En
Canarias, la aparición de yacimientos arqueológicos, se han ido
incrementado últimamente de manera notable, pienso que de haber una
mayor implicación al respecto, donde los trabajos de campo
relacionado con estos temas, se realizaran con mayor intensidad,
amplitud y sin que primen intereses políticos* (algo que
lamentablemente está ocurriendo), es muy posible, que apareciesen
muchos más.
En
mi juventud, --algo que he manifestado muchas veces--, el grupo de
amigos donde estaba integrado, estábamos en constante movimiento,
éramos capaces de recorrer diariamente algunos kilómetros, saliendo
de nuestro pueblo en busca de alguna aventura, sin elegir previamente
el camino a recorrer, la espontaneidad era nuestra principal virtud.
Nuestro
radio de acción era ilimitado, y abarcaba desde el casco de Guía y
su periferia, hasta los pueblos limítrofes de la zona, Gáldar,
Agaete y Moya.
Estas
caminatas diarias, las realizábamos por puro placer, y diversión.
En este caso buscábamos refugio en las, Cuevas Canarias, (Cenobio de
Valerón), túnel de los Molinas, las Cuevas de las Palomas, en plena
Montaña de Ajodar, el Brezal, Santa Cristina, e incluso íbamos a
cazar lagartos en las Cuevas Fregenales, o a coger ranas por debajo
de la presa de las Garzas, en los charcos que allí se formaban
motivados por el rebozo de la presa.
En
muchas ocasiones nuestras incursiones, se extendían mucho más allá
de los límites citados, para lo que aprovechábamos los fines de
semana, como eran las que llevábamos a cabo hasta la Aldea de San
Nicolás, Fontanales, y con mucha más frecuencia hacia Montaña
Alta, Caideros, Juncalillo, etcétera.
Este
constante deambular nos hacía conocer muchos lugares, dónde
abundaban, cárcavas, montanos y riscales, existiendo en estos
parajes gran número de cuevas, oquedades, malpaíses, que jamás
paso por nuestras mentes, se pudieran tratar del hábitat donde
residieron nuestros antepasados.
En
aquellos años las Cuevas Canarias, en Guía de Gran Canaria, era
todo un símbolo para nosotros, las visitábamos asiduamente,
respetando su entorno, la definíamos como un monumento magistral,
dada su hermosa construcción, --algo inimaginable para aquella
época--, su estructura en la montaña del Gallego, formando una
bóveda de enorme dimensiones, --275 metros de altitud desde el nivel
del mar y casi 300 cuevas--, le daba al lugar una belleza
indescriptible, que es de obligado cumplimiento visitar, para ver la
grandiosidad de esta ingente obra, al tratarse de una de las muestras
más importante de la ancestral arquitectura, que los primitivos
habitantes de isla realizaron con excelente maestría, (Historia
General de las Islas Canarias de José Viera y Clavijo).
En
la cúspide de la montaña citada, existe un Tagoror, así como una
serie de túmulos, --tumbas--, que forman una necrópolis de
semejantes características, a la de los Esclavos en plena Punta del
Marmol, Maipés de Agaete, la Cañada de los Gatos en la Playa de
Mogán, la de Arteara en San Bartolomé de Tirajana.
La
cartografía relacionada con esta ciencia, se representa con una
serie de signos la especialidad del parque a visitar. Como son los
caminos o carreteras que nos llevan hasta ellos, así como los
objetos que se encuentran en el pecio, dignos de admirar, --lugar de
culto, aras, altares y lugares sagrados, (Ansite, Amurga, la
Fortaleza de Santa Lucía), cuevas o casas, (el Cenobio de Valerón
en Guía, Guayadeque y el Risco Caído en Artenara), sitio o enclave
de un lugar determinado, pinturas rupestres, (la Cueva Pintada de
Gáldar), túmulos o necrópolis, el Maipés de Agaete, Arteara, San
Bartolomé de Tirajana, la Cañada de los Gatos en Mogán y la
Montaña del Gallego.
Recientemente
se ha descubierto en la finca de Soleto, en Guía, en la carretera de
acceso a la Universidad Fernando Pessoa, Anzo y la Montaña, un
ingenio azucarero, que data del s.XV, apareciendo en el mismo una
serie de objetos dignos de estudio, --una moneda italiana, varias
vasijas, donde se supone se cocía la caña de azúcar, cenizas y
otros artilugios más--, esta última aparición viene a sumarse al
ingenio aparecido en Agaete de parecidas características, hace
algunos años.
Según
las investigaciones realizadas por distintos arqueólogos, el Cenobio
de Valerón o Cuevas Canarias, data del “mioceno”, cuarta época
del periodo terciario, situada entre el oligoceno y el plioceno, con
dos etapas distintas, la primera de intensa actividad orogénica, y
la segunda caracterizada por la suavización climatológica. Esto las
convierte, en uno los primeros parques arqueológicos conocidos en
Canarias.
Supuestamente
se dice que los primeros habitantes de las islas eran de origen
semita, especialmente de la etnia “bereber”. El nombre de Cenobio
se debe a la creencia, de que allí habitaban unas sacerdotisas
célibes conocidas como –harimaguadas--, que le daban cobijo, a las
princesas y nobles hasta su casamiento.
En
pleno s.XX, se descubrió que la verdadera finalidad de aquellos
inmensos cubículos era la de almacenar, los diferentes productos o
cosechas que obtenían en sus plantaciones agrarias, como eran granos
de diferentes especies, maíz, trigo, avena, cebada y otros que era
la base de su alimentación, así como de los diferentes animales de
corral, que habitaban juntamente con ellos, especialmente ganado
caprino. A partir de esa fecha se le conoce como “silos”,
definición aplicada a --grandes superficies de almacenamiento de
granos u otras especies afines--.
Algunas
crónicas revelan, que estas construcciones las hacían en lugares de
difícil acceso, para evitar los expolios y robos, a los que veían
sometidos por los piratas.
Muchos
graneros norteafricanos conocidos como “agadires”, (Agadir
importante ciudad-marroquí en el atlántico), suelen tener una zona
común de almacenamiento, custodiada por la comunidad a la que
pertenece, con cámaras o departamentos, cuyo uso y mantenimiento es
de naturaleza individual.
Aparte
de las cuevas conocidas como las del Cenobio, existen en la isla
otras, cuyo valor arquitectónico, es muy tenido en cuenta por su
excelente construcción.
Así
tenemos: las del Rey y Roque Bentayga (Tejeda), del Pósito en
Temisas (Agüimes), Muchas, en el Barranco de Guayadeque, (Ingenio),
el Palomar en Tabuco, (Ingenio), Draguillo, en el Gamonal, (entre
Ingenio y Telde), de la Audiencia (Cuatro Puertas), Telde, el Álamo
en Acusa, (Artenara), Birbique, en Roque Bermejo, (Agaete).
El
Cenobio de Valerón, conocido también por las Cuevas Canarias,
(Guía), fue declarado, Monumento Histórico Artístico en 1978, por
Real Decreto 2756/78 de 14 de octubre. El 25 de junio de 1985,
(Estando en vigor la Ley 16/85 del Patrimonio Histórico Español),
las declaró BIC (Bien de Interés Cultural), en la categoría de
Zona Arqueológica.
(*).-
Mencionaba el término “político”, referido a la localización,
adecentamiento y mantenimiento, de estos yacimientos, tan importantes
en la actualidad, por ser un excelente reclamo turístico, algo que
lamentablemente no ocurre así, según sean los mandatarios del
Cabildo, se benefician más a unos que otros.
JUAN
DÁVILA-GARCÍA
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