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sábado, 12 de diciembre de 2015

* LA QUEMA DEL MACHANGO

Allí, en su domicilio que también es su puesto de trabajo, estaba Juan Ramírez… Y estaba, como siempre, rodeado de artísticos balayos, costureros, sarandas, tambores para pescar la preciada morena, floreros… Son distintos trabajos artesanos que cada día elabora en la intimidad de su taller… Verlo en plena faena, se nos remansa el espíritu y echando la vista atrás nos remontamos a la época prehispánica en que nuestros antiguos tejían aprovechando el ofrecimiento de la tierra, esteras, bolsos y otros menesteres funerarios… Sus manos, con destreza, casi memorizan cada movimiento, cada corte, cada nudo… 

El amigo y artesano Juan Ramírez, repetidamente galardonado por atesorar viejos saberes, absorto, elabora cualquier utensilio que ya no tiene el uso de antaño mientras observa detenidamente un viejo y cómodo sillón que servirá de poltrona al machango de este año que, en juicio sumarísimo, público, castigará la ley con dureza… El puesto en el sillón estará ocupado por quien la sabiduría popular ha señalado con ira… Representa el machango a un ser despreciable, carente de escrúpulos, egoísta, que lesiona el desarrollo y el interés de la colectividad… Un aprovechado que campea a sus anchas buscando el enriquecimiento personal y el desprecio a los semejantes que incluso al amparo de la noche, mueve los mojones para ampliar sus dominios… Pero tras la celebración de la festividad de Santa Lucía, el pueblo en peso ha dicho basta y celebran el juicio para condenar al Haragán, al fuego, para que sirva de ejemplo y escarmiento a todos…

Cuando lo visitamos, El Machango o Haragán, ya tenía preparado, en el taller de Juan Ramírez, los zapatos bien abetunados, el sombrero, camisa, pantalón, chaqueta y corbata… Y no faltan los curiosos que se asoman por los huecos para intentar ver el aspecto del ruinito personaje.

En breve, antes de la salida, la banda de música y la chiquillería, esperaran la salida para escoltarlo y asegurarse que va derechito al juicio público… Durante ese obligado paseo el Haragán recibe una buena rociada de insultos de factura autóctona…

La quema del Haragán tendrá luchar el día 14.

Por Santa Lucía, lo dice el refranero, “crecen las noches y menguan los días”… Era fechas que nos llega de antiguo que cesaba toda la actividad: No se podía enhebrar una aguja y ni siquiera enyugar a las reses, para hacer las faenas del campo… Pero los tiempos han cambiado y en poquitos sitios esas advertencias antiguas han perdido el rigor. Es tiempo de fiesta, sí; pero nada más…. Y el día 13, procesión y hermanamiento de la Lucía Sueca y la Lucía Canaria, con misa, procesión fiesta y muestreo de la joya de la zona “La aceituna”…

Y el domingo siguiente, la Romería de los Labradores…

Una fiesta, en serio que merece la pena vivirla y disfrutarla y traerse para casita un buen puñadito de aceitunas de la zona y si se puede un numerito de lotería que termine en 13, en 16 o el mismo 69, que son números que a cada paso, los loteros le ofrecen a los visitantes…

ALFREDO AYALA OJEDA

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