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martes, 28 de agosto de 2012

* UN PASEO POR LA BARRA DE LAS CANTERAS


Hace unos añitos me aventuré en preparar una serie para Televisión Canaria de “Mis andares por Canarias”. Era un viejo y madurado proyecto del que tuve oportunidad de grabar algunos episodios de nuestra gente del mar… “Llamados de morena”, “Nasas de pescao”, “Pregoneras”, “Pesca de viejas”, “Pesca del atún”, “Con el chinchorro a cuesta”, “Calar en el Cotillo”, “Devoción a la Virgen del Mar”, “Mariscadoras”, “Pejines”, “Calamariar”, “Tambores”, “Pescadores de caña”… Amplia fue la documentación recopilada y muchas, las horas de conversa con gente de la mar.

Algunos afortunados capítulos vieron la luz. Otros, quedaron o en el tintero, o dormidos en mi archivo particular.  La verdad, es que la “tele” no tenía los posibles suficientes para hacerle frente al proyecto… Ayer, repasando papeles, apuntes y fotos me encontré algunos guiones y lo volví a releer… Entre ellos uno referido, de manera nostálgica, al ayer y el hoy de uno de nuestros símbolos: La Playa de Las Canteras…

“Una mañanita, cuando la primeras luces anunciaban el nacimiento del nuevo día, había concertado una larga entrevista con un guía de excepción: Antonio Artiles Medina “Antonio, el de Fermín” como le conocen los muchos que aprecian su amistad. Es un hombre curtido por el solajero y el salitre… Un pescador que nació a pie de playa... Que sabe de brisas, vientos, mareas, de pesqueros y artes como el que más… Antonio Fermín, lo conocí hace muchos años, en “La Puntilla”. Muchos han sido nuestros encuentros. Incluso, para el programa Tenderete (1.984), grabado en Las Canteras, frente al emblemático Real Club Victoria, se jincó sus folias, junto a otra irrepetible “pregonera”: Antoñita “La Cubana”, compartiendo escenario de rubia arena con, el fenomenal, Ico Arrocha y Los Huaracheros…

 Antonio Fermín, ha vivido y padecido tragedias, penurias y malos tragos, que son como el pan nuestro de cada día en la casa del pescador. Es hombre que vive y siente su playa de Las Canteras como propia… Siempre dispuesto, me ofreció, para facilitar mi trabajo,  no solo su lancha de remos, también conocimientos y cordialidad… Es lo frecuente entre la gente de mar que sabe tanto de dolor y que valora altamente la amistad, cuando se le brinda…

La marea estaba baja… Quieta… Casi empezaba a desperezarse. Caminamos reposadamente por la barra… hablamos de una singular práctica que se llevaba a cabo en la barra de Las Canteras, cuando algún artesano aprovechando la marea vacía, llegaban a la barra para arrancar bloques de piedra arenisca y transformarlos en los populares filtros para estilar el agua…


Nos sentíamos robinsones e nuestro pausado caminar… Dolía ver la barra castigada con saña… herida repetidamente… bloques cortados casi a plomo… profundas cicatrices de años a golpes de escoda y pico…

Afortunadamente, numerosas voces se alzaron para impedir la ruina de lo que hasta ese momento se conocía, según se cita en la cartografía de la época: Bahía del Arrecife…  Y lo que son las cosas…  Andando el tiempo, esos frecuentes trabajos en la “cantera” se transformó en lo que hoy conocemos y disfrutamos como una de las joyas de Gran Canaria: La Playa de las Canteras.

ALFREDO AYALA OJEDA

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