde aparece el primer Dávila músico del cual tengo referencias, que luego le daría paso a cuantos han venido detrás, me refiero a Francisco Dávila Suárez, más conocido por maestro Pancho Dávila, hermano de mi abuelo y padre de Juan Francisco, Bernardo, Alberto y Francisca Dávila Ossorio, que fue un excelente tocador del clarinete, la flauta y la guitarra. Su sabiduría musical se la traspaso a sus hijos y a su sobrino Juan –mi padre-, los cuales acreditaron durante toda su vida unos conocimientos musicales extraordinarios, ya que protagonizaron los más grandes eventos qué se hayan podido desarrollar en Guía en estas lides y que todavía hoy se recuerdan.

Con el fin de ubicar la forma de interpretar que tenían estos miembros de la citada saga, estimo necesario analizar la trayectoria de cada uno en su contexto, empezando por mi tío abuelo maestro Pancho Dávila ya citado, el cual destaco como componente de la Banda Municipal de Guía, tocando indistintamente el clarinete y la flauta, además de tocador de la guitarra en la Rondalla de la Sociedad Cultural, que por aquellos tiempos existía en nuestro pueblo cuya sede social estaba situada en la casa donde hoy tiene la
peluquería Ñito en la calle Marques del Muni lindando con la bajada del Lomo Guillén.

Entre los miembros de esta familia fueron destacando, por este orden los hermanos, Juan Francisco, Bernardo y Alberto Dávila Ossorio, ya citados y Juan Dávila González. Más tarde a estos se unieron sobrinos y primos pertenecientes a la misma saga, a los cuales iremos citando según vayamos avanzando en el desarrollo de este trabajo.

Juan Francisco Dávila Ossorio, fue un músico de los que marcan una época, instrumentista, arreglista y un virtuoso interprete con el clarinete, el violín y la bandurria. Formo parte de Orquesta de Pulso y Púa Tirma fundada por Don Teófilo Morales y Martínez de Escobar. Insigne profesor de los tres instrumentos citados. Componente de la Banda Municipal y Director de la misma en diferentes ocasiones. Director de la Agrupación Folklórica Princesa Guayarmina en dos ocasiones, desde 1941 hasta 1946. Murió relativamente
joven lo que no fue óbice para que dejara una impronta bastante aquilatada de su gran preparación musical.

Orquesta de Pulso y Púa “Tirma” de Santa María de Guía, año 1928

Bernardo Dávila Ossorio, su paso por la música fue efímero, ya que una vez que obtuvo el Titulo de Practicante, abandono la misma definitivamente. Buen instrumentista con el cornetín, fliscornio y la guitarra. Mi padre me comentaba que con motivo de un concierto que dio la Banda Municipal, teniendo Bernardo solo 18 años, de la cual era miembro, en el viejo tabladillo juntamente con la Banda Militar del Regimiento de Infantería 50 de Las Palmas, le correspondió hacer el solo de la “generala” de la obra “El sitio de Zaragoza”, su interpretación
fue tan magistral desde la azotea del casino, que los bigotudos componentes de la banda militar lo felicitaron y hasta lo mantearon, fue un éxito más de la esencia musical que Guía siempre ostento.

Alberto Dávila Ossorio, acredito durante toda su vida un comportamiento musical extraordinario, tocador del clarinete y la guitarra, concertista, arreglista, folklorista, el primo Alberto ejerció con verdadera maestría este arte de elocuente hermosura. Bastante joven se incorporo a la Orquesta Pulso y Púa Tirma que fundó y dirigió don Teófilo Morales y Martínez de Escobar, clarinete principal por oposición de la Banda Municipal de Las Palmas de Gran Canaria, componente de la Banda Municipal de Guía cuando esta era dirigida por don Virgilio Hernández conocido por “el viejo”, donde destaco brillantemente dado su buen quehacer, miembro de la Agrupación Folklórica Princesa Guayarmina hasta el año 1949 que paso a la Tirma Guíense constituyéndose en uno de los directores musicales de la misma. Como concertista actúo en diferentes
teatros, sentía verdadera predilección por la música compuesta por Francisco Tárrega (1852-1909), así en muchas ocasiones le oí interpretar las obras más brillantes del citado compositor, tales como; Lágrimas, Alborada, Capricho árabe, Variaciones sobre el Carnaval de Venecia, Pavanas, etc., todas estas piezas citadas las interpretaba de memoria. Habiendo hecho referencia hace algún tiempo en un trabajo, en el cual citaba a Alberto como insigne concertista de guitarra, recuerdo que decía entre otras cosas, “a modo y manera de Regino Sainz de la Masa, Narciso Yepes o Andrés Segovia salvando las distancias…..”, alguien de Guía, entrañable amigo que fue de Sebastián Godoy conocido por Chanito el practicante y miembro de su Rondalla, del cual me reservo su nombre, me increpó diciéndome “que yo estaba loco al hacer semejante comparación”, le contesté “que por qué un músico guíense no podía ser al menos en plan humilde comparado con estos eximios guitarristas” nunca me contestó, lo que me dio pie para dar por terminada la embarazosa discusión. Como culminación a su excelente trayectoria musical, formo parte de la Orquesta de Pulso y Púa del Real Club Victoria de Las Palmas y fue Director de la Banda Municipal de Guía durante bastantes años.

