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viernes, 13 de mayo de 2022

* SOBRE “EL CAJÓN COMUNAL”


… El pobre, siempre cargando el saco de la pobreza

Pues sí: “Las ciencias adelantan que es una barbaridad” expresión que se debe a aquella zarzuela estrenada en 1.894, “La verbena de la Paloma”, donde nada más iniciarse la puesta en escena, los personajes don Hilarión y don Sebastián hacen alusión a los avances de las ciencias y la medicina…

Ha pasado el tiempo. Embargo, los cambios cada vez nos sorprenden menos y lo que ayer parecía un sueño, hoy son realidades. 

Por las fechas, por lo que adelantan las ciencias, por el mes del tenorio y la proximidad de las fiestas de San Andrés de cacharros y tablas, de prueba de vinos, salidas de Ranchos de Ánimas, de difuntos y las Tafeñas pues me he puesto a reunir algunas historias y vivencias, alusivas a las fechas en que vivimos. 

Como en aquella ocasión en que en la zona de Tigaday (Hierro), acudimos (1.977) para hacer una grabación para el programa de Televisión Española “El Pueblo Canta”, dirigido por Fernando Díaz Cutillas y en la que fui el Productor. El Hierro era una isla diseminada, escasamente poblada que, con la inauguración del aeropuerto, empezaba a despertar de un larguísimo letargo. Guiados por el fundador del grupo Tejeguate, Ramon Padrón Cejas, fuimos por una de aquellas polvorientas calles para llegar a una desvencijada choza de piedra seca, que albergaba un viejo cajón comunal que sirvió, hasta hacía poco, para dar justa sepultura a los vecinos que no tenían posibles para costearse la cristiana sepultura. Durante largo rato lo contemplamos. Estaba descolorido, carcomido por el uso y el paso del tiempo. También acribillado por la polilla. El fondo del ataúd era como dos hojas abatibles y una tranca. El difunto, era introducido en la caja y transportado hasta llegar al lugar del descanso eterno. Allí, se abrían esas hojas abatibles y el cajón volvía nuevamente a la choza, a la espera del fallecimiento de otro pobre.


Los Llanillos-Frontera-El Hierro (foto de Ramón Padrón Cejas)

Después, andando el tiempo, repasando papeles y girando visitas a distintos lugares, donde me interesé, en diferentes municipios por los cajones comunales que mecían recuerdos de tiempos pasados, cuando prestaban un buen servicio a esa parte de la sociedad más desfavorecida… Entre los que recuerdo, en buen estado de conservación figura el de Hoya de Pineda, popularmente conocida como “La Cueva de la Caja”.

Un valioso trabajo etnográfico de la FEDAC, nos introduce en esa época que se prolongó hasta bien entrado el siglo pasado:

“El uso de la caja de muertos comunal se extendió hasta mediados del siglo XX, un período de poblaciones dispersas y muchas veces alejadas de las iglesias y cementerios, por lo que cuando una persona fallecía, los hombres jóvenes del lugar iban a la cueva que guardaba la caja de muertos comunal, para transportar al finado hasta su última morada, después de recorrer kilómetros por angostos caminos y profundos barrancos, rutas en las que había apeaderos señalados, para que los vivos tomaran un respiro y los muertos recibieran rezos. Algunos de estos puntos, llamados descansaderos de muertos, sobreviven aún al paso del tiempo aislados en los caminos, aunque la población solo repara en las cruces e interpreta su amplia repisa de piedra como un altar, cuando en realidad es el espacio en el que los jóvenes depositaban el ataúd para descansar y acometer el siguiente tramo del camino. Así era en Hoya de Pineda en Gáldar, donde aún puede visitarse la denominada Cueva de la Caja, que albergaba un gran ataúd de madera para los fallecidos adultos y otro pequeño y blanco para los niños, para las familias que no podían adquirir uno propio para su finado.

