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miércoles, 20 de noviembre de 2019

* "PANCHILLO”, LUCHADOR DE RAZA


Él, no era un hombre corpulento. Tampoco, un luchador que se plantara en el terrero y decidiera una luchada. Él, simplemente, era un novio de la Lucha Canaria a la que amó y se entregó de cuerpo y alma, hasta los últimos momentos de su existencia... Nunca lo encontré en baja forma y se tomaba los entrenos, con mucha seriedad. Era, de corta estatura, valiente, con corazón de gallo de riña, que se empleaba en el terrero dispuesto a derribar a sus rivales, aunque en la hora de la verdad su deseo no se convirtiera en realidad... Pero justo es reconocer que era un luchador eléctrico, con jiribilla, inquieto, que desde que oía el pito o la voz de ¡YA!, era como si le dieran cuerda. “Para mí la lucha, amigo Ayala, es arriba o abajo. Estudiar al contrario se hace en los blandeos, en los entrenos. A la hora de la verdad, cuando llega el momento del enfrentamiento solo entiendo atacar, armar luchas y dar espectáculo”.

En su época de esplendor, la Federación Española de Lucha, estaba situada en mi casa, en Las Alcaravaneras, en la calle Blasco Ibáñez, 45. Por ella, recalaban árbitros, presidentes de clubes, luchadores y directivos. Allí, conocí a muchísimos luchadores. Y allí, claro estreché amistad con Francisco Caballero “Panchillo”. 


También, como mi padre tenía una imprenta, frente mismo al cine Cairasco, en el barrio de San Nicolás, me resultaba cómodo acudir a los entrenos del Club de luchas Vencedor. En el mismito laboratorio del club rojillo, recibí algunas lecciones del campeonísimo Alfredo Martín “El Palmero”... El Vencedor, tenía un equipo parejo y con buenísimos luchadores en sus filas: Alfredo Martín, Orlando Sánchez, Pollo de San Nicolas, Pollo de los Reyes, el Pollo de la Hoyeta, los hermanos Coruña, Pepe Quintana, “Panchillo” y otros muchos. 

Yo disfrutaba muchísimo, con aquellos choques entre iguales. Ver a Panchillo, siempre armando lucha, probando distintas mañas, según el adversario, era gratificante... 

Le recordé, la última vez que lo vi, en el Paseo de San José, aquellos enfrentamientos con otro artista El Pollo de Sardina o con los bravos hermanos Reyes, Bartolo Correa, Mendoza, la dinastía de los Calabazas, Tarzán, Carlitos Cabrera. Había, en esa época, un amplio semillero de luchadores, que no decidían los encuentros, pero que con su honradez sobre el terreno, despertaba interés entre los aficionados... Me desplacé hasta el populoso barrio de San José, para ver si Panchillo tenía algún pantalón de “mano metida” para el documental etnográfico “Sobre la Lucha Canaria”, de la serie de TVE “Senderos Isleños”... Él, puso toda la voluntad en atenderme y me remitió al hijo de Juanito Mujica y al nieto del Faro de Maspalomas. 

Al despedirnos quedamos para vernos y recordar viejos tiempos, pero desgraciadamente, nosotros proponemos y Dios dispone. 

Se nos ha ido un amigo. Otro más, que se distinguió por su caballerosidad y entrega a nuestro deporte plástico: La Lucha Canaria. 

Descansa en paz amigo... 

