Cuando
a principios de la década de los años sesenta de la pasada
centuria, me fui a vivir en unión de mi familia, --mi esposa, mi
hija y mi padre--, a la calle Montevideo esquina con Tomás Miller,
supuso para nosotros un reencuentro con mi pueblo --Guía de Gran
Canaria--, recién abandonado, ya que en aquella zona habitaban un
gran número de guienses, que habían emigrado a Las Palmas a finales
de la década de los cuarenta. Todos eran miembros de unas familias
muy conocidas de Guía, que optaron en su día irse a vivir a la
capital, buscando nuevas metas, especialmente trabajo, mayores cotas
económicas, sociales, y a fe mía que lo consiguieron, la mayoría
de estos paisanos establecidos en la capital, vivían
desahogadamente, gracias a los trabajos que consiguieron, y a los
negocios que emprendieron.
Recuerdo
a los hermanos Arencibia Alemán, (Marcos, Severo, Pedro, Benedicto,
Agustín y Lola), que se instalaron en el populoso barrio de
Guanarteme, con una importante industria carpintera, Salvador Moreno
su esposa e hijas Pura y Loli, que abrió una serrería en esta zona,
Santiago Quintana y su esposa que era de los Vega de Hospital en la
Cuesta Caraballo, que trabajaba de chofer en una compañía dedicada
al transporte escolar, Ceita que tenía una pastelería, y sus
hermanos conocidos por, Pepe Lola y Juan el Tao, así como a su
marido, José Mendoza, hermano de Camilo y Antonio, que eran
propietarios de varias guaguas, llamadas jardineras, en la plaza
Tomas A. Edisson habitaba, Francisco Castellano conocido por Kiko y
su esposa Chana de la familia de los --canutos--, que tenía un
almacén de plátanos y los vendía al por mayor.
Al
lado de mi casa había un grupo escolar, donde ejercían como
profesores, dos --insignes músicos--, con los que padre se encontró
después de algunos años, Nicolás Hernández Cruz, que compuso a
principios de los años cuarenta, residiendo en Guía, un precioso
pasodoble folías y Ubaldo Morales hijo de don Teófilo Morales y
Martínez de Escobar, que fundó en mi pueblo, la orquesta de pulso y
púa Tirma-Guiense, donde tocaba la bandurria, juntamente con José
Sosa Oliva, Juan Francisco y Alberto Dávila Ossorio, Juan Jiménez
Ossorio, Eduardo Aguiar Pérez y mi padre.
En
la calle Tomas Miller, habitaba una familia procedente de
Fuerteventura, compuesta por la madre (viuda) y tres hijos, Iván,
Pepe y Sergio Correa, con los cuales entablé una gran amistad,
especialmente con Pepe y Sergio.
Por
aquellas fechas, yo estaba de profesor en la Escuela de Formación
Profesional Marítima Pesquera del Instituto Social de la Marina, y
tenía a Pepe como alumno de máquinas. Sergio por aquellos años era
un excelente jugador de balonmano, formando como tal en el famoso
equipo Sansofe, junto a Andrés, Montenegro, dos exjugadores del
Atlético de Madrid, entre otros. Sergio era un ameno animador de las
tertulias que realizábamos, donde intervenían además, Manolín
Dévora, que era patrón de las falúas de los prácticos, Jerónimo,
hijo de un cabo de la Policía Local, que tenía un almacén de
quesos majoreros, Pepe y Luis Pérez y joven llamado Manolo corredor
de rallys.
Iván
era un extraordinario jugador de fútbol, militando indistintamente
en el Moya y Firgas, que por aquellos años juntamente con el UD.
Guía, eran los tres mejores equipos que existían en la isla.
Anualmente
el club de balonmano Sansofe, celebraba en la cancha existente en el
grupo escolar situado en calle Tomás Miller, unas jornadas de
veinticuatro horas de la práctica de este deporte, que se llevaba a
cabo de forma ininterrumpida. Participaban una serie de equipos de
gran calidad procedentes, de Arucas, Ingenio, Telde, Guía. El evento
se iniciaba la tarde de sábado, a las dieciocho horas y finalizaba
el domingo, a la misma hora con la entrega de trofeos y salutaciones.
Recuerdo
que cuando el equipo del barrio descansaba, los vecinos y amigos de
este club que asistíamos a la competición, nos sentábamos en el
césped, y nos poníamos a charlar con los miembros del mismo, entre
los que se encontraba nuestro amigo Sergio, el cual nos hacía pasar
un rato muy agradable, contando chistes muy graciosos y amenos.