El centro y sureste de Gran Canaria, con sus profundos barrancos y aquellos pagos mal comunicados, presentan aún numerosas muestras de religiosidad popular como la Cueva del Aire en Veneguera, las Cuevas de Muertos de Tasartico y Tasarte y los féretros comunales de Fataga.”

También, el prestigioso antropólogo don Francisco Mireles Betancor, en la publicación “Fiestas, dolor y muerte” referida a Gran Canaria, señala que:

“En la sociedad tradicional canaria había un tiempo para la vida y otro para la muerte, los dos se interrelacionaban y se intercalaban. Durante la vida te preparabas para la muerte, encargando la mortaja, dando instrucciones precisas para el enterramiento, pagando las misas de luz, o solicitando que el rancho de ánimas se acercara a la casa familiar. Después de la muerte, los allegados recordaban y mantenían la presencia del difunto entre ellos, colocando cuadros o fotos, usando ropas de luto y crespones, encendiendo lámparas de aceite, acudiendo a las misas de difuntos, etc. Tampoco ha de extrañar que en cierto sentido la fiesta formara parte de la muerte, entendiendo como fiesta aquellos momentos en los que se reúne la comunidad para recordar o conmemorar y a la vez celebrar, al difunto, como la noche de los finados o el día de todos los santos en el enrame de las tumbas”.

En el año 1.812, se inició la construcción del primer cementerio de Las Palmas de Gran Canaria, en el linde entre Vegueta y el barrio marinero de San Cristóbal. La obra, debía costearla las arcas municipales, pero al no disponer de los recursos necesarios, el obispado anticipó el dinero…Surgió entonces el problema… ¿Cómo se iba a dar eterno reposo en camposanto cristiano a quienes profesaban otras religiones?.

Fue en esos momentos cuando se decide que, en uno de los laterales del cementerio de Las Palmas, se enterrarán los difuntos protestantes de nacionalidad no británica… Esto motivó una airada protesta de la iglesia católica que, desde entonces, se negó a acompañar el cortejo fúnebre hasta el interior del cementerio de Vegueta, despidiendo a los fallecidos a la sombra de un cercano ficus que, desde ese momento, pasó popularmente a llamarse “Árbol del responso”…

Sobre el histórico árbol amigo o amiga lectora tienen en este mismo blog, https://www.etnografiayfolclore.org/2011/07/el-por-que-del-historico-arbol-del.html sentida reflexión, que me lleva a la triste conclusión que, hasta para proteger y respetar un árbol, dependamos de la sensibilidad del político de turno.


ALFREDO AYALA OJEDA

jueves, 24 de marzo de 2022

* ALFREDO AYALA OJEDA, "ROQUE NUBLO FOLCLÓRICO, DE GRAN CANARIA 2022"

El pasado jueves día 17 de marzo, en el Auditorio Alfredo Kraus, tuvo lugar, dentro del 109 aniversario de la fundación del Cabildo de Gran Canaria, el acto de entrega de “HONORES Y DISTINCIONES 2022”.

El Cabildo de Gran Canaria reconoció con el “Roque Nublo”, en el ámbito de Folclore, al productor y realizador televisivo Alfredo Ayala Ojeda por su aportación esencial a numerosos programas y proyectos de televisión dedicado al conocimiento de la isla de sus tradiciones y de la idiosincracia de su gente.

Destaca su larguísima trayectoria de más de 50 años con su paso por los servicios informativos o programas como “El Pueblo Canta”, “Tenderete”, “Canarias Viva”, “Perfiles”, “Redivivo”, “La Bodega de Julián”, “Senderos Isleños”, “Andar Canarias”, “Parrandiando”, “Fiestas y Romerías”.

Hoy, tras el aluvión de felicitaciones y muestras de cariño recibidas, quiero dar mi más sinceras gracias a todas y cada una de las mujeres, hombres, que han distraído un minuto de su tiempo para mostrar su afecto y consideración.



