Suele ser frecuente que en la recta final del año pase raya, sume o reste, según se mire alrededor y haga balance sentimental de la gente que me falta… Y hoy, cuando ya he superado las Pascuas, y el Fin de Año y se avecina el Día de Reyes, pues me acuerdo de algunos amigos. Tal es el caso de Orlando Hernández, escritor que cultivó el teatro, la música, poesía, costumbrismo isleño y compañero en las tareas informativas en el desparecido periódico “El Eco de Canarias”. Lo recuerdo en su Catalina Park, sentadito junto a “Lolita Pluma”, prestando su valiosa colaboración a un documental del cineasta Pedro Siemens, en que Lolita, contaba su vida y vivencias… Y buenos ratos pasé de aquellos programas de radio Atlántico que hacía junto a otros dos compañeros Felipe Lima y Paco Montesdeoca, en aquellas deliciosas pinceladas humorísticas tituladas “Cosas de Pepito el árabe y Maestro Rafael”… Pero sobre todo lo recuerdo, porque al llegar estas fechas, todavía está vigente, entre otras aportaciones, su “Auto Sacramental de los Reyes Magos”…
Tuve ocasión, para esta puesta en escena de acercarme allá, a finales de los noventa, de intentar hacer un documental sobre este auto como homenaje y reconocimiento al amigo Orlando. Pero surgieron los problemas, los inconvenientes y el sonido de la primera grabación tenía escasa calidad. Lo dejé para mejor ocasión, pero ya se sabe lo que pasa que cuando se aparca un tema, suele quedar en el olvido… Sin embargo, las obras quedan y los hombres pasan…
Y la obra del amigo Orlando Hernández, sumamente cuidada, con amplísima participación de los propios del lugar, se ha ido superando año tras año y representándose en los cuatro escenarios elegidos para su desarrollo en la víspera de la festividad de Reyes….
Brincando y rebuscando entre mis apuntes sobre el “Auto Sacramental de los Reyes Magos”, recuerdo, en Tejina, municipio de La Laguna, la participación multitudinaria de la vecindad, en la elaboración de decorados, vestimenta perfectamente cuidada o la espontaneidad de agrupaciones musicales que ambientan con villancicos, tanto la Noche Buena, como el auto de Reyes… Los más pequeños, nerviosos e inquietos, con sus cestitos como oferentes, mientras sus majestades, calle abajo, guiados por la estrella, se encaminan a la iglesia…
Recordaba también a mi catedrático, Francisco Navarro Artíles, que en su laboriosa investigación llegaba a la conclusión que el Auto de Reyes llegó a Fuerteventura, a Betancuria y que desde ahí pasó a la isla de La Palma, recalando posteriormente en Tejina. Inicialmente esta representación tenía una larguísima duración que se estimaba en seis horas y media. Hoy, las prisas, los cambios, la han ido situando en un tiempo más asequible…
También en Garachico, Tenerife, el auto de Reyes goza de un bien ganado prestigio y con algunas singularidades como es, ir en dirección contraria Oriente. De todos formas, es una noche inolvidable para los más pequeños porque los Reyes, después de las distintas escenificaciones caminan en dirección a la plaza de los encuentros, frente al Ayuntamiento, donde han sido depositados varios centenares de juguetes, para que el paje anuncie sus nombres y los Reyes hacen la entrega… Para grandes y chicos es una de esas noches que dejan huella…
En otros puntos de Gran Canaria, como es el caso de Mogán o Gáldar, estuvo desaparecido algún tiempo. Por fortuna hoy está totalmente recuperado. En Gáldar, sus majestades llegan en helicóptero y, por la tarde del día 5, a las 17.30, en la plaza de Santiago, se escenifica, el auto de los Reyes. El Auto de Mogán, es el único -que yo sepa- que se desarrolla en el interior de la Iglesia de San Antonio.
El Proyecto Cultural de Desarrollo Comunitario de La Aldea, como cada año, son los responsables de la representación de su auto de Reyes. Aquí, en este municipio no se celebra el día de la víspera para evitar coincidir con la Cabalgata. Es, por tanto el día 4 de enero, en la Plaza vieja, donde se escenifica con actores del pueblo y numerosa participación. Hace algún tiempo estuvo desaparecido pero en la actualidad goza de buena salud…
ALFREDO AYALA OJEDA
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