Me reconozco enamorado de mi
gente… Personajes que día tras día, despojados de complejos brillan con
inquebrantable personalidad en nuestro panorama artesanal, musical o literario.
Hombres y mujeres que se dimensionan y alcanzan popularidad, fama y prestigio sin
apenas pretenderlo.
Me hubiera gustado disfrutar junto
a cada uno de estos irrepetibles personajes, un tiempo más largo. Pero sus
ocupaciones, la fragmentación de nuestro territorio, mis largos viajes
alrededor del mundo sólo me permitieron intermitentes visitas a tan ilustrados
personajes… Así, entre visitas esporádicas intencionadas unas y casuales otras,
he dedicado más de cuarenta años a conocerlos mejor. Hoy, me apeno por no haber
contado con la autonomía suficiente para poderles contar a ustedes, en
amplitud, su amor y dedicación a lo nuestro…
A principio de este milenio, cuando abandoné
Televisión Española en Canarias, debido a una autóctona calentura, me incorporé
en Televisión Canaria. Tenía bajo mi brazo amplio tocho de proyectos. Algunos,
los puse en marcha. Otros, duermen el sueño de los justos… Uno de esos
proyectos era el programa de urgencias que me había encargado el Director
General… Durante días, diseñé un programa de música folclórica/popular de
nombre “EL VENTORRILLO”. Mi primer contacto era el diseño de una cabecera que
en 30/40” resumiera el contenido. Le hice el encargo a un amigo que siempre
está ahí, con la mano tendida para lo bueno y lo malo: Domingo Rodríguez Oramas
“El Colorao”. Telefónicamente, le comenté aspectos del programa… Y se puso en marcha… Buscó un ventorrillo y eligió,
como voz, a un personaje de leyenda: “El
Viejo” Navarro…
Pero el proyecto nunca se llevó a
la realidad por motivos que no vienen a cuento. Llamé al Colorao y le hice
saber el inconveniente… El me comentó que iba a emprender un recorrido por
distintos puntos de nuestra geografía recogiendo voces, estilos, eslabones casi
perdidos de nuestro folclore… Acaricié por un momento, la posibilidad de añadir
unas cámaras a su proyecto y recoger todo cuanto estaba disperso por los
vericuetos de nuestro folclore… Pero realidad y deseo, tienen difícil
conciliación…Paco Moreno, Director General de la Tele Canaria, me urgía a poner
en marcha un programa de música folclórica… Y entonces parí, de manera
apresurada “La Bodega de Julián”…
Así, en esas localizaciones, volví
a tener encuentros con distintos intérpretes de música folclórica y popular.
Entre ellos, el Viejo Navarro. Un personaje donde los haiga y autor de coplas
y porfías en los más variados escenarios… Lo recuerdo en la calle Pérez Galdós,
en un homenaje al desaparecido folclorista, Fernando Díaz Cutillas cuando se
arrancó con aquella copla:
Ya me estoy haciendo viejo
La vejez no tiene atajo
Ya me salen los conejos
Y los mando pál carajo
Por eso los miro y los dejo…
O aquella otra:
Ahora que el viento sopla
Ahora que viento zumba
Móntate en la burra blanca
Porque la negra te tumba…
Lo recordaba aquel día que, con motivo de una grabación del programa Tenderete, dentro de las fiestas del Carmen, en Morro Jable, llegó, el Viejo Navarro acompañado en su bastón, enchaquetadito y tocado de su clásico sombrero, despuntó el sueño tras una estirada noche parrandera... El Viejo Navarro, siempre en olor a multitud, respetado, querido y venerado, se arrancaba con coplas improvisadas, elocuentes, con sello de la casa, en esa mezcla de humor y picardía... Habíamos reunido, asesorado por el Colorao, a un buen puño de improvisadores: Manuel Ferreras, Domingo "El Cuco" y el Viejo Navarro... Numerosas fueron las coplas de pique en una endiablada polca... Baste un botón para muestra.
Ya me estoy haciendo viejo,
Ya no vaigo pal´servicio
Y como la juerga es un vicio
Mientras puedo no la dejo.
Manuel Navarro, popularmente “El
viejo Navarro”, fue un pura sangre… Sus juergas, sus interminables parrandas,
su impronta… En cierta ocasión dijo: “yo para una parranda de un ratito no
voy. Y pegó a contarme aquella ocasión
en que estuvo ocho días, con sus ocho noches metido en una parranda que
desembocó en las puertas de la muerte, ingresado en el hospital, con la reserva
encendida, extenuado…”
Pero eso, son otras páginas de su
historia, que contaré en otro momento, porque el “Viejo Navarro” da para
escribir muchísimo….
ALFREDO AYALA OJEDA
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