Alberto Dávila tocando la guitarra junto a una hermosa dama

Juan Dávila González, primo hermano de los anteriores, recibió de su tío maestro Pancho Dávila, las primeras lecciones musicales, así como el conocimiento de los diferentes instrumentos de cuerda que a lo largo de su vida toco (la guitarra, bandurria, vandola, mandolina, la flauta, saxofón tenor y especialmente y sobre todo el laúd, su instrumento preferido y más tarde el contrabajo), no obstante decir que se especializo en el toque de laúd, del que se dijo era todo un virtuoso. A la edad de 16 años emigró a Cuba y una vez en
la Habana con apenas 17 años ingreso en la Orquesta de Pulso y Púa de la Quinta Gallega, que dirigía un eminente músico gallego llamado Amadeo Vides, su consagración como laudista no se hizo esperar, y rápidamente pasó a ocupar la plaza de laúd principal de la citada Orquesta, con esta se exhibió por los mejores teatros de Cuba y países adyacentes, uno de sus éxitos más sonados como componente de esta Agrupación, lo llevo a cabo interpretando en el Teatro Nacional de la Habana, el solo de la “Siciliana” de la pieza “La caballería rusticana”.

Juan Dávila González durante su estancia en La Habana (Cuba)

Una vez regresado a Guía, se incorporo al ejercito sirviendo en Artillería Montaña en La Laguna, pasando a ser componente de la Rondalla del Orfeón la Paz de la citada ciudad, una vez licenciado al igual que sus primos Juan Francisco y Alberto, se incorporo a la Orquesta de Pulso y Púa Tirma que fundó y dirigió don Teófilo Morales y Martínez de Escobar, como único laúd.
Fue componente de la primera Princesa Guayarmina, que fundara don Francisco León Padrón, fundó y dirigió la Rondalla de la Atalaya con la que cosecho grandes triunfos. Dirigió y coordino juntamente con don Luís Prieto García y don Ángel Portugués Hernando las diferentes Rondallas del Frente de Juventudes de la provincia de Las Palmas. Componente de la Banda Municipal de Guía con el saxofón tenor. Durante muchos años componente de la Orquesta Mejías con el contrabajo, dirigió diferentes grupos musicales en Guía, fue un miembro destacado de la Orquesta Pulso y Púa del Real Club Victoria, orquesta está auspiciada y creada a instancias de don Virgilio Suárez Almeida, don Luís Suárez y don Domingo Campos, presidente y directivos del citado club y que sabiamente dirigió don Luís Prieto. Actúo desinteresadamente en muchos actos benéficos destacando entre estos, los que se llevaron a cabo para recaudar fondos para la construcción de las iglesias de Anzo y la de la Atalaya. Juan Dávila, era también un buen coplista y verseador, y aunque durante su vida compuso muchos versos y coplas, que eran interpretados con
ritmos de isas, folias y malagueñas, aquí y ahora con el fin de no cansarles, solo quiero citar una que se la dedicó a un señor de Guía que estaba en amores con una prostituta, que se llamaba Matelles, con la cual se quiso casar, y que decía así; “Ahora dice Matelles que no se casa con los muebles comprados y Pepe en casa”.

Orquesta de Pulso y Púa del Real Club Victoria de Las Palmas de Gran Canaria

Antonio del Pino Dávila, primo hermano de los anteriormente citados, tocó durante algún tiempo el bombardino en la Banda Municipal de Guía. Su singladura como músico fue bastante corta ya que su dedicación a los negocios hizo que se alejara de la música siendo bastante joven.
Estos miembros de la familia Dávila que he citado, además de encumbrados músicos, eran insignes folkloristas, arreglistas e investigadores de nuevos aires tradicionales y de otro tipo de música arraigada toda ella a los principios fundamentales de los más emblemáticos toques de Centroamérica, tales como, pasillos colombianos, danzones, cumbias, rumbas, zambas, joropos, etc.