Estoy convencido que, aunque he intentado contestar a cuantos me han felicitado que, seguramente, se me han quedado algun@s en el tintero. Para ellos, mis disculpas…

Debo decir que he recibido numerosas distinciones como “Talento 2009”, “Tesoro Vivo de la Televisión”, “Azor de Plata”, “Azor de Bronce”, “Premios de la Federación Española de Lucha 1.971, 72 y 73”, pero hoy me siento afortunado por ser distinguido en mi tierra, donde dicen que nadie es profeta, nada más y nada menos, con el símbolo de Gran Canaria: el ROQUE NUBLO.

¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!

ALFREDO AYALA OJEDA

martes, 15 de marzo de 2022

* ¿UN PLEITO EN “TENDERETE”? ¡QUÉ VERGÜENZA!

En la tele, no todo es verdad aunque muchas veces tenga apariencia de realidad.

Recuerdo hace casi 24 años -Era por aquellos momentos junto con Tony Santana, director del programa “TENDERETE”- se me ocurrió recrear, aquello que decían nuestros mayores cuando iban a disfrutar de las fiestas del pueblo… “¡FIESTA SIN PLEITO, ES ABURRÍA!”. Las fiestas, por lo tanto, se medían por los pleitos… Al día siguiente, los comentarios corrían de boca en boca...

- ¿Cómo estuvo la fiesta?

- ¡Buenísima!

- ¿Entonces hubo pleito?

- Sí; …y de los grandes: porque salió el “Mirinda” (apodado así porque tenía el pelo de color zanahoria) y dejó sorimba a dos forasteros que estaban molestosos…


Foto: Sergio Correa y Alfredo Ayala


Siempre quise rodear “Tenderete” y a otros muchos programas que creé o dirigí, de algunos detalles que tuvieron importancia en el pasado, pero que en el presente casi son olvido…

Así, dándole vueltas al coco se me metió en el tino, recrear un pleito en medio del Tenderete… A mí me puede la trastienda de los programas y a ello le dedico muchísimo tiempo… Hablé con algunas mujeres asiduas al programa y les preparé el vestuario: delantal, pañoletas, pañuelos, etc. Las cité antes del comienzo del programa y les dije: “Es sencillo el papel… Dos hombres van a pelearse en pleno programa y ustedes, desde que los hombres se encaren y eleven la voz salen los sujetan y todas gritan, arman el revuelo y hablan juntas, para que no se entienda nada más que la tensión que se respira. Calmados los ánimos, acompañan a cada uno de los pleitistas hasta su sitio y ya está”...

Después, me reuní con los protagonistas principales: Sergio Correa y Manolo Morales, que, en honor a la verdad, estuvieron de óscar…

La escena era: cada uno estaba en su cometido… Sergio Correa, con su asadero de costillas y Manolo Morales, cantando con la Parranda Cuasquías…

Llegado el momento, Sergio sacaba de la brasa la primera tanda de unas espectaculares chuletas y Manolo venía y le decía que le pusiera una en el plato… Sergio, no le hacía ni puñetero caso… Manolo se iba y momentos más tarde, en tono más agrio, volvía a insistir… Se miraron desafiantes, aparecieron las palabras y de ahí para llegar a las manos, solo faltaba que Sergio Correa, ofendido saliera del asadero y se encarara con Manolo Morales… Las señoras mayores, se metieron en el camino para que no se “agredieran”… pero los dos estaban sujetos por la pechera y a puntito de darse un fleje de piñas… Las viejitas, pusieron paz y calmaron a los dos gallos de pelea… después reinó la calma y todo transcurrió en una fiesta de cantos, toques, humor y tradición.

El programa, quedó redondo.

Andando el tiempo, creo que más de quince años, recalé por el mercado de nuestra señora de África, en Tenerife, con Sergio Correa, cuando una señora, en tono agrio, le tocó el hombro a Sergio y le dijo: 

- ¡mejor le diera vergüenza!... Tenderete, es para divertirse y no para pelear por una chuleta…

Menuda calentura autóctona tenía la señora y por mucho que se le dijo, no había forma de convencerla de que era un pleito de “mentirijilla”, que se le dio apariencia de realidad…

Pero ella, insistente, seguía en sus trece… 

- ¡Eso está muy feo!

