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martes, 8 de mayo de 2012

* PELEAS DE CARNEROS

En estos días, en todas y cada una de las islas, se quiebra el silencio de nuestros campos en zonas de medianías. Desde que clarea el día, el chirriar de las tijeras, el repetitivo “tris-tras”, mezclados con los trinos de los inquietos mirlos y balido de ovejas, se me antoja melodía que acompasa y suaviza el duro trabajo de nuestros pastores que ejercen el trabajo más antiguo del mundo. .. Es tiempo de trasquila… Tiempo de aliviar al ganado ovino de su larga cabellera… Nuestros pastores, en cualquier latitud, apalabran y se reúnen para poner en práctica un código, no escrito, de ayuda mutua…

Se alivia al ganado, despojándolo de su abrigo invernal. En esta ceremonia se excluye a la mujer. Es el pastor, el encargado de hacer correr la voz entre los pastores de la isla, que acuden a la llamada con sus tijeras, dispuestos a echar el día pelando ovejas y carneros , sin recibir a cambio de sus servicios otra cosa que el agasajo en una comida comunal ofrecida por las mujeres de los pastores.

Es, en esta época de mayo, el tiempo en que los machos están en celo. Es también, el momento en que de manera espontánea, se producen las peleas. Los machos que pacíficamente deambulan entre la manada, al verse desprovistos de su peluda vestimenta, desconocen a otros machos con los que han compartido el rebaño… A veces, un descuido del pastor ocasiona que los machos del rebaño se enfrenten y las peleas, si son dos ejemplares de raza, suelen terminar bastante mal.


Foto: Trasquila en El Hierro, Alfredo Ayala habla con Lalo, alcalde de los pastores. El fiel perro Lobito Herreño, atento a la evolución de la "pela"

Las peleas de carneros, como en tiempos de prohibición de los carnavales que pasaron a llamarse “fiestas de inverno”, también han cambiado su nombre. Hoy, se conocen como “Encuentro con las tradiciones”. Son las mismas peleas que se programan en esta época del año, en fiestas de santos, vírgenes y patronos. Pero hoy, después de aquella desafortunada decisión, de suprimir de un plumazo “riñas de gallos” y “Peleas de Carneros”, con la vuelta a la normalidad, las peleas de carneros se han convertido en un encuentro perfectamente reglado, donde los animales se enfrentan a un número determinado de “cabes” tendente a evitar lesiones entre los carneros que se enfrenten.

En ese intervalo, entre prohibición sí o prohibición no, las peleas seguían produciéndose. No se anunciaban en programa alguno, pero los encuentros se celebraban en el fondo del barranco, en la zona de San Isidro. Era curioso ver cómo, después de la feria de ganado, todos abandonaban el lugar de feria y quedaban allí como a trasmano, con apariencia de abandono algunos machos amarrados a los muros de piedra seca… poco a poco, los curiosos y aficionados acudían al recinto y se acomodan a uno u otro lado de la ladera del barranco. Era como un silencio a voces… y en torno a una de las tradiciones más arraigadas del archipiélago, las peleas se celebraban.

Las peleas de Carneros, solo se producen cuando se dan estos casos: Estar en celo. Ese es el motivo primordial porque, en esta época primaveral, el macho lucha por cubrir a sus hembras y no quiere rivales competidores que le disputen su particular harén. Otro de los motivos que obliga a la pelea, se produce cuando el pastor, en su afán de renovar la sangre de su ganado, incorpora un macho nuevo… También, cuando se produce la “pela” o “trasquila” porque desprovistos los machos de su vestimenta habitual, adquiere, con el nuevo “look”, apariencia de rival desconocido.

ALFREDO AYALA OJEDA

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