ALFREDO AYALA OJEDA

sábado, 21 de septiembre de 2019

ANTONIO CARDONA, DEFENSOR Y DIVULGADOR DE LO NUESTRO

Yo conocí a Antonio Cardona, hace un montón de años. Transitábamos los mismos caminos y nos despertaba los más hondos sentimientos... un podenco, un levantamiento de arado, una paloma buchona, un pájaro canario o una pelea de carneros, que con el tiempo se fue suavizando hasta convertirse en “encuentro de carneros”. 
Antonio, y él lo sabía, siempre lo tuve en alta estima. Recuerdo que para los programas de Televisión Española “Senderos isleños”, lo ocupé en el barranco de Gáldar para que ordenara y pusiera en valor, un encuentro de Carneros. Era para las fiestas de San Isidro y ya aquellas peleas que se celebraban en distintos pueblos de las islas, había decaído y hasta estuvieron prohibidas, junto con las Peleas de Perros y riñas de gallos. 
Antonio, era un profundo conocedor de nuestras tradiciones. Se entregaba a ellas sin desmayo. Un día, cuando ideé un programa folclórico para televisión canaria, llamado La Bodega de Julián, lo cité. Amigo Antonio, le dije: tengo la intención de darte unos minutos para que abordes, distintos aspectos isleños. Así que, en medio de música de la tierra, puedo distraer unos momentos para que tú, organices tu espacio.  Y Antonio, claro... No esperó a que terminara... ¿cuando empezamos? 

Y empezó su andadura en la Bodega de Julián: primero las palomas buchonas, una de nuestras joyas; después los poderosos perros de presas; la vaca de la tierra, Podencos, Lobo herreño, Pájaros de posturas... y hasta “Las cabañuelas”. Antonio, era un estudioso de lo nuestro... 

Hoy, no existe ni “La bodega de Julián”, ni el Amigo Antonio Cardona, pero nos quedan sus libros y el recuerdo de quien sin hacer ruido, estuvo con nosotros defendiendo nuestras costumbres y tradiciones, hasta que en estos días, las fuerzas le abandonaron... 

Allá donde estés, mis respetos. 

ALFREDO AYALA OJEDA

domingo, 1 de septiembre de 2019

* A DOMINGO RODRÍGUEZ RIVERO, "EL HURÓN"

Ayer, sin más, recibí una mala noticia. Seca... escueta. Valgan verdades, me dolió en lo más profundo de mi alma. La noticia, procedía de la isla de La Gomera: “Domingo Rodríguez, popularmente conocido como “El Hurón”, había fallecido, a los 94 años... 

Recuerdo perfectamente, aquella tarde noche en que lo conocí, de la mano de mi amigo Antonio Acosta “El Puncha”, quien atendiendo una petición que le hice, para que me localizara solistas en la isla de La Gomera, me presentó a un señor, bajito, huesudo, trajeado y tocado con un sombrero gastadillo por el paso de los años y el uso. Era, Dominguito Rodríguez Rivero. Llegaba con una sonrisa de oreja a oreja, "privao" su juicio, endomingadito, picando unos 80 años, pleno de energía y desbordando alegría. … 

A la vuelta de cada desplazamiento, el Puncha, me soplaba un nombre... Una vez, me dijo ahí te va otro buen ejemplar: Cecilio Aguilar. Te puedo decir que es un todo terreno: folías, malagueñas, isas y, además, tiene buenas dotes para una porfía de polcas piconas o de dos rombos... No se equivocó el amigo Puncha, Cecilio, era un puntal y por ello, en repetidas ocasiones lo invité a participar en “La Bodega de Julián”... También memorizo aquella ocasión que, en el mismo corazón de la capital gomera, coincidieron, con motivo de las fiestas lustrales del 2005, Domingo Rodríguez y Cecilio Aguilar.  Pero también Dominguito participó en otras Bodegas de Julián, que se celebraron en Gran Canaria, en el Real Club Victoria y enTegueste, Tenerife. 

Foto: Alfredo Ayala y Domingo "El Hurón"

Domingo, era, y se lo dije, de otra "echaúra". Tenía temple, estilo inconfundible y era un amigo de ley. Otras veces, en su isla coincidimos. Siempre estuvo cercano. Era lo que había aprendido de sus padres y era lo que transmitía... Pero ayer, como decía el inolvidable Juan Quintana “El Claca”, se le acabó el vivir... Se apagó su voz y se perdió un valioso archivo. 

El sepelio en Playa de Santiago, fue como un homenaje. No faltó la música de la tierra y las folias al recuerdo, lo acompañaron. 

