Con cierto rubor, confieso
que nunca había tenido la fortuna
de presenciar un directo de En-Cantadoras, pues los avatares del destino y la
insularidad que todo lo condiciona, no habían propiciado tan feliz
circunstancia.
Y fue tan sólo hace unos días,
con motivo del Festival de Nuestra Señora de Los Afligidos de Los Realejos,
cuando tuve la oportunidad; al fin; de
poder apreciar esta portentosa formación musical en toda su dimensión.
Abundando en la franqueza con la
que he comenzado estas torpes líneas, también he de confesar mi absoluta
sorpresa por lo vivido allí aquella noche, pues frente a la peculiaridad de la exclusiva
feminidad de esta agrupación, enfatizada
en tantos medios de opinión, existe una
En-Cantadoras que va mucho más allá de la simple percepción visual de la común
naturaleza de sus integrantes.
Y es que… en este, como en la mayoría de los casos, la femineidad
es simplemente un atributo casual, pero nunca un condicionante a la hora de dar
forma y desarrollar una actividad
artística o creadora.
Limitarse a destacar la naturaleza femínea de esta admirable formación musical, como el
elemento diferenciador de mayor relevancia, es sumir tan
prodigiosa impronta a la
superficialidad del frívolo etiquetado, que tanto daño viene haciendo a nuestro
panorama musical.
Porque En-Cantadoras es muchísimo
más que una determinada imagen estereotipada por los medios. Una fútil imagen en
la que jamás han pretendido reconocerse, pues son conscientes de que sus
valores van más allá de lo simplemente
estético o lo curiosamente insólito. Basta con asistir a los primeros
compases de cualquier tema de su bello repertorio, para que esa imagen del
artificio mediático sucumba, sorpresivamente, a la más rotunda expresión de solidez
y solvencia musical.
Es tan evidente esa rotundidad,
que no se precisa mayor indagación para saber de la férrea formación musical de
todas sus integrantes. Nada de cuanto este grupo musical ejecuta sobre el escenario, concede el más mínimo
resquicio de duda, sobre la personal convicción de que estamos ante uno de los
mejores grupos musicales de nuestro entorno. Y cuando utilizamos tal
calificativo, no pretendemos ni por asomo,
establecer un absurdo ranking sobre quién goza de mayores aptitudes para
representar a nuestro folclore, o aquella
música popular que el tiempo y la tradición nos la han convertido en
propia. Con tal juicio de valor, nos referimos a la distinción que prevalece sobre En-Cantadoras, como formación con una impronta cargada de
estilismo y cromatismo musical del que no existe referencia equiparable.
Nos referimos al palpable
potencial de futuro que se vislumbra en su línea creadora y compositiva, y que
se traduce en una portentosa ejecución coral, vocal e instrumental.
Nos referimos en definitiva, a
una imagen materializada desde la maestría y el esfuerzo, remotamente alejada
de aquella otra imagen de cliché, que aludíamos al comienzo de esta pequeña
reflexión literaria.
Aspirar a fijar como antecedente
comparable de este fenómeno musical, otras experiencias del pasado, como
aquella memorable “Tabona” , o “Voces de Mujer”, o aquel improvisado y televisivo “Seguro que sale
bien”, es reducir la cuestión a lo circunstancial y lo anecdótico, dejando de
soslayo lo verdaderamente substancial.
Y es que el hecho diferencial de
En-Cantadoras, radica más en lo substancial que en lo simplemente perceptible.
Y esa substancialidad… ese hondo calado impreso en toda su obra, es lo que dispensa a esta formación de una
coherencia musical sin fisuras, donde la
expresividad armónica y la riqueza de
matices sonoros en lo coral e instrumental, afloran generosamente para
desarrollar un inteligente discurso temático cargado de sensibilidad.
El resultado de tal compendio de
cualidades, converge en una evidente
y extraordinaria capacidad para proponer
elementos y recursos musicales innovadores, que aportan un nuevo y fresco caudal creativo al entumecido panorama
musical de nuestras islas.
