Las
“hueseras” es un instrumento que en la actualidad forma parte de
las excelencias del folclore canario, junto a los denominados
instrumentos de “percusión”, como son el pandero, el triángulo,
las castañuelas, las resurgidas chácaras, el tambor, las lapas, las
cortezas de las nueces, y hasta hace algunos años la “zambomba”.
Podemos
hablar como idiófonos canarios raspando las hueseras, rasquetas o
güiños de cañas (conocidos como instrumentos frotados). Se
desconocen sus orígenes, hay quien dice que procede del áfrica
negra o subsahariana, y que la misma se utiliza en fiestas y ritos
que celebran los nativos de, Kenia, Congo, Cote de Ivoire, Liberia,
Madagascar, Angola, Mozambique, que hoy se realizan con fines
turísticos.
Con
la inmigración de los canarios a los países latino americanos, la
música y el folclore canario hizo mella en sus habitantes y se
constituyó en aquellas tierras como algo propio, llegándose acoplar
a nuestros aires más ancestrales instrumentos musicales tales como
el cuatro, el laudín, nuestro paisano Braulio en su canción
Venezuela cita; “hasta el timple se mezcló con el cuatro….”
También
se crearon una serie de asociaciones –cada una con gente de propia
de su región de origen--, que se denominaron “Quintas”, en las
mismas se desarrollaba las festividades de su tierra ejecutando su
folclore, y exponiendo su propia artesanía. Las más conocidas
fueron la Gallega y la Canaria. Poseían excelentes grupos musicales,
entre estos siempre destacó, la gran Orquesta de Pulso y Pulso y Púa
de la Quinta Gallega dirigida por el eximio musicólogo, Amadeo
Vides.
Hoy
cualquier parranda o AF que se precie tienen estos dos instrumentos
citados, especialmente el “cuatro”, por el contrario el “laudin”
es bastante más utilizado en los grupos que se dedican a ejecutar
puntos cubanos.
A
mediados de los años cincuenta del pasado siglo, un grupo de amigos
de Guía, creamos un grupo rítmico denominándolo Tirma, formábamos
parte del mismo, José González Moreno conocido por Pepe el rubio,
Juan Aguiar Moreno, Mariano Chirivella León, Francisco Vega Dávila
y el que suscribe, e hicimos el siguiente experimento, --acoplar el
contrabajo tradicional de tres cuerdas al grupo de bandurria y
guitarras, ni que decir tiene que fue todo un éxito--, a partir de
ahí el instrumento citado fue apareciendo en todas las parrandas,
grupos y AF.
Hoy
muchas agrupaciones tienen entre sus instrumentos, dos, que no
encajan de ninguna forma en el desarrollo de nuestra música
tradicional, como son el acordeón y violín, su “chillona”
sonoridad altera la belleza instrumental y melódica que tanto
distingue a nuestro folclore.
Pepe
González, conocido por el de Librada, ha sido durante muchos años
un huesero distinguido, formando parte de la AF Estrella y Guía.
Siempre fue una excelente persona, honesto y honrado caballero. Desde
que era muy joven trabajaba con los hermanos, Pedro y Tomás del Pino
conocidos por los hijos de Erasmita, que tenían su casa en el
inicio del camino de acceso a las Cuevas Fregenales y San Juan junto
a la carretera vieja que va a Las Palmas.
Cuando
mi padre enfermó de una distonia neurovegetativa, a principios de la
década de los años cincuenta del pasado siglo, el insigne medico
don Ramón Jiménez Domínguez, le indicó que no hiciera siesta sino
que se dedicara a caminar unos kilómetros después de almorzar.
Recuerdo que un día nos dirigíamos a la finca de Montemayor en el
camino del Capellán, y al día siguiente a San Juan y al Gallego,
allí siempre nos encontrábamos a Pepe y su hermano Ramón que tenía
una zapatería al lado del bar de Juan el Chaparra. Muchas veces Pepe
nos acompañaba hasta la zapatería que tenía Manuel el pipe, en la
Montaña del Gallego.
Desde
muy joven sintió inquietud por conocer la música y el folclore
canario, lo oía hablar con mi padre de estos temas. Una de las
primeras veces que vi actuar a la Estrella y Guía me alegre de verlo
tocando las hueseras, también pude comprobar que era muy estimado
por todos los miembros de la agrupación.
Su
hermano Pedro hizo sus pinitos como cantador, pero pronto esa afición
se diluyo y nunca más volví a verlo y a oírlo cantar, recuerdo que
no lo hacía mal, tenía un buen estilo y se atrevía a cantar, isas,
folías y malagueñas.
Hace
algunos años con motivos de las Fiestas del Queso, estuve con él en
la plaza, cojeaba un poco y le pregunté que le pasaba, y me dijo que
había tenido un accidente con la moto. Jamás en los años que lo
veía con más asiduidad, nunca lo vi enfadado todo lo contrario,
siempre mostró una risa sempiterna que invitaba a las gentes, que
incluso no le conocían a departir con él.
Otra
afición que siempre lo condicionó fue el futbol, no se perdía
ningún partido donde actuase la UD Guía, equipo por el que sentía
una gran pasión.
Con
su viuda Librada Vega, vecina mía en la calle Médico Estévez,
siempre tuve una buena relación, al igual que con su padre,
Francisco Vega, y con sus hermanos. Ella siempre tuvo “in mente”,
estudiar algo, ya que quería tener una cualificación y status
superior al que tenía, mi amigo y compañero, Juan Santana Rodríguez
al que conocíamos también por Adolfo, recuerdo verlo hablando con
ella en la ventana que tenía la peluquería de su padre, con
bastante frecuencia, no estoy muy seguro pero Juan le dejaba libros.
La
muerte de Pepe me ha producido una enorme tristeza, nos conocimos
siendo los dos muy jovencitos, y siempre le tuvo un enorme aprecio,
por su extraordinaria forma de comportarse y por la nobleza de su
carácter. Solo recordarle por todo lo que significó, mientras estuvo
con nosotros, y rogarle al Señor que lo acoja en su seno.
Mis
condolencias más afectuosas para su viuda Librada, y para todos sus
familiares. Descanse en paz.
JUAN DÁVILA GARCÍA
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