Decía el poeta: ¡¡que solos, se quedan los muertos...!!  Pero tú, no. Tu estarás siempre acompañadito, armando la parranda en el paraíso... 

Descansa en paz querido amigo. 

ALFREDO AYALA OJEDA

lunes, 8 de julio de 2019

* VALENTÍN GUANCHE, HASTA SIEMPRE AMIGO

Hace muchos años, cuando se retomó el programa Tenderete tras diez años de ausencia, Nanino, Juan Martínez, y yo nos dispusimos a realizar distintas localizaciones de intérpretes por diferentes partes del Archipiélago. Teníamos muchísima ilusión, en volver a poner en marcha el emblemático programa. Había cambios. Cambios sustanciales. Antes, del 71 al 73 se emitía y grababa en blanco y negro y ahora (1.983) acababa de llegar el color, nuevas dotaciones de microfonía y un plató que colmaba las exigencias del equipo. Aquí, podíamos ensayar sin molestar a nadie. Teníamos unas amplias oficinas, comedor para atender invitados y una amplia zona de aparcamientos. Nos valía que en esa época la Feria del Atlántico estaba pasando un momento delicado y aquellas naves estaban, por esos momentos, a nuestra entera disposición. Había que hacer obras pero eran escasas... Se diseñó un decorado, con la impagable colaboración de Pepe Dámaso. Fue el mayor decorado de la historia de la tele en las islas y en esa simulación de un traspatio canario, había que meter tres palmeras de yeso que tuvieran apariencia de realidad, encargar mesas, sillas, etc.  

En una de esas recaladas saboreamos unos vinos en Arafo, cuando irrumpió en el barcito el amigo Valentín Guanche. Nos conocíamos desde hacía tiempito y el abrazo fue enorme. Nos sentamos y compartimos mesa y mantel. Valentín, ya sabía del movimiento que había en torno a la vuelta de Tenderete y se ofreció gustoso. ¡Coño si yo estuviera en Las Palmas, les echaría una mano!... 

Valentín estaba dedicado a la construcción y siempre con nosotros y con el programa, tuvo la mano tendida. No te preocupes Valentín. Tu prepárate para "jincarte" unas folías o lo que quieras. Incluso, una ranchera... Risas. 

Y así fue. Valentín siempre estuvo en nuestra consideración. Murió Nanino, pero yo le seguí brindando todo el cariño del que dispongo. Unas veces de solista, otras con el grupo Medianías de San Andrés o con su grupo mejicano. 

Valentín siempre estuvo dispuesto. Unas veces, me sorprendía diciéndome, vi un solista en Teno, que aquí tengo el teléfono para que lo invites. Valentín, vivía y sentía el folclore en toda su amplitud. 

Al tiempo yo cambié de aires. Pasé de Televisión Española a Televisión Canaria y como siempre vinculado al folclore. Y allí, como un solo hombre, estuvo Valentín Guanche.  

Un día, en la Bodega de Julián, cumplía años la productora del programa y coincidía con la actuación de Valentín Guanche y su grupo mejicano. Le dije que le dedicara uno de los temas y Valentín gustoso, se arrancó, le brindó el tema y la tocó con el sombrero de charro. Así era Valentín. 

En otra ocasión, quise montar en Fuerteventura, un programa donde las polcas tuviera mucha presencia. Para ello, invité de distintas islas, a numerosos solistas entre ellos Valentín. El programa fue muy sonado y después de la emisión todavía continua en Youtube donde ha superado el millón de visitas. 

Hoy, enterado de su reciente fallecimiento, haciendo de tripas corazón, no me queda más que recordar los felices momentos vividos y conservar el grato recuerdo de un amigo de verdad y todo un puntal referencial de nuestro folclore. 

Descansa en paz querido amigo.  

