Seguidores

Buscar este blog

lunes, 6 de junio de 2011

* RECORRIENDO FUERTEVENTURA

Con Francisco Navarro Artiles, realicé numerosos paseos ilustrativos por la isla de Fuerteventura. Paco Navarro, era un libro abierto. Nunca me cansaba de escucharle, de leerle y entablar numerosas tertulias. El me habló de las hambrunas, del Valle de la Cueva, de las cabras, de las apañadas, del corral del consejo, de su Teberite, de cementerios de niños, de la Virgen de La Peña, su leyenda piadosa y la ira de la mora loca que arrojó contra el suelo la sagrada imagen, de Madrelagua, espacio que se reservó para sí, el conquistador de la isla, Juan de Bethencourt, de cómo bebían las gavias y las rosas, de cantos y romances... Mantenía don Paco, que en Fuerteventura había agua, pero faltaba tierra de cultivo… tierra fértil que había ido a parar al mar arrastrada por las escasas pero virulenta lluvias que visitaban la isla. De leyendas… de la luz de Mafasca… También me habló de los alisios que, al no encontrar alturas en esta vieja isla que hicieran de frontón, pasaban de largo sin lamer su rugosa corteza…

Pocas cosas, datos, personajes, se le escondían a don Paco. Su magisterio, permitió al equipo de “Senderos Isleños” que realizáramos una información documentada y rigurosa, de mensaje directo al espectador y que la serie, además de prestigio, lograra premios locales, nacionales e internacionales…

Recuerdo uno de los espacios que se nos quedó en el tintero: los hornos de cal, en Fuerteventura.

El tema, era muy atractivo. Surgió cuando en los veriles de Pozo Negro, Victoriano, viejo pescador de morenas, la atraía con sus cantos y que sirvió de presentación para introducir al espectador en una tradición, que tenía más de dos mil años de antigüedad… Mientras el mar estaba calmo, sentados sobre unas peñas, don Paco miró al horizonte “…por aquí, me dijo, muchísima cal salía de esta isla… Eran tiempos en que el cemento no se conocía y los hornos, empezaron a proliferar por todo el litoral majorero… Barcos de vela y balandras, aprovechaban estas calmas agua para cargar tan preciada mercancía. Se fondeaban lo mas próximo a la orilla y hasta allí, chalanas, le iban llevando la cal. Reunía, esta cala, la ventaja que desde que salía a mar abierto, el viento favorecía la navegación de estas valientes embarcaciones. El boom de la piedra de cal, que se usaba para albear las viviendas, para la construcción como aglomerante, para la depuración del agua de lluvia, está datado en el siglo XVII. La cal, se obtiene a partir de depósitos sedimentarios conocidos localmente como “caliche” que necesitaban cocinarse en hornos diseñados a tal efecto que son conocidos como “caleras”.

Precisamente, con mi compañera del alma Lydia Díaz, en Puerto del Rosario, visitamos uno de esos hornos que se enseñorea en la orillita de tibio mar majorero…



Después, siguiendo nuestra ruta, nos fuimos al Cotillo. Era, el primer día del año y quería enseñarle la bravura del mar del norte y, de camino, explicarle algunos aspectos de navegación de los barcos y balandras que llegaban hasta la zona para cargar la cal… “el soco, permitía cargar a comodidad tan demandada carga y con la vela en facha, asomase a mar abierto y salir empopado hasta otras islas”

Pero antes de irnos a almorzar y que pruebes un pescado de esta zona, para que tengas una idea exacta de la bravura de este mar, te voy a mostrar una piedra que hace muchos años que vengo a visitarla. Mientras nos acercábamos a unas rocas la iba documentando. Lo que vas a ver ahora, lo observé por primera vez en 1.975. Era un bloque enorme que los repetidos golpes de mar la hacían vibrar. En mis continuas visitas, la enorme piedra se fue modelando hasta dejarla convertida en un gigantesco boliche… No quise continuar abundado en datos y apreciaciones…

Cuando Lydia observó la piedra y la vio en suspensión por las repetidas embestidas del mar no pudo resistir la tentación de hacer un reportaje fotográfico. Yo mientras, le decía: “Esta piedra, alguna autoridad municipal debería extraerla de aquí y elevarla a escultura natural. Una auténtica obra en la que nada ha tenido que ver el hombre: es el diálogo, la lucha continua del bravo mar de la zona y la roca… la modelación de la naturaleza”


Nos fuimos, a darnos un chapuzón en una de las tantas y tranquilas calas del Cotillo, visitamos a la Virgen del Buen Viaje en su apartada ermita y nos sentamos a saborear un buen pescado que regamos con un vinillo de la tierra…

Habíamos cargado las pilas, para empezar el año con redobladas fuerzas…

ALFREDO AYALA OJEDA

3 comentarios:

  1. Que suerte tuvo usted, sr. Ayala de poder compartir con don Francisco Navarro Artiles datos, vivencias y tiempo. Yo lo conocí en algunas coferencias. Sus conocimentos y la forma llana de expresarlos, era un regalo para cuantos pudimos escucharlo o leerlo.
    Gracias por compartir estos momentosy espero que le hagan caso y extraigan ese "boliche" del mar del Cotillo para lo que usted solicita: un monumento natural.

    ResponderEliminar
  2. Ya ha tenido que recorrer mundo, para poder fijarse en este pequeño monumento natural como usted lo llama, porque pasa desapercibido, hay que saber donde esta para encontrarlo. Después de leer este relato fui a buscarlo, al Cotillo, ya que vivo aquí en La Maxorata, y está tal cual aparece en la foto. Pero lo dicho que para encontrarlo había que saber dónde estaba. Siempre leo esta web, y nunca me había decidido a escribir, pero hoy me atreví. Gracias

    ResponderEliminar
  3. EFECTIVAMENTE AMIGO MAJORERO. FUE ESTE UN ENCUENTRO FORTUITO. ERA ESTE EL LUGAR DONDE SOLIA HACER MIS DIGESTIONES DESPUES DE ALMORZAR EN EL BAR DE GUILLERMO Y MERCEDES Y CON ANTERIORIDAD EN LA CASA DE MARIQUITA HIERRO. NO LO HABÍA COMENTADO ANTES QUIZAS POR UNA DEFORMACIÓN PROFESIONAL. CADA VEZ QUE COMENTABA ALGO SE ACERCABAN LOS PROFANADORES DE YACIMIENTOS O DE TAGOROR Y ARRAMBLABAN CUANTO VEÍAN. MUCHAS VECES, DESPUES DEL ENCUENTRO CON LA HUELLA DE NUESTROS ANTEPASADOS ME ACERCABA AL AYUNTAMIENTO O AL RESPONSABLE PARA DECIRLE QUE TAPIARAN LA CUEVA O EL LUGAR, ANTES QUE LOS AMIGOS DE LO AJENO HICIERAN APARICION.
    RECUERDO QUE EN EL VALLE DE LA CUEVA, CUANDO DECIDÍ HACER UN ESTUDIO DE LA ZONA, CON EL AMIGO PACO NAVARRO, HABIA UN TAGOROR CASI EN PERFECTO ESTADO DE CONSERVACION. A MEDIDA QUE HACIAMOS GRABACIONES EL TAGOROR COMO POR ARTE DE MAGIA FUE DESPARECIENDO... QUIZAS POR ESO NO HE QUERIDO DAR EL DATO DE LA UBICACION DE ESTE MONUMENTO NATURAL... ME ALEGRO QUE USTED, MI AMIGO MAJORERO, LO ENCONTRARA.
    UN ABRAZO.

    ResponderEliminar