Cuando
mi padre fundó en la Casa del Marino, la tuna de la Escuela, Pepe se
convirtió en el abanderado de la misma, participando en cuantos
eventos se celebraban en Arguineguín, Agaete, Playa de Mogán,
cuando íbamos de visita a las Cofradías de Pescadores. Fue
tripulante de un bote de Vela Latina y posteriormente navego como
maquinista en barcos holandeses.
Sergio,
desde siempre se caracterizó como un excelente showman, folclorista,
etnógrafo, tocador y excelente cantador, interpretaba como nadie –la
polca majorera--. Con la percusión formó parte del grupo que
acompañaba a Mary Sánchez, creo recordar que se llamaban los
Bandama. Desde un principio se convirtió en un asiduo asistente del
programa Tenderete, donde además de tocar y cantar con un excelente
“tino”, isas, folías y malagueñas, nos deleitaba con sus
chistes y ocurrencias improvisándolas sobre la marcha.
Cuando
Alfredo Ayala creó para la Televisión Canaria, la “Bodega de
Julián”, se incorporó a la misma, formando con Julio Fajardo, su
presentador, un tándem de enorme prosapia. Cuando el citado programa
se convirtió en itinerante visitando la mayoría de los pueblos de
la isla, era recibido con verdadero afecto y cariño.
Sergio,
fue todo un icono, dentro de la mundología musical y folclórica de
Canarias, su carismático virtuosismo evidenciaba un conocimiento
profundo de todo lo canario, algo que siempre exponía con verdadera
sapiencia, en los diferentes foros donde intervenía.
Su
muerte ha significado para todos los que habitamos en estas tierras
en un terrible golpe. Las diferentes organizaciones a las que
perteneció, deberían reconocerle públicamente su enorme valía, en
los aspectos citados, y en su prolífera faceta artesanal, como
constructor de símbolos canarios, pintaderas, etcétera
En
fin hablar de Sergio, al cual conocí con apenas diecisiete años, ha
sido para mí un enorme placer, donde su elocuente gracejo hacía
felices a todos los que nos encontrábamos reunidos con él.
Un
fuerte abrazo para sus familiares e innumerables amigos, todos le
recordamos por su excelente comportamiento mientras estuvo con
nosotros, hasta la vista querido amigo.
JUAN
DÁVILA-GARCÍA
Buen trabajo amigo Dávila. Todo cuanto se escriba de Sergio Correa, es poco. Sergio, en aquellos tiempos difíciles de trabajo sobre trabajo atesoró un amplio material de situaciones y vivencias. Sergio, con ese acopio fue sembrando por escenarios y reuniones... Así nació esos amigos como Yoyito el chispa vieja y otros muchos... Porque Sergio, fue un culo inquieto que probó fortuna enm distintos campos como Natación. futbol, boxeo (disputó doce combates sin conocer la derrota), atletismo, interprete de prestigio, escritor y coplista y humorista. Una vez, en una emisora de Tenerife le preguntaron: Folclorista y después humorista o Humorista y después folclorista... A lo que respondió: Folclorista que hace humor... Sergio, para mí, fue sobre todo un amigo de ley con el que tuve la gran suerte de compartir Tenderete, Bodegas, Andar Canarias y muchos traspatios... Un abrazo amigo Dávila.
ResponderEliminarAmigo Alfredo, durante mi estancia en la calle Montevideo, me hice con un buen grupo de amigos entre los que estaba Sergio y su hermano Pepe, a los cuales distinguía por su forma de ser, especialmente a Sergio. Mi profesión muy relacionada con las cosas del mar, me hacía visitar las distintas sociedades que poseían barquillos de Vela Latina, y en el pequeño bar que habían en las mismas hablábamos de nuestras cosas. Sergio destaco siempre por su forma de ser, dicharachero, espontaneo y excelente amigo. Recordarlo fue para mi todo un honor.
ResponderEliminarBuenos días. Me ha emocionado encontrarme con este comentario, porque recuerdo ahora las memorias y anécdotas que mi padre me contaba de aquella época. Soy hijo de Pepe Correa y debo decirle que mi padre falleció el pasado día 8 de enero de 2021. Estuvimos la familia y algunos amigos, pero nos fue imposible contactar con los viejos amigos de Tomás Miller. También me gustaría decir que los Correa Hernández, todos desaparecidos ya, eran seis: Pepa, Ramón, Iván, Manolo, Pepe (mi padre) y Sergio. Por aquella época mi tía Pepa estaba en Fuerteventura casada y con hijos, al igual que mi tío Ramón (eran los dos mayores); mi tío Manolo estaría probablemente en Brasil, no lo puedo asegurar. Agradezco una vez más estas palabras y me gustaría que el señor Dávila se pusiera en contacto conmigo para hablar de aquella época y de los recuerdos que pudiera guardar. Un abrazo, Julio Correa Silva.
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