ALFREDO AYALA OJEDA

domingo, 7 de julio de 2019

* APUNTES SOBRE TRADICIONES EN LA VÍSPERA DE SAN JUAN

Tengo, qué quieren que les diga, una deuda contraída con los Yerberos. Todo empezó, cuando en cierta mañana, en el Caidero de Gáldar, conocí a una familia , que cultivaba y recogía distintas hierbas medicinales. Por ese entonces, alguna que otra tarde, pasaba por su casa-cueva y me largaban una tremenda retahíla de nombres y propiedades, de distintas hierbas beneficiosas para la salud.  Algunas, me comentaba, las cultivaba en sus huertitos. Les encantaban darme explicaciones, sobre las hierbas y las enriquecían  con distintos dichos que había aprendido de sus padres por transmisión oral o en contactos con otros yerberos.  Ella, parlanchina, encantadora, superaba los setenta años, pero su vitalidad era tremenda... A cada momento, soltaba una de esas frases... “Esto es Sándalo y con Sándalo, miel y limón, se ayuda el corazón”... y tras soltar la frase, se quedaba feliz y contenta... Una de esas tardes, le conté que yo era diabético y que por todos los lugares que recalaba todos me soltaba el remedio yerbero para curar la diabetes: 



Tómese agüita de Pamplina... Hágase un zumo de Pepino... ¿Ha probado los tunos indios o la Pita Zábila?  
No. Me respondió con rotundidad... Hágame caso... y me soltó el dicho:  “Hierbas amargas, la vida alargan.”  

Al tiempo, recordaba a otro yerbero de respeto: Enriquito Cáceres, de Gáldar él. Con el que recorrí el lecho de los barrancos, las crestas de la montaña y numerosas veredas y camino. También, en Radio Drago, fui testigo ocasional de la sabiduría de este tremendo personaje que atendía en directo a cuantos vecinos solicitaban información sobre remedios. 

Recuerdo como ahora mismo, la víspera del día de San Juan. Previamente, habíamos concertado una cita y desde muy temprano, nos pusimos en marcha en busca de distintas plantas medicinales.  Pronto, el libro de sus saberes se puso en marcha: “Este es un Oroval. Es una planta muy valiosa. Tanto que lo dice su nombre Oro-Vale...  


Empezaba a despuntar el día... “En estas primeras horas, me contaba Enriquito, las hierbas con el sereno caído durante la noche, enriquece sus propiedades medicinales... Dicen – me añadió- que existe la creencia que las hierbas recogidas en esta corta noche del año, como el hinojo, ruda, valeriana, menta, logran buenos efectos en temas de quereres y amores... Se dice sobre el hinojo: “Quien ve el hinojo y no come de él, muere de amores y no sabe de qué”... También sobre la ruda “En casa donde hay ruda, no muere criatura” o este otro “En casa donde hay ruda, Dios te ayuda” y existe hasta uno combinado: “Hinojo y ruda, hacen la vista más aguda”... También sobre la menta: “Tomar menta, el amor aumenta”. 

Dicta la tradición que la víspera de San Juan nos invita a romper con lo viejo, con el mal de amores. Es tiempo de renovación. Para ello, dos elementos juegan un papel principal: agua y fuego. El fuego purificador que destruye y consume el pasado... Después, el agua a través del beneficioso rocío, es quien termina con la acción y efecto de devolver al cuerpo y alma la limpieza total. 

También, esos efectos sanadores se efectuaban en la última quincena del mes de junio. En esas fechas una o varias cabras se apartaba del ganado y sólo se les permitía alimentarse de las hierbas de la zona. No recibían otra alimentación, ni un puño de millo, ni otro preparado. Así, cada día se iba ordeñando y almacenando la leche hasta que llegado el momento la leche se metía en un odre y se mecía hasta lograr una especie de grasa compacta que servía para aliviar dolores estomacales. La leche que daban estas cabras estaban enriquecida con los beneficios propios de las propiedades de las hierbas en esta época del año. 

Exactamente ocurre lo propio con las olas del mar, que vienen cargadas de efectos fertilizadores. Por eso, los baños de los animales en las aguas de nuestras costas purifican y tonifican. 

