LOS MEJORES FUEGOS DE CANARIAS
Cuentan y no acaban los propios del lugar, anécdotas y curiosidades sobre esta fiesta que, dicen los entendidos, que después de las Fallas valencianas, es la más importante de España. Basta, con darse una vuelta en víspera de tan señalada fiesta para comprobar que la veracidad de tales comentarios…
Este pique dura más de dos siglos y ha motivado la mayor exhibición pirotécnica del Archipiélago.
Algunos estudiosos sitúan el origen de esta rivalidad, entre dos calles, allá por 1.770, poniendo en su base la desigualdad social de dos grupos bien diferenciados: los propietarios de tierras, asentados en la calle de El Medio, conocida también como calle de "los marqueses", y los medianeros y pequeños campesinos que habitaban en la calle de El Sol.
Este pique ha hecho posible que hoy la procesión nocturna de la Santa Cruz, discurra bajo una lluvia de fuego y resplandores. Ya no se compite solo por las enramadas. De mayo a mayo, se desencadena una frenética carrera para recaudar fondos, destinados a poder superar en cantidad y calidad a los fuegos de artificio del contrario. Estos cuantiosos gastos, son aportados íntegramente por el vecindario mediante cuotas, donaciones y rifas, destacando entre estas, la famosísima superhartanga navideña.
Los hermanos Tostes descienden de una familia de fogueteros, que lleva doscientos años de tradición y magnífico quehacer; y la acreditada fábrica pirotécnica Santa Bárbara, se encargan de preparar las sorpresas de unos y otros.
Cuando se acerca el esperado tres de Mayo, ambas calles, la del Sol y la de En Medio, separadas por unos cuarenta metros, ayer barranco por medio, y hoy avenida, comienzan el tradicional y nunca apagado pique.
Lo aguardan impaciente, esa noche de fuego. Se dice que esta pasión pirotécnica no es otra cosa que la pervivencia de las antiguas hogueras de víspera, repetidamente prohibidas por las autoridades en siglos pasados.
Una vez más la primavera ha cumplido su promesa de dones y cosechas. Mayo, el buen mayo, asegura radiante que trabajo y semillas regresan vencedores de las horas inciertas y de la oscura noche de la tierra. Las flores, el verdor, los frutos que ya apuntan seguros dejan atrás incertidumbres y cavilaciones
Mayo eleva su luz como un canto de vida y de resurrección, que desde la naturaleza embarga el ánimo de los hombres y les dispone a la esperanza. No alcanza la memoria, aquellos tiempos cuando una humanidad agradecida idolatraba árboles y ofrendaba cuantiosos sacrificios a la vegetación. Han pasado milenios y el símbolo perdura. Otras son las creencias y el afán material de los hombres; pero la llamada de Mayo, la alegría que ofrece son un regalo maravilloso, a quien nadie ha sabido todavía negarse. Para la fe cristiana es la cruz una suprema verdad de vida y esperanza. El sacrificio de Jesús crucificado, suplicio atroz del que regresa triunfador del pecado y de la muerte, significa la posibilidad cierta para la humanidad de redención y vida eterna.
Si bien esta alegría del cristiano es permanente, no hay momento en el año que preste sus ofrendas a tan gozosa celebración, como el mes de mayo, vencedor de invierno y clara certeza de cosechas y frutos. Sucedió en Los Realejos, hasta entonces Menceyato de Taoro, en 1.496 y el día de Santiago, cuando finalizaba una sangrienta guerra de conquista; derrotados los valerosos guanches por la superioridad numérica y militar de los castellanos, se celebró una misa conmemorando el hecho.
Al parecer la cruz empleada en dicha misa, hoy convertida en reliquia y conservada en la parroquia de Santiago, dio origen a estas fiestas de Mayo. El Obispo Muros a finales del siglo XV, ordenó celebrar cada tres de mayo, fiestas en honor de la Invención de La Cruz y de Santiago.
Estas solemnidades habían lugar en los templos, organizadas por las cofradías de la Vera Cruz y Misericordia. A ellas se fueron sumando celebraciones promovidas a modo particular por el vecindario, incluyéndose danzas, hogueras, enramados de calles..... Si bien tales festejos populares tuvieron censuras y limitaciones durante largo tiempo, por parte de las autoridades civiles y eclesiásticas, a mediados del siglo pasado vuelven a renacer con mayor auge, en capillas y humilladeros alejados ya del templo parroquial.
Al mismo tiempo que cada capilla representaba a una calle, barrio o pago, en las casas y a nivel particular, tomaba más y más arraigo el enrame de las pequeñas cruces domésticas. Todos y cada uno rivalizaban por superarse en abundancia floral y ostentosos adornos. No solo se evidenciaba devoción a la cruz, también se pretendía demostrar el prestigio y pujanza de cada participante. Así nació una rivalidad que llegaría a convertirse en esencia y motor de la cruz de mayo en Los Realejos; dando lugar a los tradicionales "piques" entre la calle del Sol y la de El Medio de Arriba.
Ya todo desemboca en preparativos. El vecindario se afana en dejar a punto hasta el más mínimo detalle, para la ansiada ocasión. Se forman comisiones, para continuar con las colectas que aporten hasta el último céntimo de ayuda, a los costosos gastos de la fiesta.