Al final llegué a la conclusión, que la señora se sentía ofendida porque Tenderete era como su casa y en su casa siempre reinó la armonía, la paz y disfrutamos con TENDERETE….

Y cualquiera le tosía a la señora.


ALFREDO AYALA OJEDA

domingo, 16 de enero de 2022

* "EL ORIGEN DE LAS PAPAS ARRUGÁS"


Hace algún tiempito, con muchísima voluntad y atinado resultado, un reducido equipo de Televisión Española en Canarias, se puso en marcha para hacer realidad una idea que plasmé en la perla de Las Antillas, cuando grababa con el recientemente fallecido historiador cubano Eusebio Leal, una serie documental y etnográfica que se tituló “Senderos Isleños”. Corría el año 1.990, cuando el cámara Juan Antonio Cubas, los ayudantes Sebastián Medina y Miguel Almeida, dirigidos por Juan Martínez y yo, empezamos a levantar el acta de lo que había en esos momentos, sobre costumbres y tradiciones…

Cada capítulo, requería tiempo, investigación, entrevistas, visitas a museos y mucho pateo por distintos escenarios. En uno de nuestros recorridos, en Fuerteventura, nos entrevistamos con el impagable amigo, Francisco Navarro Artiles, pieza fundamental en el rigor de cada uno de los capítulos que, dicho de paso, nos puso la condición de no cobrar, por añadirse al equipo.

En uno de nuestros capítulos titulado “Jo, morenita, joooo”, dedicado a la pesca mediante cantos, premiado en la muestra internacional del Atlántico con el Azor de Plata, tuvimos como invitado, al amigo Mario Hernández Bueno, periodista especializado y premio nacional de Gastronomía, quien en un restaurante de Las Coloradas, en Las Isletas, nos habló sobre la cocina canaria y la preparación de la codiciada morena.

Quiso la casualidad, que el otro día me tropezara con Mario Hernández Bueno, cuando daba un paseo por Las Canteras. Llovía con fuerza y estuvimos agazapados en un zaguán hasta que la lluvia perdió intensidad… Pero me dio tiempo para abordar el tema del origen del enyesque, entrante o acompañamiento: “las papas arrugás” y me dijo: “ es lo más demandado". Es una receta que nos llega de aquellos antiguos pescadores, que en sus largas travesías, sancochaban las papas menudas con agua de mar, con lo cual aprovechaban todos los recursos… Y terminó con una verdad como un templo: el canario, no concibe una comida sin sus papitas.

Foto: Papas arrugás con mojo


“Senderos Isleños”, fue una serie de 63 capítulos que se dio por finalizada a finales del siglo pasado y que debería seguir divulgándose en centros de enseñanzas, para que las nuevas generaciones nos conozcan mejor. Además, en distintos certámenes algunos de sus capítulos fueron distinguidos con Azor de Plata, finalista en Sibiú ( Rumania ), Premio Centro de Iniciativas y Turismo, Volcán, etc.

ALFREDO AYALA OJEDA

miércoles, 10 de marzo de 2021

* GUEDES, IRREPETIBLE

Cuando Guedes, en el centro del campo, acariciaba el balón, levantaba la cabeza oteando el horizonte, Gilberto I, emprendía su galopada por la banda, sabedor que el Mariscal* de campo le haría llegar el balón, en condiciones ventajosas para perforar la red del equipo contrario.... Guedes, zancudo, brillante, de fútbol fácil, se doctoró en el Insular y su fama se extendió dentro y fuera de nuestro fragmentado territorio.
















martes, 5 de mayo de 2020

* LA CALLE ADIÓS...

Vivimos momentos difíciles. Momentos que, parejo con la angustia,  obligan a navegar por recuerdos de amigos, de los que ni hemos podido despedirnos ni, como mal menor, compartir el dolor con sus hijos, padres, ni abuelos... 

