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domingo, 11 de julio de 2010

* DE VIANA AL "AGARRE COMO QUIERA" (CAPÍTULO II)

Ayer, hablaba de algunos aspectos históricos y de situar al lector en tiempos y en situaciones. Quizás algunos aspectos no queden suficientemente claros, pero siempre, para aclarar lo que quieran existen los comentarios que puede usted, lector, publicar y que yo le contestaré con rigurosa puntualidad.

Así que, les espero. Ahora, les dejo con el siguiente capítulo, que lo disfruten.

DE VIANA AL "AGARRE COMO QUIERA" 

El otro documento acerca de la lucha de la época es la descripción poética de Antonio de Viana.

En este poema se describe una sesión de lucha en la que hay cercanía física de los contendientes, que no portan armas y luchan cuerpo a cuerpo. El poema, representa una lucha; pero no lucha canaria.

Algunos elementos de la descripción de su "luchada", los tomó Viana del Poema de Alonso de Ercilla, La Araucana, en el que se narra una lucha entre araucanos, pueblo que en el siglo XVI vivía en la parte central del actual Chile.

Otros materiales, fueron concebidos por Viana a partir de los torneos caballerescos medievales, vivos en los libros de caballería, que eran los más leídos de su época.

Respecto al poema de Viana y el episodio de la descripción de la lucha canaria, se ha tomado como un antecedente de la lucha actual. Pero te voy a hacer algunas puntualizaciones que yo creo que hacen imposible esta conexión. En primer lugar sí; hay que reconocer, y es muy bueno, que la lucha que describe Viana es una auténtica lucha deportiva... de cuerpos cercanos, sin armas y sin intención de agresiones que inutilicen al contrario. Pero hay dos características a tener en cuenta que se apartan de esto y que (no) coinciden con la lucha canaria: La una es que se untaban sus cuerpos con grasa animal. La consecuencia inmediata es que no se puede realizar la serie de bellos lances que tiene la lucha canaria y que se restringe a dos nada más el traspié y el empujón de frente. Solamente eso. La lucha canaria es mucho más.

Pero hay además otro dato concreto que consiste en saber de dónde vino la idea de Viana de sacar la lucha canaria. Ya Cioranescu y María Rosa Alonso, estudiaron a fondo el poema de Viana y llegaron a la conclusión de que la fuente literaria principal fue el poema de Alonso de Ercilla "La Araucana". No resolvieron el problema del episodio de la lucha canaria pero sí marcaron la idea de que casi todo lo que Viana aportó de tipo tradición poética proviene de Ercilla.

Profundizando un poco más, por mi parte, me parece haber logrado conectar con un cotejo de textos, el poema de Alonso de Ercilla, y su descripción de las luchas -que las hubo también- en el poema de Viana y las luchas entre guanches. Además el contexto que les rodea es igual. Es decir: cuando acordaban una tregua por las guerras, (En Ercilla eran araucanos contra españoles, y aquí, eran guanches contra conquistadores españoles también), acordaban treguas y celebraban juegos muy variados. Entre ellos, lucha en Ercilla y lucha en Viana. Esto me parece que sí se repite en otros muchos contextos, y en este también se repite igual, no hay por qué echar mano de la contemporaneidad, porque no hay ningún dato de contemporaneidad de lucha en aquel tiempo. Me parece que quizás, estos dos caracteres, aclaren este problema.

Pero aunque Viana le dio a la escena una situación y un color guanche, no siempre acertó. Así, los nombres de los luchadores, no son auténticos: Arico, es voz guanche, pero, consta sólo como nombre de lugar, en un pueblo de Tenerife. Los otros tres Rucaden, Caluca y Godeto son pura invención. Sabido es que existen otras muchas noticias, crónicas e informaciones en las que aparecen las palabras "lucha", "luchador" y "luchar", que no relacionamos aquí, por estimar que nada nuevo aportarían a esclarecer el origen de la lucha canaria. Aún así, los tres, don Paco Navarro, Juan Martínez y yo, quisimos llegar a donde fuera preciso para contrastar toda la información que actualmente se maneja, y a ello dedicamos muchos meses en museos, archivos y bibliotecas... entrevistas con antropólogos, arqueólogos, lingüistas, deportistas y un sin fin de estudiosos... Y pusimos todo nuestro empeño en ofrecer una información exacta y rigurosa, que pudiera evitar libres interpretaciones, poco favorables a los estudiosos, y a la propia lucha.
Uno de estos trabajos fue el estudio de la noticia que Salvador Sánchez, el conocido escritor sobre la lucha canaria, reproduce en una de sus publicaciones, un texto publicado por Julián Cirilo Moreno en un número de la Gaceta de Gran Canaria, en el que se dice:

"La momia de Artaguay Beneguay Semidán Benchoro Anguineguy, célebre luchador de Canaria fue encontrada en el siglo anterior en una caverna de las costas del sur de la isla por el naturalista inglés Mr. Cheese, y aún se ve en el "Museo Zoológico" de Londres, en el más perfecto estado de conservación, con su arriote, enredado en el muslo, confeccionado con un tejido de pita, hojas de plátano y tendones de carnero".
A primera vista parece un texto definitivo. Pero, leyéndolo reflexivamente presta motivos de duda, como ocurre con el largo nombre canario de Artaguay Beneguay Semidán Benchoro Arguineguy. Excepcional en los antropónimos guanches. Además, entre los cinco nombres hay uno "Semidán" que se usó en Gran Canaria; y otro, "Benchoro", propio de Tenerife. Inexplicable. Sobre todo, si tenemos en cuenta la incomunicación entre las islas en el período prehistórico.

Pese a ello, pudimos localizar en el Trinity College de Cambridge la única momia guanche existente en el Reino Unido y obtuvimos permiso para visitar el museo, tomar imágenes de la momia, y recabar de su conservador información precisa sobre su origen y traslado.
Y hasta Londres se desplazaron nuestros equipos para obtener imágenes de lo que entendíamos el eslabón perdido de la Lucha Canaria. Pero se confirmaron definitivamente nuestros temores; pues no se conoce entre la comunidad científica inglesa a ningún antiguo naturalista de nombre Míster Cheese; hecho que ya habíamos constatado tras la consulta de los libros de viajeros ingleses a Canarias en los siglos XVIII y XIX.

Tampoco ha existido nunca en Londres el Museo Zoológico, mencionado en el texto.
Por otra parte, la momia, no presentaba en ninguna de sus piernas un "arriote" ni signos de que pudiera haberlo tenido, si bien, ya sabíamos de antemano que era imposible encontrar tal aparejo, al menos, como se menciona en el texto: confeccionado con tejido de pita, hojas de plataneras y tendones de carnero.

Imposible, si tenemos en cuenta que las piteras vinieron de Méjico a Canarias en el Siglo XVI y las plataneras se empezaron a cultivar en Bañaderos, Gran Canaria, en 1.891.
Finalmente, el Doctor Richard Foley nos facilitó información sobre la procedencia de la momia y como había llegado al Trinity College de Cambridge a principios del año 1.772.
Entonces, ¿Qué hay de la lucha canaria en sus orígenes?

Haciendo un ejercicio de humildad científica, podemos decir que nada sabemos de los orígenes de la lucha canaria.
Sabemos que los canarios prehispánicos luchaban, que había luchadores y que se practicaba la lucha. Pero, no sabemos nada acerca de sus modos de agarrar ni de cómo era la lucha ni cuales sus mañas o lances.

Hay que decir que los aborígenes canarios tenían sus modos de luchar; pero que no los conocemos. Y que también los tenían, y variados, los conquistadores y colonizadores que repoblaron nuestras islas en los siglos XV y XVI: andaluces, extremeños, leoneses, castellanos, portugueses, etc. etc. Tampoco sabemos nada acerca de cómo luchaban, pero sí sabemos que lo hacían. Y lo mismo ocurrió en los siglos XVII y XVIII. Una de las contribuciones más interesantes a esta investigación, nos la proporcionó el catedrático don Vicente Navarro Adelantado, con quien nos entrevistamos, después de leer un artículo suyo en el que se recogen nuevas aportaciones y juicios muy acertados sobre este tema:
“Tenemos que ver la lucha como una actividad más frecuente en las culturas. Me atrevería a decir, que universal. Teníamos que preguntarnos cómo es posible esto. Tendríamos que ir al origen y lo que más conocemos son los trabajos de Conrad Loren, en torno a lo que él llama la agresión ritualizada, es decir, como en un combate lúdico se simula lo que es el ataque y la defensa sin producir la muerte. Esto ya lo encontramos en especies animales.

Desde luego el mensaje que transmite la lucha es muy directo. Muy claro. Como es enfrentarse, medirse, para saber quién es más fuerte, más habilidoso.

Desde el punto de vista del mecanismo cultural tenemos que ver que el vencedor obtiene prestigio no sólo para él sino para las personas más próximas a su grupo.

Desde luego la lucha evidencia lo que conocemos en el estudio de la cultura como el sincretismo, es decir, la aproximación de unas culturas reorganizando la actividad por lo cual se encuentran. De hecho, existían en la cultura aborigen y en la cultura castellana, en el momento de su encuentro dos concepciones distintas de lucha, pero distintas en la forma, no en el fondo, y esto, es muy importante. Lo más destacable para ver este puente, este nexo de unión en cuanto a la práctica de esta actividad, luchar, considero que se encuentran estos valores. Porque eran valores compartidos por las dos culturas, y de esta manera, el encuentro es mucho más sencillo. Por ejemplo, en un sistema jurídico, el choque cultural estaba asegurado entre lo que era la cultura castellana y la cultura aborigen, porque eran muy distantes. Pero una práctica lúdica, salvo fuera del ritual, no podemos pensar en una culturización, sino en todo caso, en una complementariedad.