Las mujeres se encargan de los enramados y los hombres de la foguetería; aunque llegado el caso se ayuden mutuamente. Todos se esmeran limpiando y ornamentando las calles, enramando las cruces y disponiendo la foguetería. Por supuesto, el recorrido procesional se ha preparado con el mayor cuidado. El templo de Santiago está dispuesto para la solemne celebración. Aquí se custodia la cruz de los conquistadores, preciosa reliquia; y la cruz procesional, de tamaño casi natural, revestida de plata repujada, pieza magnífica y casi única de la orfebrería española del siglo XVIII. El Tres de Mayo, se "despierta" suave, con tracas y carcasas de pequeño calibre. Las calles lucen sus enramadas. Desde muy temprano comienzan las visitas a las capillas. Las comisiones aprovechan la afluencia de público para asaetarle con reiteradas peticiones, por más que se recaude, nunca será bastante.... en los corrillos, cada cual establece comentarios y juicios que cuando le son adversos, justifica con el mejor ingenio disponible. La rivalidad se hace patente en estos piques verbales.
El ayuntamiento viene convocando un concurso de enrame en tres modalidades diferentes: cruces en la vía pública, en las capillas y en el interior de las casas. La fiesta está en el aire.
A mediodía se celebra la primera procesión, que hace el mismo recorrido que por la noche: desde la iglesia de Santiago sube la Calle del Sol, continuando por la de El Medio de Arriba para concluir en su punto de arranque. Es como si la cruz procesional saliese para visitar a sus hijas, preparando así la procesión nocturna.
A lo largo de la mañana han ido llegando visitantes y forasteros; pero su mayor afluencia, será por la tarde, formando un verdadero gentío que admira las capillas. Los vecinos de las calles del Sol y De El Medio muestran su orgullo y saborean de antemano un triunfo, que ya dan por seguro sobre sus rivales.
Se acerca la noche. El público se agolpa en las carreteras y altozanos, buscando un buen punto de vista pero también un seguro resguardo. Los servicios de protección civil han extremado sus prevenciones y medidas. Todos y todo está a punto para el gran momento; bueno, todos no, el único invitado no grato, la lluvia, ha puesto empeño en participar este año, tomando un protagonismo indeseable.
Cerró la noche. Llegó el momento y de la iglesia de Santiago vuelve a salir la procesión. Al frente marcha el párroco, acompañado de monaguillos y algunos valientes devotos. Los costaleros que portan la Santa Cruz, todos ellos miembros de las comisiones, se protegen con casco. Detrás, marchan los músicos.
Cuando el cortejo se para ante la capilla de la Calle del Sol, arranca el alarde pirotécnico. A estas alturas la lluvia es ya un protagonista que no puede ignorarse, pero otra lluvia bien distinta, de cohetes, carcasas, tracas, marrones y todo tipo imaginable de fuegos artificiales desploman el cielo y lo pintan de fuego, de luz, de arabescos fantásticos y gigantescas rúbricas multicolores. Es un combate no previsto entre el fuego y la lluvia.
Se abren los paraguas que protegen tanto de lo uno, como de lo otro. La procesión se detiene para recibir el homenaje de los fogueteros; en ese momento empieza desde los huertos próximos, una autentica exhibición pirotécnica.
Calle arriba continua la procesión. Tras una pausa de la pólvora para que La Cruz pase de la calle del Sol a la calle de El Medio, una vez allí, se reanudan con todo vigor los fantásticos fuegos. Tras una nueva pausa, arranca la traca final desde el campo de fútbol. Parece como si en el cielo hubiese estallado una estrella cercana o que hubiese un volcán sobre nuestras cabezas.
Mientras duraba el fuego de una calle, la otra no ha cesado del silbar y minimizar con burlas el esfuerzo contrario. Concluida la traca aún queda la verbena, bullen los comentarios y las comparaciones. De entrada, solo hay una cosa segura: la lluvia ha deslucido el festejo...
Sin duda, como cada año, habrá un ganador; pero es solo un momento: apenas se haya apagado el eco del último volador, ya todos, vencedores y vencidos se aprestan para el próximo Mayo. ¡Entonces se verá quien vale!.... afirman por igual los contrincantes.
Los Realejos pueden sentirse con todo derecho orgulloso de sus cruces de Mayo: con esta animación, con este ambiente, con tal riqueza ornamental, ante estos enramados tan devota como primorosamente tejidos; asistiendo al mejor espectáculo pirotécnico de Canarias; viendo estas cruces de tan hondo sentido, solo cabe un sentimiento y una frase: ¡Estas de Los Realejos, sí son maneras de honrar y mantener las tradiciones!
Ayala, soy una seguidora suya de hace muchos años, le sigo creo que desde el 78, usted estaba en tenderete, fíjese si son años, y cada día me sigue sorprendiendo y grátamente, porque una cosa es seguirlo dirigiendo programas de television, y otra es tener la oportunidad de leer sus vivencias, y encima tener el gusto de saber que se le puede escribir y que usted este tan cercano. Permítame que le envie un abrazo.
ResponderEliminarChelo Barrera
Amiga Chelo, mi agradecimiento sobre todo porque si no estuvieras ahí, de poco o de nada serviría mi trabajo al que con más voluntad que acierto, creo yo, me dedico.
ResponderEliminarHa llovido un poco desde el 78 hasta hoy... asi que si "Veinte años no es nada", algo más de treinta es algo.
Gracias amiga.