Hoy, entre tantas ausencias la memoria me traslada hasta la isla de La Palma, concretamente a Tijarafe, donde paseé, a principios de este siglo, con el repentista Eremiot que me llevó a conocer algunos de los mas, bellos rincones del municipio... 

Fue un largo recorrido, con paradas ilustrativas, que Eremiot se conocía al dedillo. Desde las altas cumbres, donde estuvimos durante horas con carboneros de la zona, hasta el mar. Allí, con su barquito, nos adentramos en “Cueva Bonita”, lugar repleto de misterio y leyenda... Una cueva con dos bocas, por la que los pescadores de la zona, burlaban  las visitas no deseadas , de los berberiscos... 


También me llevó, hasta el pequeño embarcadero denominado “Poris de Candelaria”, donde me llamó la atención que un reducido grupo de pescadores, hubieran creado un pueblo dentro de una gran cueva, en la misma orilla del mar.  


Me presentó al mismísimo “Diablo de Tijarafe”, encarnado en un personaje de cuento: Nicolás Rodríguez... También a María "la barajera", afamada echadora de cartas de la zona, a la que visité y me vaticinó que no volvería más a la isla de La Palma... Por eso,  cuando paramos en un barcito de la zona y escuché una abundante ración de décimas, al despedirme, me dijo Eremiot: “si quieres chafarle el vaticinio a  la barajera, no vayas por la calle del Adiós , porque por esa calle, se va derechito al cementerio.” 

Con el paso del tiempo, regresé a Tijarafe y recordé al amigo Eremiot y cuanto me había dicho, de la calle Adiós... Emprendí el regreso, caminando por las adoquinadas calles del municipio,  mientras me venía a la memoria la poetisa cubana, Dulce María Loynaz que en 1.958 escribía así, en la publicación “Un Verano en Tenerife”, sobre la calle que se llama Adiós que bajo su rotulación aparece pintada estas sentidas letras... 


Foto: Alfredo Ayala, en la calle del Adiós


“¿Qué secreto alentaba en ella que su recuerdo había perdurado a través de una distancia que medía por olas, de un tiempo que ocupa casi toda la vida?.. Lo supimos después. No era sombra de amor ni de misterio. No era aroma de leyenda. Adiós, sencillamente era la calle que conducía al camposanto. Pero voy a decir lo que era de manera exquisita: lo era con poesía que era una cosa que se da muy poco en materia municipal, y, por mejor decir poco en cualquier materia. No creo que haya habido Concejales padrinos:  fue el pueblo, un pueblo diminuto el que se acostumbró a llamarlo así, o ella misma nació ya con ese nombre que le era íntimo consustancial, exacto. De ahí la gracia la finura que no puedo olvidar quien la mira en otros días con sus ojos de niño. La calle va en declive, cortada sobre un risco; el pueblo queda arriba recogido el puñado de sus casas al filo del barranco. Pero hacía abajo y ya en el mismo talud que desciende verticalmente, en un despliegue de la roca han puesto el cementerio, como quien pone un ramo de azahares al pecho de la montaña. Bien se comprende que es difícil llegar a aquél sitio, aún para los hijos de esa fragosa tierra avezados a franquear desfiladeros: fue así que se hizo uso con el tiempo en detenerse en cierta escotadura donde la calle se quebraba por un corte de tajos descendentes. Era el umbral de las despedidas: allí quedaban los acompañantes todavía por unos minutos viendo bajar ya a picos de las Breñas un reducido resto de cortejo. Allí en silencio conmovido daban el último saludo el amigo al amigo que se iba, el hermano al hermano ….Luego se volvían calladas calle arriba, impregnada de suspiros hecha de adioses sin salida, no podía tener ya más que un nombre : y se llama ADIÓS.” 

*Nota: Las dos primeras fotos pertenecen a "Fotos Antiguas de Canarias"

ALFREDO AYALA OJEDA 

viernes, 17 de abril de 2020

* HASTA SIEMPRE POLADURA

Conocí a Poladura, en las primeras andaduras, cuando en mi etapa infantil de “descubridor”, salíamos desde mi barrio de las Alcaravaneras, con dirección a Ciudad Jardín para recorrer todos los túneles que atravesaban la zona. Él vivía en la esquinita, misma frente al histórico Estadio Insular.  