Francisco Vega Dávila, nieto, sobrino y primo de los anteriormente citados, excelente tocador de la guitarra y buen cantador, fue componente de la Agrupación Folklórica Tirma Guíense, del conjunto rítmico Tirma, del grupo de Zarzuela y del Coro Sacro de doña Dulce María Guerra Alemán. Fue de los primeros cantantes que se atrevió con la interpretación de un bolero que se puso muy de moda en la época que era bastante difícil de interpretar llamado “La plegaria”. También fue componente de las Rondallas del Frente de
Juventudes, que tantos premios se trajo para Guía y que dirigía Juan Dávila González – mi padre- ya citado.
Del que suscribe decir y como no podía ser menos, que también fue tocador de la guitarra y del contrabajo, miembro de la Rondalla Tirma-Guíense, del conjunto rítmico Tirma, del Coro Sacro de doña Dulce María Guerra Alemán, del grupo zarzuelero existente en Guía en aquellos años y de las diferentes Rondallas del Frente de Juventudes, aunque tengo que reconocer que hace más de cuarenta años que no cojo una guitarra en mis manos, con la única excepción de hace unos pocos años que estuve tocando con Daniel Vázquez,
natural de Gáldar, (qepd) aquí en Maspalomas en el Centro de Mayores. Parece ser que la Saga de los Dávila se resiste a desaparecer, y ahora nos encontramos con los cuatro nietos de Alberto Dávila, hijos de Alfredo y Antonio Dávila Roque, residentes en Gáldar y que según la información que he recabado son unos extraordinarios músicos, los cuales citaré más adelante. Es interesante resaltar la gran relación existente entre la familia de los Dávila y los Ossorio y de estos con una parte de los Morenos, derivada de los matrimonios
que se llevaron a cabo entre miembros de estas tres familias.

La ciudad de Guía siempre fiel al desagradecimiento más ignominioso en lo que respecta al reconocimiento de los meritos contraídos por muchos de sus ciudadanos, olvida que algunos de estos llevaron la música y el folklore a muchos lugares del mundo e hicieron que el nombre de Guía fuera conocido y estimado en cuantas ciudades visitaron, sin embargo la obviedad de las autoridades de mi pueblo, quizás imbuidas en otros temas intranscendentales, que posiblemente generen beneficios y réditos a estos personajillos que se han constituido en dueños y señores de mi pueblo, sin tener ni tan siquiera un acta de concejal, pero que si disponen del poder suficiente para decidir lo que se debe hacer o no aun en contra de la voluntad de muchos guíenses que sentimos un gran amor y respeto por todo lo nuestro, hace que estos destacados seres tan queridos y añorados por todos permanezcan en el olvido, cosa que no sucede en otros pueblos cercanos al nuestro, citar como ejemplo al de Gáldar que siempre esta rememorando y recordando con eventos muy
lucidos a quienes le dieron honor y gloria a tan distinguido pueblo. Pero Guía siempre ha sido así, no reconocer los meritos de sus gentes forma parte de la idiosincrasia de este pueblo desagradecido, que sistemáticamente desprecia lo propio en beneficio de lo ajeno.

Eladio Alberto Dávila Sánchez con el uniforme de la banda

Volviendo al tema central que nos ocupa, sigamos hablando de la Saga de los Dávila, citando ahora si a los nietos, sobrinos, hijos y primos de los anteriormente citados, como son los descendientes de Alfredo y Antonio Dávila Roque, -que no residen en Guía- pero sus orígenes musicales como ya dije radican en nuestra ciudad.
Así tenemos a Eladio Alberto Dávila Sánchez, excelente clarinetista miembro que fue durante muchos años de la Banda Municipal de Gáldar, hoy Policía Municipal, Máximo Dávila Sánchez, extraordinarios intérpretes con la tuba, componente de la Banda Municipal de Las Palmas y ahora profesor del Conservatorio, ambos hijos de Antonio, José Alberto Dávila Guedes, clarinete, miembro de la Banda de Gáldar, Héctor Ramón Dávila Guedes, percusionista de la Banda Ajódar, estos últimos hijos de Alfredo. Según me han comentado todos han heredado de su abuelo Alberto unas condiciones musicales extraordinarias y así siempre lo han acreditado donde quieran que han actuado y siguen actuando. Esperemos que el paso de tiempo incremente la sapiencia musical de esta estirpe, que ya tiene muchos años de existencia, y que los Dávila podamos presumir del buen quehacer de nuestra familia que lo dio todo por la música.
Desarrollar y llevar a efecto este trabajo que aquí les presento, me ha producido una gran alegría además de una inusitada emoción, recordar a tanta gente querida con la cual tuve una entrañable relación me ha servido para recordar momentos muy felices de mi vida. Los personajes citados –algunos- lo dieron todo por la música y los que todavía se dedican con más o menos tino a la práctica de la misma estoy seguro que dejaran el pabellón de los Dávila en lo más alto, para ellos mi reconocimiento más afectuoso.

JUAN DÁVILA GARCÍA

1 comentario:

  1. El edificio del Victoria, en su momento, también conocido como el Costa Bella, se ignauró la víspera de la Nochebuena de 1954. Un nutrido público presenció el acto, una banda musical ejecutó alegres marchas, en La Puntilla, se quemaban tracan y se lanzaban fuegos artificiales. A las 20:OO llegó el Gobernador Civil Martín Freire; Virgilio Suárez Almeida era presidente del Real Club. Se nombró presidente honorario a Matías Vega Guerra y socio de mérito a Evadio Martín Guijo.Hubo una amena conferencia de Juan Álvarez Delgado, catedrático de Filosofía y Letras de la Universidad de La Laguna sobre sobre el sentido clásico de los deportes. Luego la orquesta del club actuó, desarrollando obras de Beethoven, Bach y Schubert. Los antedichos fuegos y tracas cerraron la histórica jornada.

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