En fin, la víspera de San Juan, está repleta de distintas tradiciones. Unas acunadas en las islas, desde hace muchísimo tiempo y otras, llegadas desde otras parte del mundo, que han quedado aquí para siempre.   

ALFREDO AYALA OJEDA

viernes, 7 de junio de 2019

* ”GENERACIONES”, UN “TENDERETE” DE VERDAD.

Tenderete, es tanto de todos cuantos habitamos en las islas, cómo de otros muchos que lo esperan y lo sienten, lo viven y comparten más allá de nuestras fronteras. A mí, con Tenderete, programa al que estuve ligado más de tres décadas, me pasa lo mismo que con nuestra Lucha Canaria. Muchas veces, cuando aparece un luchador excepcional acudimos a las luchadas sabiendo de antemano el resultado. Sin embargo, cuando sale algún gallito y vence al favorito disfrutamos de la gesta y le damos el valor justo a la esencia de la lucha: el chico ante el grande. 

También, retumbaba en mi cabeza, mientras esperaba impaciente el inicio del clásico programa de música popular aquel poema de Manuel Machado titulado: “LA COPLA” 

Hasta que el pueblo las canta, 
las coplas, coplas no son, 
y cuando las canta el pueblo, 
ya nadie sabe el autor. 

Esta copla, aunque su origen es andaluz, suele cantarse en nuestras islas... Es una copla, que encierra hondura y verdad. Tanta verdad como el programa más longevo de TVE, en Canarias: “Tenderete”. 


Me "arrepolliné" en el recibidor, puse el volumen adecuado y los sentidos dispuestos... Pocos intérpretes en el plató... una guitarra de lujo, Juan Pérez Brito, un par de lapas, un timple que en las manos del “Colorao” enamora y mimo exquisito en los componentes. El título, lo decía todo: “Generaciones”... Generaciones que se unían en torno al folclore. Unas generaciones que retomaban los aires de las islas y unos cantadores de hoy, de ayer, de antier... Un Juan Machín, (103 años) "endomingadito", sin florituras, espontáneo fiel al estilo aprendido o heredado de generaciones anteriores... Juan Machín, se echó la camisa por fuera, bailó y cantó sin necesidad de gorgoritos y con su impronta,  demostrando que el folclore, el de verdad, no necesita adornos, ni tampoco estridencias, ni "esperríos", nos erizó los pelos... Fue, valgan verdades, como un regreso a aquellos primeros años de Tenderete, en que se suplía la carencia de medios técnicos con la autenticidad de tocadores y cantadores... 

Pletórico Ciro Corujo, con estilo envidiable, con magisterio, acompañado de su hija Mercedes (9 años), en una sentida y exquisita interpretación del tema “Mazurca para Gáldar” del folclorista galdense, José María Gil... 

O el polifacético barbero, rapsoda, tocador de lapas, timplista, cantante y amigo Antonio Corujo, qué con sus 85 años, continúa metido en estos berenjenales interpretativos. Siempre, relatando las coplas del “Salinero” o sorprendiéndonos con páginas de la constante del isleño: la emigración. 

Y un espléndido ramillete de savia nueva, que se va afianzando: Las hijas del Colorao Ayla y Julia, por su naturalidad. También a la cálida voz de Izan Ortega... o Domingo  "El Cuco" ejerciendo de cantador y repentista. 

Entrañable el verídico  relato de la travesura de unos chiquillos que, en plenas fiestas del pueblo de Tetir, soltaron un burro y que El Colorao, ha aprovechado para convertir la "mataperrería", en una divertida Berlina Majorera... 

Podría seguir escribiendo sobre este programa de Tenderete pero creo que lo mejor, es que si ustedes no lo han disfrutado, que lo busquen en TVE a la carta y localicen el programa emitido el día 2 de Junio de 2019. 

Mis felicitaciones a “Generaciones”, por brindarnos una bocanada de aire fresco cuando todos, sin excepción, parecen empeñados en  cambiar autenticidad por espectáculo. 

Mis felicitaciones a Cipriano, Feluco, Raúl y cía. 

ALFREDO AYALA OJEDA