Seguidores

Buscar este blog

martes, 13 de marzo de 2012

* JOSENE, UN PÚGIL ATRAPADO

Yo, visitaba con frecuencia, el “Titanic”, un amplio portón muy popular que estaba situado en la calle Valencia, haciendo semi-esquina con Alfredo Calderón, en el céntrico barrio de Las Alcaravaneras. Numerosas familias malvivían, hacinados, en su interior. Muchos de sus inquilinos vivían de la pesca o de la jardinería… Mis visitas al conocido portón, comenzaron porque Rosalía que tenía adicción “al tabaco en polvo”, visitaba mi casa, una vez por semana, para echarle una mano a mi madre que se las veía y deseaba, para meter a camino a siete hijos. Rosalía, con su moño recogido y la cara surcada por el tiempo, desde que llegaba se "jincaba" una rala de gofio y vino… Entonadita, se hurgaba el delantal y del bolsillo sacaba unas perrillas y me enviaba al “mandadito”, casi desde que aterrizaba en casa… Me acompañaba a la puerta de la calle y me decía: “Alfredito, apuña bien el dinero”…Yo, obediente y respetuoso como todos los críos de la época, lo que decían nuestro mayores era palabrita de Niño Jesús y no te atrevías a rechistar. Eran tiempos en que dominaba, el ordeno y mando y, precisamente, a Rosalía no había quien le tosiera…. En el “Titanic”, pregunté quien los vendía y me venía con mi latita de tabaco en polvo, a casa… Estas idas y venidas duraron mientras Rosalía estaba válida pero, desgraciadamente, un día nos llegó la noticia de una repentina enfermedad que la fue consumiendo, hasta que al poco falleció. Fue la primera vez que oí hablar de cáncer…

Fue pasando el tiempo y ya “galletoncito”, en Las Alcaravaneras, me codeaba con numerosos amigos que vivían en el Titanic”. Lo del Titanic venía por las trifulcas que se armaban… A veces, en su interior, “El Parrata”, guitarra en mano, cantaba canciones mejicanas, mientras Juan, que recogía la basura por las casas con su carro y su burro, atendía al animalito y Juan “El Guapango” entraba dando "tambucazos" de un lado a otro… se jugaba a las cartas, al subastao, con dinero sobre la mesa. Los sábados estaban reservados para jugar a la lotería y se juntaba allí casi la totalidad de los moradores del portón y algún que otro forastero… Nosotros, una pandilla enorme, salimos a la playa a jugar el fútbol y uno de mis amigos, Josene, moreno y fibrado, de atlética estampa, se encaminaba hacia la histórica sociedad del Arenas, uno de los clubes que se fusionaron para dar vida a la Unión Deportiva Las Palmas.

Josene, había escogido el boxeo como medio para ganarse la vida… Muchas veces lo vi sobre el cuadrilátero, con éxitos varios… Numerosos fueron sus combates como aficionado, hasta que pasó al campo profesional, a rodearse de amigos de conveniencia y empezó su decadencia… A veces, coincidíamos de manera fugaz y nos saludábamos con un abrazo…

Un día, cuando me detectaron mi diabetes, pues empecé a cambiar mis hábitos… Me habían recomendado caminar. Y cumplía a rajatabla las indicaciones del médico… Mis paseos, solía hacerlos por la Avenida Marítima… Un día, de recalada, decidí acercarme hasta la orilla de la playa de mi infancia y recuerdos, a caminar por la orilla y sentir el cosquilleo de la arena bajo mis pies… al bajar la escalera, me tropecé con Josene… estaba totalmente abandonado. Nada quedaba de aquel niño de mirada altiva y pronto de “farol”… Estaba sucio, maloliente y daba pena verlo… los ojos vidriosos y en el suelo descansaba un tetrabrik de vino… Me miró avergonzado y le extendí mi mano amiga… ¡Dame un cigarro!, me dijo y le entregué el paquete que tenía en el bolsillo…

¿Quieres comer algo…? y fuimos a un barcito… devoró, un bocata y le di unas perrillas que sabía de antemano el empleo que iba a darle… Me despedí, a lo lejos lo seguí con la mirada y sus pasos se encaminaron a una tiendita de aceite y vinagre, a comprar su cartón de vino…

Cada tarde, sabedor de mis caminatas me esperaba y la ceremonia se repetía… Algunas veces, no acudía a la cita… y yo me quedaba en la barandilla de la playa recordando aquellos partidos de fútbol playero, las mareas del Pino… el fotógrafo que paseaba por la playa retratando a quien se lo pidiera… combates de lucha libre o boxeo entre Carmelo “el guevatti” y Boxambo, las paseos playeros del “Venezuela”, recién llegado de la emigración… las ayudas de la gente del barrio a los pescadores cuando echaban el chinchorro…

Un día, me llegó la escueta noticia: Josene ha muerto y mis ojos se humedecieron… No solo había muerto un amigo. Junto a él quedó sepultada, una de las páginas de mi infancia…

ALFREDO AYALA OJEDA

6 comentarios:

  1. Ese barrio, esa playa y esa gente formaron parte de la vida de un gran hombre; mi padre, parece que lo estuviese oyendo hablar del Titanic y su gente, las partidas de baraja en el bar de Pancho conocido por el monea, los partidos de fútbol en la playa, su barquita y las noches que me llevaba a coger camarones, interminables los recuerdos y las anécdotas vividas y contadas por él, daría lo que fuera por volverlas a oir de su boca!!

    ResponderEliminar
  2. Al costado, en la calle Alfredo Calderón, estaba el cuartel de la Legión. Muchas trifulcas se armaron por aquellos tiempos. La rivalidad futbolera entre el Titanic y el Unión Pino eran partidos que se seguían con expectación. Recuerdo al publico sentado en el rompeolas. A Pepe, el del billar, a los "Parratas", a Elias, con sus regates a Juanito, el eterno entrenador. Después, el remojón en la orilla de la Playa de las Alcaravaneras... Tardes de "chinchorro", cuando entraba la sardina que todos, en gesto solidario, ayudabamos a sacarlo. ¡muchas tardes pase n el Titanic hoy convertido en lugar de culto.

    ResponderEliminar
  3. playa de las alcaraneras , playa de mi infancia, bonito relato de recuerdo y lo que mas me ha gustado qe se ha nombrado a mi padre boxambo, mira que busco fotos de el por internet y no encuentro nada pero me ha hecho mucha ilucion que lo nombres aqui.

    ResponderEliminar
  4. Hola Macarena: Desgraciadamente, no tengo ninguna foto de tu padre. Quizás, en la calle Guerra del Río (Risco de San Nicolás), preguntando por su amigo Carmelo "El Guavatti", te pueda sorprender. Como ya comenté en la breve crónica, viví distintos combates de tu padre, de Álamo "cantinflas del ring" y Carmelo. Pero me sorprendían, cuando con guantes de boxeo y "el meyba", a torso descubierto, se liaban en un combate en plena playa de Las Alcaravaneras.
    Un abrazo y si doy con algo, no dudes que te lo haré llegar a través de este blog.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. si encuentras algo mi correo es padronrive@hotmail.com

      Eliminar
  5. aaa en esa calle sigue viviendo su hermana , mi tía y mis recuerdo de mi infancia del polonia.

    ResponderEliminar