Seguidores

Buscar este blog

domingo, 7 de febrero de 2010

* LA NEGRA TOMASA Y LOS INDIANOS DE LA PALMA

VICTOR DÍAZ, “ES LA FIESTA”



Carnaval, San Miguel de La Palma… La isla verde, isla bonita, isla siempre por conocer completamente. Isla para la que no es fácil hallar adjetivo, por elogioso que resulte, justo… La isla de La Palma más que para las palabras lo es para el sentimiento. ¿Cómo, entonces, con tanta exclusividad, su carnaval no habría de ser también único?

Hablar del carnaval es hacerlo de cómo un pueblo vive y expresa, en gran medida, su personalidad sin trampa ni cartón; libre, gozosamente libre, sin querer parecerse a nadie ni ocultarse ante nadie. En esta libertad para mostrarse radica sin lugar a dudas la extraordinaria personalidad del carnaval palmero.


Lunes de carnaval, Santa Cruz de la Palma se despierta para ofrecernos, un festejo propio, nacido del puro sentimiento popular, sin imitaciones; pero también inimitable. Lunes de carnaval, “lunes de indianos”.

Pero haciendo un poco de historia para situar al lector debemos decir que hace años, cuando el abandono y el olvido seguían cebándose en la isla, el único horizonte menos amenazador era emigrar: cruzar el mar; buscar fortuna, tratar de hacer las Américas… y así fue como La Palma y Cuba llegaron a hermanarse con lazo indestructible.

Dejar la isla, tal vez por mucho tiempo, sacrificarse al límite, pero siempre con una sola idea: poder volver algún día con una gran fortuna, triunfador; ser respetado y admirado por todos… Demostrar con ostentación una valía y un poder envidiables: eran los indianos, el reducido grupo de los vencedores, que regresaban para mostrar su exitosa aventura ultramarina. Y volvían con aires, vestidos y maneras adoptadas del universo caribeño donde había alcanzado la fortuna.

Tanta ostentación y en algunos casos tal vez excesivo pavoneo, no podía escapar al sano y agudo humor, a la peculiar sátira del isleño.

Las relaciones entre La Palma y Cuba eran muy intensas: afilados veleros, impetuosos vapores cruzaban el Atlántico, varias veces al mes para enlazar ambas islas. Constante ir y venir pero no todos los pasajeros del regreso eran indianos… El indiano fue pronto parte del mito. Un personaje convertido en motivación para los más decididos. El indiano era un status muy difícil de alcanzar, casi rozaba la leyenda… Había mucho emigrante que nunca regresaba de su escala de sueño del aro tropical… y así pudo pasarse de la leyenda a la bien intencionada caricatura, a la limpia sátira, al sano humor, a la ingeniosa y exagerada parodia… En carnaval, la isla se decide a recibir en tono de chanza el regreso de los indianos, fabuloso personaje arrastrando baúles y maletas que rebosan dinero, ataviados con rebuscada elegancia habanera, puro humeante o no gigantesco en boca, rodeado de exotismo y tics caribeños, así que es de justicia, homenajearlos y recibirlos.

Con exquisita ironía, se acoge popular y multitudinariamente a los indianos: se sabe que no es oro todo cuanto reluce. Esperanzas, sueños, sacrificios, desengaños, fortuna… pero al fin todos regresados y unidos en la propia tierra: el sueño y la realidad del indiano se ha cumplido.

Hay que celebrar por todo lo alto este regreso. Este día, este lunes ya todos somos indianos. Los indianos desembarcan con todos sus atributos de éxito y riqueza bien a la vista: traje blanco de pies a cabeza, inmenso veguero entre los labios: ellas, vaporosos vestidos de blanco impoluto, de época, tocadas con pareja protegiéndose con sombrilla de una imaginaria y cruel solajera… Les acompaña una servidumbre de morenos porteadores que custodian por un igual tesoros y aves tropicales… y todo animado por ritmo y melodías del más puro gusto cubano: son, guajiras, rumbas, habaneras…

Ya en marcha, indianos y recibimiento se encaminan al Ayuntamiento para ser oficialmente recibidos. Pero un personaje singular, una representación máxima, como si dijéramos un embajador plenipotenciario del sueño y las ilusiones que ofrece Cuba al presunto aprendiz de indiano, se ha anticipado a la comitiva… ha llegado primero y se ha instalado en el atrio del Ayuntamiento, como para lanzar desde allí el volador, el pistoletazo de salida de la fiesta. Ese personaje único es la negra Tomasa.

La Negra Tomasa, me dedicó esta foto cuando le hacía un documental para la Televisión Canaria.