Con el paso del tiempo, recién comencé a trabajar en Televisión Española, en un desplazamiento a la isla de Lanzarote, para el programa el Pueblo Canta, nos hospedamos en el Arrecife Gran Hotel. Mi sorpresa fue grande porque después de tantos años, volvíamos a coincidir y cuál fue mi sorpresa que él, era el Director del hotel en aquella época. Cada día, al regreso, nos sentábamos y hablábamos de lo divino y de lo humano. Manuel Poladura, sentía por la música de la tierra y sus tradiciones, un cariño muy especial.

Más tarde, para el programa 300 Millones de TVE, el grupo invitado era nada más y nada menos que Los Sabandeños, volvimos a recalar por el Gran Hotel y allí, se armó una buena carajera musical. Manolo, siempre fue muy atento, también nos acompañó a la grabación hasta la zona de Papagayo que, hacía poco,  sobre 1960, Elías Serra Rafols y su hermano había redescubierto  los restos de San Marcial del Rubicón.  

Después, en distintas ocasiones Manuel Poladura, participó en programas como “Tenderete” y como no, en mi otro programa “La Bodega de Julián”. Recuerdo, como ahora mismo, aquella ocasión en que lo invité en Agüimes, a que participara con los tres palos de nuestro folclore y terminó enganchándose en polcas. 

Manolo Poladura, un día, junto a otros amigos, teniendo ese veneno folclórico metido hasta en la médula, formaron un grupo que el nombre le venía al pelo: “Los que no escarmientan”... Mentiría si digo que le echaba una corta andadura porque unos u otros tenían una dilatada trayectoria en otros grupos y poner disciplina en lo que yo entendía anárquicos, pues me resultaba difícil. Por eso, en La Casa de la Condesa, los invité para que participaran en la Bodega de Julián y allí, afinaitos, tuvieron una lúcida actuación... 

Hoy, Manolo, sin  tiempo para decir adiós, nos dejó. Una muerte repentina, le sorprendió en un recodo del camino.  Últimamente, nosotros nos saludábamos a través de las redes sociales y hasta hace unas horas, allí estaba, compartiendo vida con su legión de amigos. 

Descansa en paz querido amigo... Y mi pésame a la familia. 

ALFREDO AYALA OJEDA

* MI ADIÓS A UN CAMPEÓN, "KILOVATIO"

El boxeo, me apasiona. Desde pequeñito, de la mano de mi padre, acudía cada sábado a las veladas de boxeo. Fui testigo de los combates más sonados, de la disputa de títulos, de entrenos y de conversaciones con entrenadores, árbitros y púgiles. Incluso en cierta ocasión, me puse unos guantes, fui al gimnasio y me dieron dos cachetones, que fueron como si me pasaran el tipex del olvido, y me borraran para siempre la posibilidad de practicar este deporte. 

Pero hay combates y combates. Unos... que estás deseando que finalicen o lo paren y otros, que el reloj de los aficionados corre a toda velocidad. Vibrantes, eran aquellos combates entre Orteguita, Kid Gavilán, Kilovatios, Mosta. Veinticuatro minutos intensos, donde no podías cerrar los ojos, porque te perdías muchos detalles de la pelea. Eran combates que, sin tanteo inicial, se encaraban los boxeadores a intentar doblegar a su rival... Ungido, “El torito de Santander”, que venció al estilista Lelo Suárez por K.O. y al que después Salvador Domínguez “Boro”, ganó con facilidad. O aquellos otros combates de rivalidad entre Cabrerita Gil y Rodri II, donde se dejaban el alma en cada golpe. También aquellos estilistas, machacones, con poca pegada pero con un martilleo incesante, que le robaban la iniciativa a sus rivales: eran Magro “El Sastre” y Vicente “El Estudiante”. 

