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miércoles, 3 de noviembre de 2010

* TASAIGO


Allá…donde el mar se acaba
se encuentra la tierra mía,
Siete peñascos de lava
y el canto de una folía.


Comprenderse al borde de la inmensidad del mar es un sentimiento consubstancial en los habitantes de la Isla Baja. Ésta, es la denominación que se ha venido a dar a una estrecha planicie del extremo noroeste de Tenerife, atrincherada entre la pared vertical del Macizo de Teno cuando se precipita al vacío, y el incesante batir de olas embravecidas, traídas por un océano sin más final que su propio horizonte. Y es este horizonte, en su infinitud y misterio, quien ha determinado el carácter peregrino de la gente que allí habita, despertando en ellos unas inusitadas ansias por salir de tan sempiterno aislamiento.



Con estos versos de folías, que cantara el querido compañero fallecido Miguel Santana, arrancó Tasaigo su décimo Festival Folclórico 2010, dedicado en esta ocasión al recuerdo de los amigos ausentes, quienes un día encontraron en la emigración el único recurso posible para la supervivencia de los suyos.


Como esa pequeña planta endémica de la que toma su nombre, Tasaigo ha sabido resistir el arreciar del tiempo, pues al igual que ésta, sus raíces han ahondado en los intersticios de la tierra que alimenta nuestra cultura y tradiciones. Porque en los solitarios páramos agrestes del Macizo de Teno aún retumban panderos y tambores para enarbolar un tajaraste genuino al viento, libre de ornamentos y artificios, de los que Tasaigo recoge su eco para mostrarnos la verdad desnuda y ancestral de nuestros orígenes como pueblo.


Tangos jerreños, joropos, polcas … un sinfín de arcaicas sonoridades y ritos vienen a sumarse a este eco traído por Tasaigo, en su loable labor rescatadora, para llevarnos a la hondura misma de nuestro folclore.

Y es que las hechuras de Tasaigo provienen de una autenticidad marcada por la singularidad de un paisaje rotundo y la férrea determinación de las gentes que en él habitan.

Me viene a los recuerdos su fuerza transmisora sobre el escenario, cuando hace ya algunos años, tuve el privilegio de cantar en una de las pasadas ediciones de su Festival. Recuerdo su impulso y coherencia de entonces, y me sorprende gratamente presenciar que aquellas cualidades de antaño recobran nuevas e inusitadas perspectivas en el presente.


La encomiable capacidad de superación y permanente inquietud de sus integrantes, han encontrado respuesta en la maestría y dedicación de su director, Héctor González, propiciándose un acertado conglomerado de voluntades que han hecho de éste décimo Festival Tasaigo el más claro ejemplo de que todo esfuerzo alcanza sus frutos.

Pero, mucho se ha caminado hasta llegar a esta feliz realidad presente. Desde aquellas iniciales participaciones en los años 97 y 98 de la Feria Interinsular de la Villa y Puerto de Garachico; el XII y XIV Festival Folclórico Isla Baja celebrados en Buenavista del Norte; desde aquellas públicas apariciones en Guía de Isora y en el Liceo Taoro de la Orotava; hasta aquellas primeras salidas del ámbito insular, como sus actuaciones en Frontera, el Hierro, y la lanzaroteña población de Tías; desde sus exitosas contribuciones en festivales de Asturias y Zamora, hasta la brillante materialización de dos proyectos discográficos, se ha venido produciendo una madurez que culmina en el momento actual con un repertorio musical sólido y un posicionamiento solvente frente a las particularidad y diversidad de nuestro folclore y música popular.


En todo este tiempo Tasaigo ha sabido agradecer el influjo de sus amigos y compañeros, en las pautas que han determinado su trayectoria musical, como es la entrañable dedicación de su segundo disco; “Verde Nostalgia”, a la figura de D. Antonio Díaz Martín; “Cho Dios”, quien, como ellos mismos dicen: “…hizo del folclore su vida y nos enseñó a respetar las tradiciones a golpe de tambor, flauta y repique de castañuelas…”

Y es que el espíritu de este disco “Verde Nostalgia”, al que hemos hecho referencia; grabado en el año 2003 con la colaboración del pianista Augusto Báez y el prestigioso cantante Luís Morera; justifica su creación en la sentida añoranza por nuestras canciones antiguas y el amor a nuestras tradiciones. Esta producción discográfica, junto con la primera grabada en el año 2000 denominada “Tasaigo”; como la propia agrupación musical; proclaman un ferviente deseo en mantener viva la pervivencia de aquellos cantares y melodías que dieron motivación a las vidas de nuestros antepasados.


