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viernes, 17 de abril de 2020

* MI ADIÓS A UN CAMPEÓN, "KILOVATIO"

El boxeo, me apasiona. Desde pequeñito, de la mano de mi padre, acudía cada sábado a las veladas de boxeo. Fui testigo de los combates más sonados, de la disputa de títulos, de entrenos y de conversaciones con entrenadores, árbitros y púgiles. Incluso en cierta ocasión, me puse unos guantes, fui al gimnasio y me dieron dos cachetones, que fueron como si me pasaran el tipex del olvido, y me borraran para siempre la posibilidad de practicar este deporte. 

Pero hay combates y combates. Unos... que estás deseando que finalicen o lo paren y otros, que el reloj de los aficionados corre a toda velocidad. Vibrantes, eran aquellos combates entre Orteguita, Kid Gavilán, Kilovatios, Mosta. Veinticuatro minutos intensos, donde no podías cerrar los ojos, porque te perdías muchos detalles de la pelea. Eran combates que, sin tanteo inicial, se encaraban los boxeadores a intentar doblegar a su rival... Ungido, “El torito de Santander”, que venció al estilista Lelo Suárez por K.O. y al que después Salvador Domínguez “Boro”, ganó con facilidad. O aquellos otros combates de rivalidad entre Cabrerita Gil y Rodri II, donde se dejaban el alma en cada golpe. También aquellos estilistas, machacones, con poca pegada pero con un martilleo incesante, que le robaban la iniciativa a sus rivales: eran Magro “El Sastre” y Vicente “El Estudiante”. 

Además, andaban por ahí, haciéndose un hueco o en olor a multitud, Kid Tano, Kimbo, Cesáreo Barrera, García “Gancho”, Lelo Suárez, Matías, Boro Domínguez, Kid Melenara, Kid Teror.... Por esos días, llegaba a la presidencia de la federación de boxeo , José Joaquín Ruíz Arocena que rápidamente prendió la llama de la pasión por el boxeo. Se celebraron los campeonatos de España, en la grada curva del Estadio Insular, con un rotundo éxito y empezaron a llegar boxeadores de leyenda, como Urtain, Legrá, Robinson García, etc. 

Pues todo eso, empecé a vivirlo en la calle León y Castillo, allí donde estaba Educación y Descanso que, en la época era como un laboratorio donde se entrenaba lucha, boxeo y otras series de actividades. En la entradita, con ventana a la calle, estaba ejerciendo su oficio de Barbero Tomás Gordillo, amigo de la familia. Él, nos arreglaba el pelo y contaba las excelencias de sus púgiles entre los que se encontraba, Salvador Domínguez, junto a un púgil que estaba dando sus primeros pasos y al que le veía unas condiciones extraordinarias. Se trataba de Manuel Rodríguez “Kilovatio”, nombre que le viene por su empleo fijo, en Unelco. 

Manuel, era un buen hombre. Responsable, que se enamoró del boxeo. Nacido en 1.939, comenzó sus entrenos en boxeo, cuando contaba con 16 años. Tenía una cabeza bien amueblada y boxeó contra los mejores, de la que se considera como la mejor época del boxeo canario. Debutó en la Gallera del Cuyás, allá por los años 60 y en su primer enfrentamiento, con los nervios a flor de piel, venció al incómodo Ray Ross. Se calzó el título de Canarias, en un enfrentamiento contra el tinerfeño Chinea... Boxeó contra todos los de su peso (gallo) con suerte varia, pero siempre dejando sobre la lona el grato recuerdo de su boxeo, honradez y valentía. Y el caso más curioso, fue que jamás boxeó fuera de Gran Canaria. 

Por eso, cuando a la edad de 26 años decide retirarse, el público no lo entiende, porque estaba en un buen momento. Pero, sabedor de los tiempos que corrían, vio claro que el boxeo no dejaba muchos beneficios y sí, muchos sacrificios y decidió colgar los guantes... 

Hace unos días, el bueno de kilovatio, falleció a la edad de ochenta  años. Pero antes, fue capaz hasta de ganarle el último combate, al mismito cáncer. 

Hacía tiempo que no le veía en esos paseos que realizaba por distintas zonas de la capital, como por la avenida de Las Alcaravaneras y pararse a conversar con la gente de la zona, los amigos de siempre como Matías “El paleta”, Ricardo “El buzo” y otros. 

Descansa en paz querido amigo.

ALFREDO AYALA OJEDA

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