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miércoles, 3 de septiembre de 2014

* LA RAMA DE BARRIAL

Con un calor de justicia, cómodamente vestido y con la cantimplora al costado acudí a la “Rama” de Barrial, en compañía de Lydia Díaz, mi mujer. Ella, con su móvil dispuesto para capturar algunas estampas y sonidos… Llegamos tempranito. Queríamos vivir como el festejo iba creciendo…. Saludamos a numerosos amigos y algún estudioso que buscaba datos para encontrarle sentido a “La Rama” de Barrial.


Durante algunos años he asistido, le comentaba a Lydia, a distintas “Ramas”, en el archipiélago… He recogido distintos y valiosos testimonios de los lugareños en La Aldea, en Montaña Vergara (Guía), en San Pedro (Valle de Agaete) o la más multitudinaria: “La Rama de Agaete”… También otras enramadas… Navegando por mis recuerdos, encaminamos nuestros pasos hasta el punto de partida de la “Rama de Barrial”, en el municipio de Gáldar…


Allí, durante unos minutos paramos en las inmediaciones de la Residencia de ancianos Genoveva. Numerosos viejitos, a la sombrita, esperaban el comienzo del festejo… Recordaba la estancia en el centro de un personaje ilustre de nuestro folclore: Juan Quintana “El Claca”, un cantador de leyenda… “Aquí estuvo “El Claca”, me sopló Lydia. Le dije: sí. En cierta ocasión, cuando declinó mi invitación -por motivos de salud- para actuar en La Bodega de Julián, envié a mi amigo Sergio Correa que estaba pasando una temporada en Agaete. Sergio fue a verlo. El Claca, atravesaba unos momentos delicados y no podía desplazarse a Tenerife a una de las grabaciones… Pensé por un momento, con la colaboración del amigo Sergio Correa, enviar algunos tocadores como Juanito Valerón, Juan Santana y Antonio Coll para intentar arrancarle algunas coplas… Pero una cosa es el deseo y otra la realidad… Sin embargo, andando el tiempo, frente al Casino de Gáldar, lo pude grabar… En la grabación, nos cantó aquella copla:
"Ya me estoy poniendo viejo
ya se me acaba el vivir
ya se me arruga el pellejo
y me meo sin sentir…"
Pero eso son recuerdos. Entrañables, sí. Pero recuerdos que permiten mantener viva la historia de todo un cantador de leyenda…


En esa afanosa búsqueda de información, hicimos corro con un grupito de gente de mediana edad que en numerosas ocasiones bailaron la “Rama de Barrial”… “La fiesta, ha cambiado mucho. Muchísimo. Antes, ayer mismo, también se bailaban “papagüevos”, pero las copas son el demonio y después de danzar quedaban al pairo, abandonados… Por eso ya no salen los tradicionales papagüevos. Hoy sí podemos decir que la “Rama de Barrial”, es la más joven de todas. “La pollería”, acude desde temprana hora a la cita para bailarla… Es un recorrido largo. Tiene sobre cuatro horas de duración y serpentea, alegre y desenfadada por casi todas las calles del barrio. 

Desde que suena el volador, a las 6 de la tarde, la pasión se desata. Dos bandas, animosas, “Gran Canaria” y “Ajódar”, se dividen el recorrido interpretando nuevos y viejos temas. En este primer sábado el atuendo de los asistentes es amarillo. Sin embargo, el sábado siguiente, con otro recorrido, los danzantes lucen vestimenta de color blanco. La comisión de fiestas, en lugares estratégicos, deposita las ramas y los participantes la recogen y no la sueltan hasta que no termina el jolgorio. A su paso, desde azoteas, con baldes repletos de agua, mangueras, rocían a la numerosa concurrencia… En verdad, el remojón se agradece.

El próximo sábado, de vuelta a la “Retreta de Barrial”, a pasarlo bien. 

ALFREDO AYALA OJEDA

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