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martes, 18 de diciembre de 2012

* LA ÚLTIMA AGARRADA DE “CAMURRITA”

Conocí a “Camurrita”, hace muchísimos años. Nuestra amistad, siempre se mantuvo intacta. Lo recuerdo en múltiples luchadas en el Viejo Palacio de Deportes de la época, el Campo España. Aquellos choques entre las selecciones del norte y del sur; entrenado en la Fosforera, junto a Abel Cárdenes, el pollo de Anzo y otros notables luchadores de la época. José Pulido “Camurrita”, era cortito de estatura, pero se agigantaba sobre el terrero… ¡Cómo disfrutaba el público! en aquellos enfrentamientos ante Hermenegildo Ramírez “Brazo de Hierro”… Hermenegildo intentando aquella cadera rastrera y “Camurria”, eléctrico, inquieto como un longorón, lo hacía perder su posición y rematar la faena con una burra bajita, que estremecía los cimientos del hercúleo Hermenegildo… 

También recuerdo aquella tarde en el Campo España cuando se celebró el desafío entre el “campeonísimo” Alfredo Martín Acosta “El Palmero” y José Pulido “Camurrita”, cuando apareció, pavoneándose el poeta luchador Heraclio Niz “El Pollo de Arrecife”. Venía luciendo, traje azul marino y corbata larga en vez de su clásica pajarita… Al término del desafío le preguntaron al “pollo”. ¡Coño Heraclio! y ¿ese cambio de corbata? Y el Pollo de Arrecife contestó en verso: “Uso corbata larga/ y no de pajarita/ porque sabía que el palmero/ le ganaba a Camurrita... 

Era, sin más la época en que se vivía. Una época plena de romanticismo. También de sacrificios… Luchadores que recorrían tarde tras tarde, para hacer sus entrenos caminando varios kilómetros una vez finalizada la jornada laboral. La lucha, claro, no daba dinero salvo en contadas ocasiones… 

Una vez, recuerdo que Camurrita me contó, que un luchador le clavó la cabeza en la clavícula, hundiéndola. El había oído a un amigo, que había un estelero de animales que usaba unas ventosas para enderezar el esqueleto de las bestias… Camurrita, noblote y esperanzado, se puso en su manos… Fue tal el tirón que dio el estelero que le dejó la clavícula, sobresaliendo el pecho… 

Lo recuerdo en la redacción del desparecido periódico el Eco de Canarias, para buscar una arcancía para que la gente depositara sus monedas a favor de José Rodríguez Franco “El Faro de Maspalomas” que estaba atravesando uno de sus más terribles desafíos, ante un adversario que no daba tregua: el cáncer. 

Animoso, buena persona, se preocupó por los más pequeños, dándoles clases en el López Socas o en las escuelas. Allí, pasaba largas jornadas sacando a la pollería pa´lante… Hablábamos con frecuencia en el parquito situado en la zona alta del López Socas. Apoyado en su bastón, vencido por los años, me hablaba del grupo escultórico que corona la zona. Me contaba viejas luchadas y me hablaba de los fenomenales luchadores de la época… 

Me queda el grato recuerdo de aquella ocasión, en Guía, en Gran Canaria, con motivo de un homenaje que se le brindó a Salvador Díaz “El Pollo de Anzo”, nos fundimos en un sentido abrazo. Allí, se lo presenté a mi mujer Lydia. 

Descansa en Paz amigo.

ALFREDO AYALA OJEDA

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