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lunes, 14 de marzo de 2011

* LA CABRA

Las cabras, calificadas por algunos, como la “vaca del pobre”, tienen infinidad de historias. Están, íntimamente, ligadas al isleño…

Una de las historias, sorpresivamente, me la contó el excelente bailador lanzaroteño, Marcial de León, publicada en este blog que mi compañera Lydia Díaz, lleva punta de espada. Decía el octogenario bailador que en soledad, cuando las penas del alma te invaden y se despierta la vena de la inspiración, bailaba con las cabras y montaba espectaculares figuras que después contaba al resto de los bailadores… En otra ocasión al soco de una gambuesa, otro pastor me transportó a sus tiempos juveniles, cuando corría tras las cabras semisalvajes por los arrifales majoreros en esa otra cara, casi desconocida, de la isla de Fuerteventura. También, en El Hierro, al pie del risco de Tibitaje, hábitat de los afamados lagartos de Salmor, Juan Perico me hizo el relato de haber capturado algunos ejemplares salvajes en pleno risco, saltando de un lado a otro, con el solo apoyo de su regatón…

Yo, reconozco, escaso que es el conocimiento que tengo sobre ellas aunque sí muchas vivencias en “apañadas”, en conversaciones, en charlas con cabreros y pastores… y hasta con la pincelada de humor de Pepito Monagas cuando a un cristiano una máquina le amputó un dedo y le pusieron la teta de una cabra…

La cabra, está presente en esas comparaciones que hace tanto el campesino, como el hombre de la ciudad, cuando a alguien se le va el romeo o le patina el embrague…: “está como una cabra “jarta” papeles”. También cuando la mujer tiene una conducta dudosa se suele sentenciar con la frasecita: “es una cabra loca” y cuando le viene de herencia, se dice a la “sorrúa”: “la cabra al monte tira”

Pero después de estos vericuetos, debemos decir que la cabra es un animal díscolo de repetidas biografías; las ovejas, son más gregarias. Pero ciñéndome a las cabras, Por ejemplo, el majorero distingue tres tipos de cabras: de ganado, de costa y la jaira…

La cabra de ganado, es la que el pastor usa para queso, y para sacarle una rentabilidad. Suele ser en la mayoría de las ocasiones ganado estabulado o semiestabulado.

La cabra de costa, es la que el pastor o el dueño tiene suelta en unos arrifales (*) y se desentiende del cuido. Solo se ocupa de ellas, cuando tiene que renovar la sangre de su ganado, o en “las apañadas”, seleccionar algún que otro machillo joven para agasajar a familiares o amigos, cuando llegan los señalados días de boda de un pariente, bautizo o festejar el día de la patrona del mar: La Virgen del Carmen. Es, para mejor entendimiento, una despensa viva.

Y la Jaira. La jaira, se selecciona entre las mejores cabras que el pastor dispone. La jaira, es la cabra boba, la que se tiene en casa, en la azotea o en el traspatio y recibe un trato familiar. Ella es la encargada de suministrar la leche necesaria para alimento de la familia. Incluso en su alimentación se nota la diferencia. Ella come todas las sobras de la casa, fresca hierba y ración de millo.

Incluso, el amigo y experto Juan Capote, con el que he compartido muchísimos programas de televisión, facilitándome sus amplios conocimientos de la paloma rabiche, perro garafiano, podenco y cabras palmeras, acaba de hacer un nuevo descubrimiento en Fuerteventura de una raza de cabra que nada tiene que ver con la que conocemos en la actualidad.

También hay que recordar que los pastores, en distintas zonas de las islas, dotan a las cabras de carnet de identidad. Para identificarlas, ponen en marcha todo un sistema tradicional de marcas, golpes o cortes en la oreja que señalan a quién pertenece y en los ayuntamientos de cada localidad así lo tiene documentado.  Hoy, con la modernidad un plástico sujeto a la oreja, le da su identificación.

Pero el cabrero o el pastor van mucho más lejos y con arreglo a los colores de las cabras, también la identifican. Me aseveraban algunos pastores y lo ratificaba mi maestro Paco Navarro Artilles y Marcial Morales, en documentado trabajo, que las voces que emplean los pastores o cabreros, son tan sencillos como certeros, era muy fácil identificar a cualquier animal.

Todo esto viene a cuento porque hace unos días en facebook, la amiga Rosana Marcusa publicita una foto, con sanísima alegría, del alumbramiento de una baifita. Muchos recordarán cuando, hace dos navidades su hijo Sergio Sosa, chiquillo espabilado y mejor solista joven de los cantos de nuestra tierra, hizo una petición para localizar una baifita porque quería tener una en su casa. Muchos le indicaron dónde y cómo se podía conseguir. El muchacho, al fin dio con esa baifita y hasta hace poco ha venido cuidándola. Ahora, Rosana, nos señala el alumbramiento y en la foto, con colores canelos, grises y chispaos, ha nacido una nueva baifita.


 
Yo no sé, distinguir ni ser certero con el nombre que el pastor le da a esa baifita, pero sí que me resultó curioso sus tonalidades, por eso le ruego a quien entienda, que me diga que nombre recibe una cabrita, con esos colores.

Y a la espera, me pongo, después de felicitar a Rosana y a Sergio por esa ampliación de su cabaña caprina.

(*)(Arrifales es el terreo áspero, rugoso, árido, improductivo)

ALFREDO AYALA OJEDA

1 comentario:

  1. Pero amigo Alfredo, no sabía yo que era usted ducho en el arte caprino.
    Con lo de la jaira me he quedado sin palabras...me plantearé eso de tener una cabra boba para que me surta la casa...pues la que tenemos es muy espabilada...y cada vez que se le acerca el chico con el balde para el ordeño huye como una posesa.Pero como todo en esta vida tiene un precio, el la engatusa con un fisco de millo y algunos hierbajos y se queda remoloneando tragando sin cesar, momento que aprovecha mi cabrero para vaciarle lo que la baifita no se ha mamado, que dicho sea de paso, tampoco tiene fin. En mi vida había visto yo mamar con tanta velocidad, fuerza y astucia a un bichejo tan chico...¡ que barbaridad¡.
    La baifita de Sergio es resultado del matrimonio entre la Curiosa (sur de Tenerife, Adeje) y el Bartolo (norte, Puerto de la Cruz). En la villa de Tijoco alto alimentaron su romance y esta bella princesita es el resultado. Lo del tipo de animalito se lo dejamos a los cabreros entendidos. Solo se que mi hijo está encantado y felíz.Lo menos que se esperaba la cría es ser protagonista de tan digno artículo.Ya sabes, en tu próximo viaje tenemos pendiente una tacita de leche y gofio.Enhorabuena y gracias por tus palabras.

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