Con este mismo renovado espíritu, Tasaigo aborda su décimo festival interpretando un extraordinario repertorio de folclore de las islas y de cadencias traídas por aquellos retornados de una emigración surgida de la necesidad y la desesperación, que el tiempo ha configurado como una parte importante de nuestra forma de ser y sentir. Lugares como Venezuela, Cuba, Uruguay, Argentina, Méjico… son parte insoslayable de nuestra idiosincrasia.

Cuando la figura de Rafael Flores;( El Morocho); irrumpe en el escenario como artista invitado para esta ocasión, y entona los viejos ritmos caribeños de la Guaira, nadie se sorprende, pues muchos de los allí sentados recuerdan que aquellos sones de tambor fueron el cálido recibimiento vivido antaño en aquel Puerto, entrada a Las Américas. Hacen suyo los compases trepidantes del llano venezolano, y arrancan en encendido y cariñoso aplauso, para agradecer la colaboración de tan espléndida voz.


 
Fruto de esa simbiosis cultural es el “Joropo de Teno Alto”, con el que Tasaigo realiza el tránsito al bloque dedicado a la música latinoamericana, en el que se ratifica la extraordinaria madurez alcanzada por esta formación musical, en la perfección de su expresión coral y ejecución instrumental. Temas como “Sapo cancionero”, “Mi cocodrilo verde”, “Mi fiel enamorado”, “Si tu también te vas”, y un “Ojalá que te vaya bonito”, extraordinariamente interpretado por Juan Alberto Cabrera, solista invitado del grupo Atlantes, muestran un maravilloso periplo musical por tierras americanas, que dan prueba de la solvencia de Tasaigo.

Hemos querido dejar para el final el bloque dedicado al folclore de nuestras islas, porque sin duda, y en nuestra humilde opinión, es donde surge la sorpresa inesperada que dispensa a Tasaigo una habilidad interpretativa de escasa analogía con otras formaciones musicales. Nos referimos, cómo no, a las folías y malagueñas que allí se escucharon. Y es que nunca habíamos podido imaginar un preámbulo al arranque de una folía con tanto dramatismo y calado como la concebida por Tasaigo para esta ocasión, donde las intervenciones solistas de Héctor González y Juan Alberto Cabrera dejaron en nuestro ánimo el mejor de los recuerdos.


En el mismo sentido, en el momento de acometer las malagueñas, causó enorme sorpresa la incorporación en escena de un gran número de instrumentos orquestales, que se sumaron a los de corte tradicional. Esta sorpresa inicial, quedó solapada por la inesperada emoción cuando aquel escenario repleto de instrumentos de sonoridad y naturaleza heterogénea, acometió una overtura de malagueñas de una exquisitez sublime que embargó a todos los asistentes. Pues frente a una interpretación de carácter sinfónico, como podría esperarse, y de la que existen magníficos ejemplos de nuestros ilustres compositores, surgió la más fresca y natural entonación del canto que más ahonda en los sentimientos del canario. Y lejos de evidenciarse distorsión alguna en las pautas básicas de este canto, se patentizó el hecho de que todo en el folclore puede ser posible, siempre y cuando se conozca y mantenga escrupulosamente su esencia, y por supuesto se tenga la soltura y maestría para tal aventura musical.

A nuestro juicio, nada de ello sería posible sin el influjo de la figura de Héctor González en los arreglos y la dirección del grupo, quien a pesar de su potente impronta y personalidad musical, ha sabido ponderar su determinante huella, en beneficio de lograr extraer de esta formación musical, aquellos elementos y valores que le impriman autonomía y distintivo propio. Esta intencionada y premeditada renuncia a acaparar protagonismo y exclusividad en la acción creativa, se conjuga con la generosidad y sencillez del carácter del Maestro, redundando en la grandeza de su categoría profesional y humana.


FÉLIX ROMÁN MORALES PARA ETNOGRAFÍA Y FOLCLORE.

2 comentarios:

  1. Hola,Félix y Lydia.
    Hay en mi casa una cinta de vídeo hace ya unos cuantos años, de una actuación de Los Sabandeños, en la que nuestro siempre recordado y querido Dacio Ferrera interpreta unas preciosas Seguidillas del Salinero. Pues bien, si la voz de Dacio me emociona por el tema que trata la copla, y el sentimiento con el que la canta, ya ni te cuento cuando la cámara pasa por todos los componentes del grupo y por un instante se puede ver a un adolescente, casi un niño Héctor González, que con la mirada fija en el Cantador, no pierde detalle y se diría que graba en su memoria aquel momento para siempre. Héctor es un Maestro que ha sabido elegir entre lo bueno, lo mejor.

    Enhorabuena a Tasaigo.
    Una Lagunera

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  2. Estoy encantado con la música. Por eso he añadido unas fotos en YouTube:

    Bolero - YouTube: ”Un camino por Teno Alto 2014”

    Sapo cancionero - YouTube: ”Un camino por Buenavista del Norte 2014”

    ¡Muchísimas gracias!

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