La negra Tomasa, protagonista de una conocida canción, encarna aquí la quinta esencia de ese ultramar caribeño de esa cuba que aguarda al indiano para tornarle rico y poderoso. La negra Tomasa y su exagerada corte rumbera, hipertropical y jacarandosa al límite, llega al Ayuntamiento en una no menos sofisticada guagua antigua o a pie, rescatada con estupendo acierto de la casi pérdida de memoria propia de estos tiempos.

La negra Tomasa llega para mostrar su exuberante vitalidad, su gracia provocadora, su insuperable desparpajo, su increíble, burla burlando, arte del baile y del ritmo más vivo… Llega enfundada, bajo increíbles aceites y alambicados ropajes de suprema parodia: encajes, blondas, pamela increíble… es la negra Tomasa como la encarnación de un sueño irresistible, el sueño indiano por la supuesta isla de promisión, toda fortuna y felicidad: la Cuba soñada que la negra Tomasa representa este día.

La negra Tomasa representa a la negra mulata de sueños prohibidos… retrata una época de esplendor en la isla, que al soco del cultivo de la caña de azúcar, la gente se mezcló con personas venidas a trabajar en La Palma… Así, llegó el ritmo, el color… Por eso, todo lo que baila gesticula o se contonea la Negra Tomasa no resulta extraña para los palmeros…

Es lunes indiano, ya todos somos indianos. El uniforme obligado, de blanco riguroso, pronto va a ser reforzado: este es uno de los exclusivos aportes del carnaval palmero: la interminable, inclemente, incesante hasta el agotamiento, batalla de los polvos de talco. Toda persona, calles, coches… Todo cuanto se ponga o se halle al alcance de los combatientes se cubrirá hasta el emplasto con la nube blanca del talco que unos y otros lanzan literalmente en cantidades industriales.

Pero ¿de dónde viene esta singular manera de festejar el carnaval? se dice que en el siglo XIX, un barco dejó en el muelle su cargamento de harina pasada y que el pueblo lo uso para la broma; otros opinan que la costumbre llegó de Cuba, donde ciertos ritos africanos tiñen de blanco a sus seguidores. Incluso hay quienes quieren encontrar sus raíces en la Castilla del siglo XIV. Nada se afirma con absoluta certeza, lo cierto es que el blanco de los polvos uniforma a la multitud por completo con el blanco y tradicional uniforme indiano.

Y la negra Tomasa, personaje inventado por el amigo Víctor Díaz, también popularmente conocido como “Sosó” con su genial aportación a esta fiesta única, encarna una vez más el sueño y la imaginación del indiano, de cuanto quisiera traer, trae o dice de su cubana aventura.

Pero ¿quién es la persona, el cuerpo y el espíritu que dota al personaje de tantísima vitalidad y expresión, de tanta verdad? ¿Son personas y personaje, casi, casi, una misma identidad?

¿Cómo se puede vivir con tan gran convicción a este fantástico personaje?

Si los indianos son en este extraordinario lunes de carnaval, el pueblo mismo de Santa Cruz de La Palma, la negra Tomasa es, en carne, hueso y alma Víctor Díaz. Acercarnos a él, es conocer más y mejor a la negra Tomasa, a su maravilloso sentido de esta fiesta. Víctor vive la fiesta desde su raíz; por así decirlo desde su paciente y concienzudo laboratorio de fantasía.


Nada de esto es extraño, Sosó es la fiesta: no representa a la fiesta: él mismo es la pura fiesta. Durante muchos años ha transformado parte de esa maravilla de gracia, ironía y poesía, alma canaria regalada al mismo, que es el baile de los enanos, que excepcionalmente, en las fiestas lustrales, nos brinda La Palma. Sosó, ha expresado al límite su sensibilidad bailando esta polca mágica durante casi tres décadas… pero su fuerza y su don le permiten todavía ir en cabeza de otras muchas celebraciones: Sosó abre las grandes fiestas como si empujase la proa de un poderoso barco: porta el mascarón, (papagüevo) la luna de Valencia ese perfil provocador, libre de perjuicios que promete jornadas de alegre libertad… Sosó encarna la fiesta; su vitalidad sus grandes y variados matices de carácter, su don para el baile, de parodia, de teatralidad, se complementan y afirman con su experiencia personal, porque también Sosó sabe que la fiesta compensa de una dura vida, cotidiana y laboriosa. Su creación de la negra Tomasa tiene un origen vivido. Sosó, conoce de largos, de interminables esperas, de paciente trabajo frente a un horizonte desierto por el que, sin embargo, un buen día aparecerá un velero de ensueño, el barco de regreso portando felicidad y fortuna, los sueños cumplidos…

La negra Tomasa, Víctor Díaz, el hombre, bailó de enano, la Luna de Valencia, Sosó, sabe de idas y venidas, de buenos y amargos regresos, de ausencias y de apasionados encuentros en su época de guarda muelle… por eso Sosó sabe de ese ir y volver del indiano, que amparado en el lema que atrajo a la emigración a América: “cinco años y una fortuna”. Por eso el indiano es cosa seria, cosa propia de la isla… de ahí el notable esfuerzo de todo un pueblo, que participa en esta parodia exagerada, para convertir los finales del esfuerzo de la página de la emigración, con esta grandísima fiesta, que es tanto como endulzar con gracia y fina ironía, la historia de un pueblo…

ALFREDO AYALA OJEDA

10 comentarios:

  1. Yo nunca he estado en La Palma, pero leyendo este texto, realmente es como si hubiera vivido estas fiestas, no me moriré sin visitar la isla bonita. Gracias por enamorarnos con sus relatos.

