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miércoles, 30 de mayo de 2012

* PASTORES DE MEDIANÍAS


Suelo, con relativa frecuencia, calzarme las ya maltrechas botas, olvidarme de las prisas, aparcar mi cochito y caminar por las islas, en soledad, subiendo hasta la cresta de las montañas, al golpito porque uno no está para muchos excesos, o admirar la hondura de los barrancos. En mis recorridos, me acompaña, una vieja cámara y mi inseparable block de notas.

A veces, para recuperar el aliento, entablo la amistosa conversa con gente de la zona… Gente apegada a la tierra, a sus costumbres y tradiciones que  atesoran, como auténticas reliquias, heredadas de sus padres y abuelos… Gente sencilla, siempre con vestimenta de trabajo, porque hombres, tierras y animales precisan atención permanente…

Hace poquito, con todo dispuesto, transité por tierras de medianías. Era muy temprano y el frío mañanero se hacía sentir. En el ambiente, sonaban incesantes el repetitivo tintineo de los cencerros… Memorizaba mis antiguos recorridos por esta zona, donde las ovejas pastan con la cabeza gacha devorando los escasos brotes que la tierra les ofrece… La oveja, es la escoba de la tierra y día tras día, barre una larga extensión de terreno… Recordaba aquellos puños de ganado a los que observé durante largo rato, por la zona de Galeote, Lomo del Palo, Pavón, Pavoncillo… Por esa época, reinaba la felicidad. Las lluvias habían sido generosas con estos campos y la sonrisa de los pastores indicaba la abundancia de esos pastos, que alivian su precaria economía…

Pero eso es flor de un día. Mejor dicho, “salvar el año”. Hoy, el panorama es desolador y la crisis ha venido a incrementar los problemas del pastor y su mundo. Un mundo frágil, casi de economía de cristal, que afecta directamente a las escasas familias dedicadas al pastoreo en zonas de medianías…. Familias como Los Mendoza, Los Vega, Los Moreno, Los Gil, que sostienen a pulso la tradición del oficio más viejo del mundo, tejido por una larguísima trama de vínculos matrimoniales…

El pastor, este año, ha sufrido el duro revés del tiempo. Las lluvias, no han sido generosas  y las dificultades aumentan considerablemente,  como se señala  en círculos próximos: la sequía, no solo aquí, también en la península, encarece los precios de la alimentación de los animales. En este año, la alimentación se ha duplicado. Ha pasado de costar la tonelada de 95 €  a 180… Es un duro golpe económico para nuestros pastores.

Sin embargo, en el Caidero de Gáldar, nuestros pastores se sobreponen a las dificultades. Los momentos de los problemas, cuando se aproxima la festividad de nuestra autonomía, simplemente se aparcan para disfrutar el momento de unas fiestas que están próximas a cumplir dos décadas.

El programa, es intenso pero su día grande convoca en el Caidero, a miles de personas ávidas de vivir estampas que retratan la durísima vida de nuestros pastores de ovejas: “La trasquila”, el arreo de ganado, “la trilla”, “la artesanía”, actuación de grupos folclóricos, degustación de productos típicos, exposición de perros…

En fin una de las fiestas inolvidables que se está tramitando para que sea declarada, bien de interés cultural.

ALFREDO AYALA OJEDA

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