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lunes, 3 de abril de 2017

* GUÍA DE GRAN CANARIA (ARQUEOLOGÍA I)

En Canarias, la aparición de yacimientos arqueológicos, se han ido incrementado últimamente de manera notable, pienso que de haber una mayor implicación al respecto, donde los trabajos de campo relacionado con estos temas, se realizaran con mayor intensidad, amplitud y sin que primen intereses políticos* (algo que lamentablemente está ocurriendo), es muy posible, que apareciesen muchos más.
En mi juventud, --algo que he manifestado muchas veces--, el grupo de amigos donde estaba integrado, estábamos en constante movimiento, éramos capaces de recorrer diariamente algunos kilómetros, saliendo de nuestro pueblo en busca de alguna aventura, sin elegir previamente el camino a recorrer, la espontaneidad era nuestra principal virtud.
Nuestro radio de acción era ilimitado, y abarcaba desde el casco de Guía y su periferia, hasta los pueblos limítrofes de la zona, Gáldar, Agaete y Moya.
Estas caminatas diarias, las realizábamos por puro placer, y diversión. En este caso buscábamos refugio en las, Cuevas Canarias, (Cenobio de Valerón), túnel de los Molinas, las Cuevas de las Palomas, en plena Montaña de Ajodar, el Brezal, Santa Cristina, e incluso íbamos a cazar lagartos en las Cuevas Fregenales, o a coger ranas por debajo de la presa de las Garzas, en los charcos que allí se formaban motivados por el rebozo de la presa.
En muchas ocasiones nuestras incursiones, se extendían mucho más allá de los límites citados, para lo que aprovechábamos los fines de semana, como eran las que llevábamos a cabo hasta la Aldea de San Nicolás, Fontanales, y con mucha más frecuencia hacia Montaña Alta, Caideros, Juncalillo, etcétera.
Este constante deambular nos hacía conocer muchos lugares, dónde abundaban, cárcavas, montanos y riscales, existiendo en estos parajes gran número de cuevas, oquedades, malpaíses, que jamás paso por nuestras mentes, se pudieran tratar del hábitat donde residieron nuestros antepasados.
En aquellos años las Cuevas Canarias, en Guía de Gran Canaria, era todo un símbolo para nosotros, las visitábamos asiduamente, respetando su entorno, la definíamos como un monumento magistral, dada su hermosa construcción, --algo inimaginable para aquella época--, su estructura en la montaña del Gallego, formando una bóveda de enorme dimensiones, --275 metros de altitud desde el nivel del mar y casi 300 cuevas--, le daba al lugar una belleza indescriptible, que es de obligado cumplimiento visitar, para ver la grandiosidad de esta ingente obra, al tratarse de una de las muestras más importante de la ancestral arquitectura, que los primitivos habitantes de isla realizaron con excelente maestría, (Historia General de las Islas Canarias de José Viera y Clavijo).
En la cúspide de la montaña citada, existe un Tagoror, así como una serie de túmulos, --tumbas--, que forman una necrópolis de semejantes características, a la de los Esclavos en plena Punta del Marmol, Maipés de Agaete, la Cañada de los Gatos en la Playa de Mogán, la de Arteara en San Bartolomé de Tirajana.
La cartografía relacionada con esta ciencia, se representa con una serie de signos la especialidad del parque a visitar. Como son los caminos o carreteras que nos llevan hasta ellos, así como los objetos que se encuentran en el pecio, dignos de admirar, --lugar de culto, aras, altares y lugares sagrados, (Ansite, Amurga, la Fortaleza de Santa Lucía), cuevas o casas, (el Cenobio de Valerón en Guía, Guayadeque y el Risco Caído en Artenara), sitio o enclave de un lugar determinado, pinturas rupestres, (la Cueva Pintada de Gáldar), túmulos o necrópolis, el Maipés de Agaete, Arteara, San Bartolomé de Tirajana, la Cañada de los Gatos en Mogán y la Montaña del Gallego.
Recientemente se ha descubierto en la finca de Soleto, en Guía, en la carretera de acceso a la Universidad Fernando Pessoa, Anzo y la Montaña, un ingenio azucarero, que data del s.XV, apareciendo en el mismo una serie de objetos dignos de estudio, --una moneda italiana, varias vasijas, donde se supone se cocía la caña de azúcar, cenizas y otros artilugios más--, esta última aparición viene a sumarse al ingenio aparecido en Agaete de parecidas características, hace algunos años.
Según las investigaciones realizadas por distintos arqueólogos, el Cenobio de Valerón o Cuevas Canarias, data del “mioceno”, cuarta época del periodo terciario, situada entre el oligoceno y el plioceno, con dos etapas distintas, la primera de intensa actividad orogénica, y la segunda caracterizada por la suavización climatológica. Esto las convierte, en uno los primeros parques arqueológicos conocidos en Canarias.
Supuestamente se dice que los primeros habitantes de las islas eran de origen semita, especialmente de la etnia “bereber”. El nombre de Cenobio se debe a la creencia, de que allí habitaban unas sacerdotisas célibes conocidas como –harimaguadas--, que le daban cobijo, a las princesas y nobles hasta su casamiento.
En pleno s.XX, se descubrió que la verdadera finalidad de aquellos inmensos cubículos era la de almacenar, los diferentes productos o cosechas que obtenían en sus plantaciones agrarias, como eran granos de diferentes especies, maíz, trigo, avena, cebada y otros que era la base de su alimentación, así como de los diferentes animales de corral, que habitaban juntamente con ellos, especialmente ganado caprino. A partir de esa fecha se le conoce como “silos”, definición aplicada a --grandes superficies de almacenamiento de granos u otras especies afines--.
Algunas crónicas revelan, que estas construcciones las hacían en lugares de difícil acceso, para evitar los expolios y robos, a los que veían sometidos por los piratas.
Muchos graneros norteafricanos conocidos como “agadires”, (Agadir importante ciudad-marroquí en el atlántico), suelen tener una zona común de almacenamiento, custodiada por la comunidad a la que pertenece, con cámaras o departamentos, cuyo uso y mantenimiento es de naturaleza individual.
Aparte de las cuevas conocidas como las del Cenobio, existen en la isla otras, cuyo valor arquitectónico, es muy tenido en cuenta por su excelente construcción.
Así tenemos: las del Rey y Roque Bentayga (Tejeda), del Pósito en Temisas (Agüimes), Muchas, en el Barranco de Guayadeque, (Ingenio), el Palomar en Tabuco, (Ingenio), Draguillo, en el Gamonal, (entre Ingenio y Telde), de la Audiencia (Cuatro Puertas), Telde, el Álamo en Acusa, (Artenara), Birbique, en Roque Bermejo, (Agaete).
El Cenobio de Valerón, conocido también por las Cuevas Canarias, (Guía), fue declarado, Monumento Histórico Artístico en 1978, por Real Decreto 2756/78 de 14 de octubre. El 25 de junio de 1985, (Estando en vigor la Ley 16/85 del Patrimonio Histórico Español), las declaró BIC (Bien de Interés Cultural), en la categoría de Zona Arqueológica.

(*).- Mencionaba el término “político”, referido a la localización, adecentamiento y mantenimiento, de estos yacimientos, tan importantes en la actualidad, por ser un excelente reclamo turístico, algo que lamentablemente no ocurre así, según sean los mandatarios del Cabildo, se benefician más a unos que otros.

JUAN DÁVILA-GARCÍA

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