    ResponderEliminar
  2. La negra Tomasa son de esos personajes que dejan huella, al igual que otros tantos que quisiera conocer, le envidio pero sánamente por la experiencia que tiene, saludos.

    ResponderEliminar
  3. Amigos, solo pongo el alma en todo cuanto hago. Quizás por eso lo transmito con tanta vehemencia... me alegro que les enamore y me envidien sanamente...
    un saludo

    ResponderEliminar
  4. Interesante artículo sobre Victor Diaz, le animo maestro a seguir adelante y darnos a conocer todas sus vivencias.

    ResponderEliminar
  5. Sosó, que es el mismito que la Negra Tomasa, vive las fiestas con mucha intensidad. Recuerdo hablar con él durante horas en el muelle de Santa Cruz, en vísperas de la sorprendente danza de los enanos y en otras muchas ocasiones. Una de ella, con motivo de una grabación que hacía en la plaza de Santo Domingo para el programa que dirijo "La Bodega de Julián", lo invité para que diera un toque de ritmo al programa. Actuaban "Los Viejos"... le pedí encarecidamente a Sosó que no saliera hasta que no le diera la orden. Pero Sosó, no podía aguantar y desde que oyó sonar la música salió y nos deleitó con pasos de habanera, con danza de enanos.. En fin con todo, tirando la sombrilla para un lado y viviendo la fiesta... Sosó y la Negra Tomasa, vaya personaje.

    ResponderEliminar
  6. Me encanta esta pagina,tiene maravillas y es muy variada, yo se la recomende a mi hijo.
    Saludos

    ResponderEliminar
  7. El año pasado, cosas de los diabéticos, no pude asistir a la fiesta de los Indianos. Me acorraló la enfermedad y no estaba yo pa´muchos trotes... Pero el anterior, fue de escándalo... Yo iba como comentarista para la Televisión Canaria... Salí en el primer vuelo de la mañana y tenía previsto regresar por cuestiones de trabajo, en el vuelo de las 19h. Hice mi trabajo de locutor y rápidamente partí para el aeropuerto. En el momento del embarque, el vuelo quedó suspendido. El mal tiempo impedía el despegue del avión. Esperé unas cuantas horas para saber si había forma de salir de la isla. Pero que va... Todos los vuelos se fueron cancelando. Yo no tenía ropa alguna que ponerme. Iba vestido de Indiano y no me atrevía a comprarme algo al día siguiente porque no sabía cuanto iba a estar en La Palma... Un amigo me dio la solución... "mira, me dijo, trinca un timple, te vas a la calle Real y estas aporreando el timple cada vez que veas a alguien y todos pensaran: "carajo con Ayala... Este tio es un pura sangre, lleva tres días corriendo los indianos..." la verdad que la idea no estaba mal, pero yo al tercer día, en vista del caos que se organizó me vine en mi barquito con viento fresco para mi Gran Canaria.

    ResponderEliminar
  8. Amigos, siento decirles que no puedo desplazarme a la isla de la Palma, como otros años, a disfrutar de los Indianos. Asi que, me conformaré con ir a la calle Triana, para matar el gusanillo, y disfrutar de esos otros indianos que, aunque llevan poco tiempo celebrandose cada año registra una mayor asistencia de participantes y de publico.
    Otro año será...

    ResponderEliminar
  9. Mañana, es el día grande de los Indianos. Santa Cruz, desde primeras horas de la mañana, registra el trajín del muelle hasta el atrio del Ayuntamiento, mientras se produce, "la espera". Después caminarán las parrandas las calles hasta llegar a la Alameda, donde una multitudinaria verbena se prolonga hasta las primeras luces del día.
    A medioadía, los comercios empezarán a lacrar con cinta adhesiva sus comercios para evitar que el polvo de talco entre en los comercios...
    Pero también en la calle Triana, otros empolvados,a las 20h, recorrerán esta arteria comercial hasta la plaza de Las Ranas...

    ResponderEliminar
  10. Aquél año de locura (1.992), Olimpiadas y Exposición Universal de Sevilla fue donde Víctor Díaz parodió a la Negra Tomasa. Una negra Tomasa que ya tiene 26 años de andadura.

    ResponderEliminar