Además, andaban por ahí, haciéndose un hueco o en olor a multitud, Kid Tano, Kimbo, Cesáreo Barrera, García “Gancho”, Lelo Suárez, Matías, Boro Domínguez, Kid Melenara, Kid Teror.... Por esos días, llegaba a la presidencia de la federación de boxeo , José Joaquín Ruíz Arocena que rápidamente prendió la llama de la pasión por el boxeo. Se celebraron los campeonatos de España, en la grada curva del Estadio Insular, con un rotundo éxito y empezaron a llegar boxeadores de leyenda, como Urtain, Legrá, Robinson García, etc. 

Pues todo eso, empecé a vivirlo en la calle León y Castillo, allí donde estaba Educación y Descanso que, en la época era como un laboratorio donde se entrenaba lucha, boxeo y otras series de actividades. En la entradita, con ventana a la calle, estaba ejerciendo su oficio de Barbero Tomás Gordillo, amigo de la familia. Él, nos arreglaba el pelo y contaba las excelencias de sus púgiles entre los que se encontraba, Salvador Domínguez, junto a un púgil que estaba dando sus primeros pasos y al que le veía unas condiciones extraordinarias. Se trataba de Manuel Rodríguez “Kilovatio”, nombre que le viene por su empleo fijo, en Unelco. 

Manuel, era un buen hombre. Responsable, que se enamoró del boxeo. Nacido en 1.939, comenzó sus entrenos en boxeo, cuando contaba con 16 años. Tenía una cabeza bien amueblada y boxeó contra los mejores, de la que se considera como la mejor época del boxeo canario. Debutó en la Gallera del Cuyás, allá por los años 60 y en su primer enfrentamiento, con los nervios a flor de piel, venció al incómodo Ray Ross. Se calzó el título de Canarias, en un enfrentamiento contra el tinerfeño Chinea... Boxeó contra todos los de su peso (gallo) con suerte varia, pero siempre dejando sobre la lona el grato recuerdo de su boxeo, honradez y valentía. Y el caso más curioso, fue que jamás boxeó fuera de Gran Canaria. 

Por eso, cuando a la edad de 26 años decide retirarse, el público no lo entiende, porque estaba en un buen momento. Pero, sabedor de los tiempos que corrían, vio claro que el boxeo no dejaba muchos beneficios y sí, muchos sacrificios y decidió colgar los guantes... 

Hace unos días, el bueno de kilovatio, falleció a la edad de ochenta  años. Pero antes, fue capaz hasta de ganarle el último combate, al mismito cáncer. 

Hacía tiempo que no le veía en esos paseos que realizaba por distintas zonas de la capital, como por la avenida de Las Alcaravaneras y pararse a conversar con la gente de la zona, los amigos de siempre como Matías “El paleta”, Ricardo “El buzo” y otros. 

Descansa en paz querido amigo.

ALFREDO AYALA OJEDA

martes, 14 de abril de 2020

* RESISTIREMOS

Echando la vista atrás y poniendo orden en mi memoria, lo mucho vivido y lo mucho leído, termino dándole las gracias a la pandemia. 

Hoy, como siempre, casi esperando que den las siete de la tarde, estamos como agazapados detrás de la ventana o el balcón, para asomar el flequillo y aplaudir, tocar el bucio, cantar el "Hola, Don Pepito" o el "Resistiré". Todos a una, nadie llega tarde a esta cita de apoyo, a cuantos de una manera u otra, arriesgan su vida en beneficio de todos. 

Antes, las casas estaban casi abiertas de par en par, por si se recibía alguna visita, o algún vecino precisaba algo. Pero los tiempos fueron cambiando y muchos se ufanaban diciendo, vivo en un bloque de veinte plantas, casi unas mil personas y tengo la felicidad de no conocer a nadie. ¡qué triste!