Quienes por desventura o por
acierto, no gustamos de posicionamos en
la línea de la radicalización y la inmovilidad en nuestro folclore, inclinándonos
a admitir con convicción y sin aspavientos, la susceptibilidad del mismo a evolucionar, adivinamos en voluntades innovadoras como la de En-Cantadoras, el
necesario impulso para que nuestra música pueda seguir desarrollándose en el
tiempo, con naturalidad y conforme a las corrientes culturales que mismo pueblo a quien van dirigidas, demanda, recibe
y asume como propias.
Una excelente muestra de cuanto
afirmamos, es esa extraordinaria recapitulación de los Aires de Lima de El
Palmar, Artenara, Valsequillo e Ingenio, así como el Sorondongo Majorero, registrados en la primera entrega
discográfica: “Sueños de Mujer”. Nada de cuanto podríamos matizar en estas
líneas, alcanzaría a reflejar con
certeza el cúmulo de gratas sensaciones que suscitan tan bellas
interpretaciones sobre unas temáticas tan hondamente arraigadas en nuestro
acervo cultural, por cuanto las mismas
constituyen unas de las más destacadas
expresiones de nuestra lírica amorosa y costumbrista.
Evidentemente, toda esta
intencionalidad y claridad de objetivos no surge espontáneamente de un día para
otro. Es el resultado de un largo y constante esfuerzo, aún cuando desde sus comienzos, allá en los
inicios del 2005, ya se vislumbrara un pronunciamiento preciso sobre la
común inquietud de realizar un proyecto
musical distinto y diferenciado de los estándares musicales del momento.
Dicha motivadora inquietud de los
inicios, alcanza su momento álgido con
la presentación de la ya mencionada primera producción discográfica, “Sueños de
Mujer”, en septiembre de 2009, en el Centro de Iniciativas Culturales de la Caja de Canarias.
“Sueños de Mujer” fue y continúa siendo un fenómeno de tal consistencia, que traspasa el ámbito de lo puramente musical,
para despertar elementos de reflexión en
la esfera de lo social, al abordar el protagonismo de la mujer en distintos
aspectos de la historia del pensamiento y de las artes.
Quizás, a todo ello ayudara la ocurrente idea de
promocionar tan bello proyecto bajo el
formato de un espectáculo musical, brillantemente interpretado por la actriz Leo
Medina, bajo la conducción escénica de Mingo Ruano, y sobre un guión de Alexis Ravelo. Pero, es
evidente que tras el reconocido esplendor del esfuerzo escénico… tras la
rutilante participación de figuras invitadas como Mariví Cabo, Ynarhú Silva,
Mao Fermín o Abelardo García…tras el nutrido y prodigioso plantel de las maravillosas
solistas e instrumentistas de En-Cantadoras, subyace un sólido y contundente
argumentario musical, producido por Manuel Estupiñán y dirigido por Jacqueline
García Álamo.
Es tal
la solidez del proyecto, que la elección temática musical establecida a
priori, fue quien construyó, por si
sola, el hilo argumental de un hermoso
discurso dramatizado y musicalizado, cuyo mensaje ostenta una patente vigencia.
Pero la tenacidad y creatividad
de esta formación musical, alimenta nuevas ilusiones que anteponer a la
satisfacción de los logros ya alcanzados; y ya está muy próximo el feliz
día en el que En-Cantadoras nos ofrezca un nuevo e ilusionante regalo en forma
de un flamante segundo proyecto discográfico: “En-Cantadoras en directo”.
Quien desee tener un adelanto del
nuevo portento que se avecina, tan sólo debe acudir a alguna de sus actuaciones,
pues desde el pasado 16 de junio, en el que finalizó su maquetación, han venido
teniendo la deferencia de mostrar algunos bellos retazos de lo que será; y así
lo deseamos; un exitoso y trascendente hito en la trayectoria de esta
formidable agrupación musical.
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