Cuando la primavera retorna, nuestras islas recuperan el genuino paraíso del que parece ha tenido nostalgia durante todo el año. El paisaje va tomando los más variados matices y el aire, se perfuma aún más que de costumbre.
Desde la severa majestad de las cumbres, todas las islas exaltan la fuerza de la estación renovadora, la maravillosa naturaleza de Canarias se nos muestra transparente y pura, como nacida de la belleza misma, insuperable en su grandiosidad y sencillez a un mismo tiempo.
Llegada esta época, asisto, contemplo y admiro desde mi atalaya, en estas benditas tierras de medianías, al renovado milagro de la naturaleza… Hechizado, absorto y embriagado por los delicados aromas de los altos pinos y la fresca brisa que asciende desde el mar, dispuse cómodo asiento al abrigo de mi falso olivo, en espera que luna de mayo apareciera en el horizonte…
Lydia, recordaba a sus abuelos, Sionita y Panchito, por los que sentía verdadera adoración… Ellos, -me dijo- se sentaban aquí tarde tras tarde, mientras yo correteaba por sus alrededores… Mi abuelo, me llevaba de la manita al colegio, a la piscina, a las fiestas… Nunca tuvo pereza para llevarme a conocer todo cuanto nos rodeaba… Mi abuela, de ese nisperero, me ofrecía sus dulces frutos… esa palmera, que está un poco más allá la plantó ella… Cada arbolito, una historia… Cada instante un recuerdo y largo silencio… Siempre, mi abuela me recordaba aquellas fechas de reyes, en que mi familia, al alba, le ofrecía una serenata que comenzaba con aires de folías:
DESPIERTA MADRE DESPIERTA
DE ESTE SUEÑO TAN PROFUNDO
QUE HOY TE VIENE A CANTAR
QUIEN MAS TE QUIERE EN EL MUNDO…
El relato quedó interrumpido… La luna, al otro lado del barranco, apareció radiante, bellísima, mientras las estrellas correteaban en lo alto, a su lado, sumándose a tan bello espectáculo. Mudos, en silencio, hechizados, bañados por sus tenues rayos de plata, la seguimos contemplando hasta que se perdió en el horizonte…
La miré a los ojos y con las copas en alto, brindamos por la llegada de Mayo, por la intensidad de la luna y tarareamos la polca mazurca, que sirve de soporte musical a nuestro programa de radio… Noche espléndida y serena con los naranjos en flor…
RELATOS DE ALFREDO AYALA
Qué belleza! Y más conociendo todo lo que cuentas: el falso Olivo, a ti, a mi hermana y nuestros abuelitos. Al sol y a la luna y a las estrellas de mayo! Gracias! Me ha llegado al alma!
ResponderEliminarPrecioso relato Alfredo.Desde mi ventana veo al Falso Olivo, tambien me llega el olor embriagador de sus blancas florecillas. Me traen tantos recuerdos maravillosos. Mi mamá Sionita a sus flores las llamaba "Las flores de la Desposada". Como te dijo Lydia, mucha historia tiene éste precioso y majestuoso árbol. Disfruten de su belleza! Gracias!
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