Continuando con aquella vieja y aparcada idea, de escribir un libro sobre José Rodríguez Franco “El Faro de Maspalomas”, también, en esos años, ocupé al amigo José Martín Ramos por aquel entonces, Jefe de Informativos de Televisión Española, en Canarias. Con Martín, he compartido distintas trincheras informativas: en el desaparecido periódico “EL Eco de Canarias” y en TVE. Juntos, formamos una unidad informativa en aquellos difíciles y últimos momentos del entonces Sáhara Español recorrimos los fosfatos “Fos Bucraa”, sesiones plenarias de Yemaá (Asamblea General), contactos con algunos miembros del Polisario y distintas escaramuzas entre Polisario y el Puns.
Foto: J.J. La Calle, Martín Ramos, Alfredo Ayala y Juan Ramón Gómez. La imagen corresponde a los últimos momentos del Sáhara español.
Hicimos algunos documentales titulados “Dos rombos”, que eran atrevidos en los tiempos que corrían. Uno dedicado a la prostitución, otro a los robos de moda “El tirón”, y el butrón a las joyerías... Además, juntos hemos estado en los servicios informativos, en distintos acontecimientos o en espacios especiales sobre los Carnavales, o en acontecimientos puntuales en beneficio de la Cruz Blanca,disputando un torneo triangular en el viejo Estadio Insular, en aquellos históricos encuentros entre Médicos, Abogados y Periodistas, de los que siempre salimos vencedores.
Bueno no quiero distraerme y solo me queda por ofrecerles la visión de Pepe Martín Ramos, sobre el “Faro de Maspalomas”...
Foto: Monumento al Faro
JOSÉ RODRÍGUEZ EL “AS”.
José Rodríguez Franco, su vida y su obra, representa la naturaleza y la historia de donde nos ha tocado vivir: Canarias.
Somos un país donde han confluido varias culturas. Un Archipiélago que ha servido de laboratorio para muchos experimentos; unas islas a veces enfrentadas en beneficios de terceros, pero a su vez, Canarias ha sido un pueblo hospitalario y sin fronteras, producto del mestizaje y por estar situadas en un punto geoestratégico importante. Pero, cuando los foráneos, en cualquier país superan la cifra del diez por ciento, se puede considerar una colonización; cifra que se duplica en Canarias, máxime cuando gran parte de la economía no está controlada por los nativos. Todo ello ha repercutido negativamente, en las pautas de comportamiento que se evidencia en la sociedad canaria, donde los años cincuenta del pasado siglo; evolución que tenemos que analizar para que no siga afectando a nuestra identidad.
Y, nos hemos situado en estas fechas y momentos porque son los más duros para nuestro personaje, José Rodriguez Franco “Faro de Maspalomas”, un “AS” del deporte vernáculo y un trabajador comprometido con su tierra, que tiene que complementar su “brega” en los “terreros” con su trabajo ocasional en aparcería, pozos, construcción y allá donde fuese necesario para sacar adelante a los suyos de una grave crisis económica.
José Rodríguez Franco “Faro de Maspalomas”. Como todos los de su condición y raza fue un caballero en la lucha canaria, ejemplo que llevó a la sociedad que le tocó vivir en el Sur de Gran Canaria, llegando incluso a hacer frente a una condena en el denominado caso de Juan García Suárez “El Corredera”, que fue sin duda uno de los más injustos sumarios instruidos en el franquismo.
José Rodríguez estuvo en la cárcel de Barranco Seco, pues la máquina de la época le había implicado en todas las andanzas de su amigo Juan García, que luego resultaron no estar nada claras. Pero eran los momentos de grandes silencios, y el “ASA” tuvo que ver la realidad desde el Centro Penitenciario cuando lo único que había hecho fue acompañar a su amigo y compañero de la época a “echar unas copas de ron”, en la ciudad de Telde...
La figura del “Faro de Maspalomas”, una vez más, quedó limpia de tanta “trama” y cuando salió de su “celda” y volvió a los campos de lucha para satisfacción de los miles de canarios que lo seguían por todos los lugares. No olvidó aquellos hechos, no pudo y tampoco quiso quitar de su cabeza el recuerdo perpetuo de Juan García “El Corredera” con quien había compartido su experiencias y sufrimientos como un apéndice más de la miseria mental canaria, que no era otra cosa que las terribles calamidades de la clase humilde, que tuvo que recurrir al gofio como alimento y a las cartillas de racionamiento como alternativa. Recuérdese que la parte más difícil y árida del personaje fue desde 1.936 al 1.959.
Los hechos lo curtieron y de qué manera, y pudo comprobar cómo se le amaba profundamente y por eso no quiso dejar de intervenir en los “terreros”, no ya como luchador – pues habría pasado el tiempo- pero sí realizando exhibiciones para mantener la “llama encendida” con su arado.
Era un hombre alto, corpulento, como demandaba el bello deporte. Era un gladiador que no quiso rendirse ni al deporte vernáculo, ni a la vida que tantas “cornadas” le había dado por el sólo hecho de querer respetar lo suyo. Fue un “caballero de la lucha canaria” que cada jornada con su mirada infantil y perdida acudía no ya sólo a los grandes puntos de concentración deportiva, sino a aquellos pequeños caseríos y pueblos que gustaban ver como un “AS” del mundo vernáculo continuaba realizando sus exhibiciones de levantamiento de arado, como queriendo transmitir a las nuevas generaciones su amor y entrega absoluta por nuestras esencias: lo canario.
José Rodríguez Franco “Faro de Maspalomas” luchó hasta el final de sus días. Su cara era un reflejo de quienes no se tomaron un descanso de quienes, pese a la adversidad, marcaron con su propio estilo una época que fue dura, injusta, pero que él como nadie supo superar para ejemplo de un pueblo, de una raza...
J. Martín Ramos
ALFREDO AYALA OJEDA
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