Valores estos que les unían y que compartían: el valor relativo al enfrentamiento y el relativo a la fuerza. Para ambas culturas eran muy importantes.

La fuerza. Una persona más fuerte era más útil a su sociedad y era muy valorado como conocemos por todas las crónicas. Y, desde luego, el enfrentamiento, ese dualismo en las prácticas es algo que todavía en nuestra cultura está muy presente, por lo tanto ésta sería la visión que deberíamos tener en la práctica, lo que es más bien la actividad de luchar, más que la lucha como sistema organizado, que eso ya vendría paulatinamente configurándose.
"Los juegos que la cultura aborigen practicaba han llegado a nosotros a través de diversas fuentes, muchas veces presentadas en forma de breves referencias que, en la mayoría de los casos, nos ofrece una información muy limitada.

"La lucha fue un ejemplo más de la fusión cultural. Tanto el aborigen como el peninsular practicaban la lucha, lo cual en otra manifestación de distinto tipo pudiera haber dificultado el encuentro. Sin embargo, la lucha emite un mensaje final concluyente: medirse para definir quién es el más fuerte y habilidoso, y todo ello en medio de un conjunto de intereses, cuyo exponente máximo es el prestigio; en el momento de la conquista de las islas podemos decir que era un valor compartido. Cuentan los historiadores con asombro y admiración lo buenos luchadores que eran algunos canarios; de ello debemos sacar la conclusión de que el valor, la fuerza y la habilidad eran valores comunes a ambas culturas.
Podríamos decir que la lucha fue uno de los rasgos que sirvió de puente para la aproximación cultural, pues compartían actividad y valores. A partir de esto la discusión radica en definir en qué momento se configuró la estructura de la lucha se convirtió en lo que hoy conocemos por lucha canaria. En primer lugar no es posible deducir si la lucha aborigen ya constituía, en alguna medida, la lucha que se conoció en los últimos tiempos, por una razón fundamental; la lucha y su organización del enfrentamiento se define por el tipo de agarre, la forma de concluirla y el sistema de enfrentamiento. Indudablemente, o bien falta información o los cronistas no se refirieron a ella con exactitud porque no la conocieron con profundidad o, en el último término, la lucha aborigen solamente era una manifestación ritualizada y todavía alejada del carácter meramente lúdico. En nuestra opinión discusión inútil porque lo verdaderamente importante se centraría en la propia actividad. Querer encontrar un modelo ya establecido en un momento histórico no desdice un ápice del valor cultural de la unión de las culturas peninsulares y la canaria a través de la lucha y de la actual persistencia de la misma.

El agarre define biomecánicamente todo lo que van a ser las técnicas. También la forma de concluir.

No conocemos en la cultura aborigen ni la forma de agarre originaria ni la forma de concluir. En las luchas castellanas no conocemos como eran tampoco la forma de agarre pero si sabemos que tenían una forma de puntuación o de organización al menos por la cita de 1527 en la fiesta del Corpus de la Laguna donde se habla de 3 a 2, derribar varias veces. No solo derribar una vez, porque una vez es fruto de la anécdota y eso las culturas que están menos organizadas se lo pueden permitir pero las sociedades muy organizadas, muy estructuradas tienden a complejizar sus reglas, hacerlas más complejas… Así, los sistemas de puntuación son siempre más complejos. Por lo tanto aquí sí hubo un predominante, probablemente a favor de la cultura castellana…

ALFREDO AYALA OJEDA

3 comentarios:

  1. Germán González Padilla12 de julio de 2010, 2:16

    Qué arte tiene usted don Alfredo para contar tremendas historias, si me lo permite le voy a retar, a desafiar, a que siga así, deleitándonos con toda su sabiduría y sus vivencias, porque debemos estarle agradecidos por no guardárselas y hacernos partícipes de ellas.

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    1. La lucha Canaria, es mi pasión. A ella, he dedicado gran parte de mi tiempos, en conversaciones, lectura, etc. En esta ocasión, al compartir la dirección del programa Senderos Isleños con Juan Martínez y, ademas, contar con el valioso concurso de Paco Navarro Artiles, le metimos mano a este capitulo incontestable sobre Lucha Canaria. También que, al estar mi hija en Londres, se completó gran parte del estudio sobre la momia de cinco nombres. También de Maguer, el luchador que nunca existió.

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  2. Estoy de acuerdo contigo Germán. En artículos de gran calado como éste, es donde se ve a Alfredo en su auténtica dimensión. Quienes le seguimos; que somos muchísimos; nos damos cuenta que siempre nos sorprende con algo nuevo, porque tiene mucho que enseñarnos todavía.

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