Desde que Agosto empieza a asomar las orejitas, se despierta entre los isleños una poderosa y sobrada razón para acudir al esperado encuentro con “La Rama”… con la más pura tradición. Todo, parece latir en un único sentido porque la rama es autenticidad. Es el afortunado encuentro en el que la magia de la fiesta torna lo individual en colectivo…
Frenética es su danza; aromatizado de poleo, pino, eucaliptus, el escenario; ancestral, el sonido de los bucios que con su bronca voz propaga el momento jubiloso que se vive; las bandas de Agaete y Guayedra, que incorporan los viejos y nuevos con absoluta naturalidad, acompañando a los oferentes al encuentro con Nuestra Señora de las Nieves…
“La Rama”, hay que vivirla, compartirla, disfrutarla, respetarla y conservarla. Son fiestas que se viven intensamente, sin desmayo. Un festejo masivo, multitudinario que eruditos y estudiosos apasionados por la búsqueda de ese eslabón perdido que permita poner luz, si la Rama es ritual aborigen o, por el contrario la vieja tradición de subir al monte a cortar ramas y depositarlas ante la Virgen de las nieves, como testimonio del cumplimiento de lo prometido o la antigua costumbre de engalanar la iglesia y los alrededores con ramas.
Así que a prepararse porque el día 3, a las 23.30h verbena popular que suele desembocar, a las 05 en punto de la mañana del día siguiente (4) para no perderse la Diana Floreada acompañada de la Banda de Agaete. A las 10 horas, puntuales a la cita, en el lateral de la Iglesia, comenzarán los asistentes el camino para ir en busca de la rama. Largo es el camino que realizan y sobre las 13 horas, desde el comienzo de la calle Guayarmina, empezará el ritmo trepidante, el ritmo verde de la Rama, con las bandas Agaete y Las Nieves…
Este año, por coincidir con fin de semana, se espera una masiva asistencia.
ALFREDO AYALA OJEDA
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