En el fútbol y la justicia, dos más dos, rara vez son cuatro...
En familia, desde temprana hora, enfilamos rumbo
al Estadio de Gran Canaria a disfrutar de una tarde de futbol, junto a nuestro
equipillo amarillo. Salimos prontito
porque quería, junto a mi mujer Lydia Díaz y las niñas de la casa, Mar y Yaiza,
disfrutar del ambiente que rodeaba al estadio… Queríamos, escuchar las peñas,
sus cánticos, respirar junto a esa
legión de aficionados que con frío o calor, con triunfos o derrotas son inasequibles
al desaliento… Queríamos vivir con intensidad cada instante y grabarlos en
nuestras retinas para siempre…
Había numerosas caras nuevas, despistadas, pero
con ilusión en la mirada… Gente joven y mayores, que apostaban por vivir codo
con codo con el equipillo amarillo, una victoria no sólo cómoda sino también
holgada… Durante largo rato, nos paramos en la cafetería que está frente a la
puerta 25/26… Se agolpaban las peñas y se sucedían los cánticos mientras los
que guardaban rigurosa fila, intentaban llegar al mostrador a por unas botellas
de agua fresca…
Por el camino que separa la cafetería de la puerta
de acceso, un aficionado, desbordado de euforia, hacía sonar un repetitivo
claxon… Otros blandían las bufandas… de amarillo se teñían las calles… Se
entonaba el himno, nuestro himno… ¡¡Qué bien suena!!
El graderío lucía espléndido… El aliento, llegaba
a la UD… Público y equipo, unidos por
una misma causa… Cámaras de fotos, móviles, todos querían tener un recuerdo del
momento… Todos esperábamos una victoria rápida… En la grada, teníamos prisa por
hacer la “ola”… Las Palmas, apuraba por evidenciar ante su público, su estado
de forma… Que atrás, en los inicios de la liga, quedaban sepultados aquellos
balbuceos iniciales…
Sin embargo poco a poco en las gradas, el público
se fue desinflando… El equipo, no respondía… Era algo así como si de buenas a
primera, un alzhéimer colectivo se hubiera apoderado de todos… Se les había
olvidado jugar al futbol… Ponían voluntad, pero les faltaba acierto…Y Barbosa,
espléndido, nos salvó de una auténtica catástrofe…
Tenemos más equipo, no solo para superar al
Guadalajara sino para medirnos con éxito con cualquier equipo de segunda. Quizás,
a nuestro equipillo le pudo la presencia masiva de los miles de aficionados que
poblaron las frías gradas del Estadio Gran Canaria… “Un borrón, lo hace cualquier
escribano”, decía en tono de mesura un espectador…
Por eso, este título de esta croniquilla… Y es que primero hay que freír el pescado
para saber el aceite que sobra…
Las Palmas, nuestra Unión Deportiva, mantiene
todavía intacta las ilusiones. Ahora, hay que volver a dar el puñetazo sobre la
mesa y sacar los puntos ante La Ponferradina, para volver a la senda que marca
el camino a Primera División… Se ha perdido una batalla, pero no la guerra…
¡¡Arriba de ellos!!
ALFREDO AYALA OJEDA
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