Pues bien, desde que estamos en este recogimiento necesario y salimos a hacer piña, con los vecinos, con los médicos, enfermeros, empleados de supermercados, farmacéuticos, carteros etc., parece que se ha vuelto a aquellos viejos tiempos. Ahora, todos salimos a la hora en punto, a mostrar nuestra gratitud a todos y aunque a veces no veamos a los vecinos, sí sabemos que están ahí, al lado, arrimando el hombro y dispuestos a echar una mano si es necesario. 


La pandemia, no solo trae la desgracia. También ha llegado para recordarnos, que todos somos necesarios y que juntos, resistiremos.

ALFREDO AYALA OJEDA

miércoles, 8 de abril de 2020

* A JUAN PERICO, DEFENSOR DE NUESTRAS TRADICIONES

Mi primera visita a la isla de El Hierro, prendió la llama de la pasión por lo nuestro. Tenía, en algún rincón de este blog, ya lo he contado, conocimientos dormidos en los que nunca había reparado. Pero esa primera visita fue como el volador de salida, para que me metiera de lleno en conocer y divulgar nuestras costumbres y tradiciones. Para este primer desplazamiento acudíamos para realizar un trabajo para la serie “El Pueblo Canta” sobre el recién creado grupo Tejeguate y la intención era recoger las voces de aquel numeroso grupo de componentes, donde se alternaban veteranos y mucha gente nueva: Cantos de arada, de siembra, de higos, espantar cuervos, moliendo, segando, etc. 

Mientras se realizaban los preparativos, deambulé por el entonces derruido hotel más pequeño del mundo, por las ruinas del poblado de “Guinea los juaclos”, casi oculto por las calcosas y me llegué hasta un barcito, donde estaba el cuervo parlanchín azabache... 

De regreso, me encontré con Juan Perico, que iba con su morral y su regatón, camino de la Fuga de Gorreta, para llevarle algo de comer a los lagartos de Salmor. Hablamos durante largo rato, sobre nuestro deporte la Lucha Canaria y me contó algunas historias sobre los lagartos y su vínculo familiar con esta valiosa especie. 

Foto: En el lagartario con Juan Perico

Al paso del tiempo, nos había llegado nuevo material a Televisión Española y entonces se pensó en hacer una serie, para recoger el momento actual en el que estaban todos nuestros municipios. Y como no, dentro de todos esos municipios se encontraba el de La Frontera...  Entre los temas que debíamos abordar, estaba el lagarto de Salmor y la única manera que teníamos de llegar hasta allí, era contando con la valiosa colaboración de Juan Perico, que estaba acostumbrado a las subidas y bajadas, tenía potencia física y además era un hombre experto en el manejo de la lanza.  

Hablé con él y nos prestó toda la ayuda. Era un material delicado y pesado. El vídeo sólo, pesaba sobre los 20 kilos, más trípode, cámara, batería y hasta los dos operadores.  Después, las imágenes obtenidas, grabaron a una colonia de 90 ejemplares de lagartos, que estaba en la más absoluta de las libertades. Al llegar el equipo como la grabación, recuerdo que gente estaba expectante porque todos habían oído hablar de los lagartos, pero pocos era los que los habían visto. Y en el mismo bar de Tigaday, pusimos las imágenes... Fue un momento mágico.  

Otro de los encuentros con Juan Perico, fue en lo alto de Guinea Los Juaclos, cuando emprendimos un capítulo del programa etnográfico Senderos Isleños, dedicado al Salto del Pastor. Y Juan Perico, no dudó en ponerse a nuestra disposición, para que el programa se hiciera realidad. 

Más tarde, en distintos encuentros lo vi luchar, junto a su hermano Francis Pérez “Pollito de la Frontera”.  

Hoy, en casa, disciplinado por el recogimiento al que nos ha obligado el Coronavirus, cuando las redes sociales dan la noticia de su fallecimiento.  

Amigo Juan Perico, desde aquí, mis condolencias a familiares y amigos. 

Se me ha ido no sólo un amigo, sino también todos hemos perdido a una buena persona. 

Descansa en paz. 

ALFREDO AYALA OJEDA