La gente nueva tiene un referente dependiendo de su inclinación. A veces, se decantan por un color: “amarillo es mi color”, “azul-grana hasta la médula”, “colchonero hasta la médula”… En otras ocasiones, las más, se inclinan o encarnan en figuras del boxeo, del futbol, tenis, etc. Yo, como también tengo mi corazoncito, mi inclinación la encontré en la legendaria figura de un “AS” de la lucha canaria: Alfredo Martín “El Palmero” y en el folclore en Manuel Luis Medina “El Minuto”.
Hoy, sacudido por la triste noticia del fallecimiento de una leyenda del vernáculo deporte, Alfredo Martín, he querido reproducir un artículo publicado en el libro “LA LUCHA CANARIA” que, en memoria de mi padre, publiqué en 1.975.
“El Palmero, fue un genio. En el terrero, principalmente. Fue entonces cuando apareció en las filas del norte “Ajódar” un luchador rubito, muy nuevo, pero malamañado llamado Santiago Almeida, al que luego se conocería por “Cubano II” o “Cubanito” que desde los primeros momentos dejó entrever que sería un futuro y muy difícil rival para “El Palmero”. Y así fue, a no tardar mucho, porque el “Cubanito” después de caer varias veces estudió de tal manera al “Palmero” que puede decirse que al cabo de un par de años lo trajo por la “calle de la amargura”. La muerte de “Cuanito” era el desvío, que el “Palmero” ejecutaba como los ángeles. Por esa lucha no había quien se le escapara al de La Palma porque como luchaba tan bajito y agarraba tan arrequintado el pantalón, desde que ponía la mano derecha en la rodilla izquierda del contrario, este salía despedido como los hombres que vemos en los circos que se meten en un cañón y salen volando por los aires. Pero “Cubanito” cuando acertaba a coger una posición que no fuera favorable para el desvío, hacía sudar al “Palmero” como nadie. Y para que se vea la importancia que tiene en la lucha estudiar al contrario, “Cubanito” llegó a pasarse semanas enteras en los entrenamientos dejándose atacar por desvío para estudiar la forma de la contra. Claro, hacía falta la dedicación de “Cubanito” y sus condiciones físicas especiales para llegar a ser lo que fue. Y en la siguiente ocasión en que agarró con el “Palmero” se le colocó exprofeso para que Alfredo le atacara por desvío. No hizo más que verse tocado y en lugar de resistir se dejó ir a favor, tomando un ligero impulso y saltando en los aires sin soltar el pantalón para girar sobre sí mismo y hacer que el contrario en ese intervalo en que el volaba llegara al suelo por falta de oposición. Desde aquel momento el “Palmero” creo que se pasó muchas noches si poder dormir, pero no dio con la clave.
EL PALMERO, CAMPEÓN SIN LUCHAR.
“Cubanito” se fue luego al servicio militar que hizo en Ifni y no pudo participar en un torneo individual que se hizo para proclamar Campeón Regional. El Campeón que resultara de Las Palmas tendría que luchar con el Campeón de Tenerife y los vencedores disputar a su vez el título del Archipiélago que lo tenía el Faro de Maspalomas desde 1.945 y no lo había disputado jamás. Y aquí viene la anécdota del hombre que quedó Campeón de Canarias sin luchar con sus rivales; del hombre que habiéndolo sido todo en la lucha, que pudo en otro momento haber sido Campeonísimo indiscutible, lo que cuando menos méritos hizo, porque se proclamó campeón en Las Palmas, por ausencia de “Cubanito”, que no digo yo que le hubiera podido ganar, sino que le estaba por aquél entonces, ganan; se proclamó aspirante oficial interregional porque el Campeón de Tenerife, entonces Cándido Matoso “Pollo de Doramas”, que se había ido a Tenerife enrolado en el “Tinguaro”, en un amago de profesionalismo de la Lucha Canaria; Matos, repetimos que era campeón de Tenerife, no le interesó el encuentro o no quiso luchar y automáticamente se proclamó el “Palmero” campeón interregional y aspirante al título que tenía “el Faro de Maspalomas”. Se concertó la fecha de este encuentro, se aplazó a petición del Faro, se volvió a señalar y hubo que darla sin efecto. Por último, para dar fin a tan latoso asunto, se ofició a ambos para que a puertas cerradas en el viejo Campo España y un día por la mañana con la sola presencia de federativos y técnicos, agarrara el desafío; pero a la hora convenida se presentó el “Faro” y dijo “que el único campeón era él y que no tenía que luchar con nadie”. Se le dijo al “Faro” que entonces perdía su condición de Campeón y que el fajín pasaba a poder del “Palmero”. Pero el “Faro” no mostró gran interés por el título, pero dijo: “el fajín está en mi casa y el que se atreva que vaya buscarlo…”
¡¡Y cualquiera iba a buscarlo!!
ALFREDO AYALA OJEDA
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