El perro, ha sido siempre como la sombra social del hombre. Allí, donde quiera que se establezca un principio de asentamiento humano, aparecerá el perro. Y si el hombre se mueve, se traslada, allá donde la necesidad o la aventura lo empujen, le acompañará su can, siempre fiel y animoso, infatigable...
Cuando aparece un hombre en cualquier latitud por adversa que fuera, surge un perro a su lado: sale inesperado de la llanura, de las atormentadas quebradas montañosas, del bosque o del desierto...
El perro, estaba allí esperando a que pasara un hombre...
El origen del perro hay que buscarlo en el lobo. El chacal y el lobo se fecundaron entre ellos, dando productos asimismo fecundos.
Hace más de veinte mil años, estos cánidos, extraordinarios e inteligentes depredadores decidieron efectuar un cambio de conducta, acercándose al hombre para servirle a cambio de una alimentación más segura, menos arriesgada y fatigosa. De esta manera, el perro apostó por el ser más temible y poderoso de la creación: el hombre.
El perro, por elección y conducta, se había separado de sus orígenes y congéneres. A cambio perdía su libertad salvaje y sería sometido y usado de las más variadas maneras por su amo.
Mediante cruces genéticos, casuales unos, e intencionados la mayoría, fueron apareciendo nuevos tipos y razas que servirían para menesteres específicos, tanto prácticos, como de recreo, estéticos y de fiel compañía.
Ya desde las primeras crónicas de la conquista de Canarias se refleja la existencia de unos perros que los aborígenes llamaban "cancha"; aunque ésta información resulta confusa y poco explícita sobre la raza, tamaño y carácter de estos animales.
Los grandes perros pudieron entonces llegar a Canarias con los ejércitos conquistadores, pues era habitual que las milicias de la época contaran con feroces jaurías que azuzaban contra el enemigo.
Fueron los colonos, quienes primero trajeron perros de presa a las islas para la defensa de hombres, haciendas y ganado.
El perro de presa prosperó rápidamente en las islas dado el auge que experimentaba la afición por las peleas, razón fundamental, para que el poderío característico de éstos animales se mantuviese, justificando su misma existencia.
Las peleas despertaron fuertes pasiones entre los isleños. Es una de las muchas y universales maneras de echar fuera esos instintos agresivos a los que el hombre debe renunciar, evitando como mejor sepa, que se le pudran dentro. No debe ocultarse que las peleas resultaban a veces cruentas, aunque para los propietarios de los campeones pudieran resultar jornadas de inolvidable triunfo.
Por lo general, las peleas no han sido a muerte, a "rendir" como se dice en términos del ambiente. Aun cuando las peleas se siguen celebrando en algunas zonas aisladas o recintos privados del Archipiélago, es algo que está prohibido y severamente castigado. Es algo de ayer. Pertenecen al acervo histórico de “la Canarias profunda”, pero la realidad y las mentalidades están en otros rumbos.
Pepito el Guardia, fue un experto en criar y pelear perros de presa, afición que abandonó hace años. Hombre conocido y respetado en el ambiente por su larga experiencia, me habló, en su criadero de perros, en Firgas, de las relaciones entre amo y animal, muchas veces dramáticas...
El presa, eso opinan muchos entendidos y criadores, debe medirse, demostrar en pechadas qué temperamento tiene en verdad. Al confrontarse con otros ejemplares, un perro tiene que decir en las pechadas quién es y hasta dónde llega. Sin esas demostraciones, perdido el talante y la viveza que le es propia al presa, deja automáticamente de serlo y ya no puede interesar a nadie mantener la raza.
Hoy, el presa hay que buscarlo en la ciudad. Está totalmente implantado en las grandes capitales.
Un perro que ladre por la noche en una ciudad, invita a su dueño a tener un mal descanso y que, además, a la mañana siguiente los vecinos le pongan a caldo... Por ello, el presa, es ideal para el medio urbano, pese a su tamaño. Es serio, amigo de pocos juegos, que sabe mantener las distancias con sus amos y su poderío le da tal seguridad que no necesita usar los ladridos para avisar a nadie...
Sin embargo las cualidades del presa son admirables, es valiente, fiero con los extraños y tierno con los suyos, distante en el trato pero celoso en la custodia de su territorio. Precisamente por el escándalo que supone su desaparición, se ha ido levantando un creciente interés por el presa canario hasta convertirse en un animal admirado y codiciado por todos...
Los perros de presa son celosamente seleccionaos cuando se decide que tengan descendencia. Cuando hacía este documental, “Barrabás” era un ejemplar de prestigio en Gran Canaria y del que todos los aficionados querían poseer algún fruto de su progenie.
Puntualmente acude la hembra, de la mano de su dueño, Rafael Larena. Ya habían hecho nudo en dos ocasiones anteriores en que se encontraron. Hoy, a pesar de los esfuerzos de Miguel Vega, el enlace no ha sido posible... Se utilizaron toda clase de artimañas... Incluso se le ha dado celos con otro perro... Pero no ha habido manera... no cabe insistir más, y habrá que preparar otro encuentro y que la ocasión sea más favorable.
En Arucas hemos acudido a las pocas horas de que alumbrase “Irvi”, una perra primeriza, a una camada de seis cachorrillos. Una vez familiarizada con mi cámara, parece tranquilizarse y vuelve a ofrecer los pezones a las crías. Pero de cuando en cuando, “Irvi” lanza sus avisos con unos gruñidos, como advirtiéndonos que de ahí pa'lante, ni un paso...
Los criadores, los tradicionales "perreros", lo hacen todo con tal de que el presa, saque a relucir el carácter y desarrolle al máximo sus cualidades físicas.
Los criadores aunque de distintas maneras, haciendo bueno aquello de "cada maestrillo tiene su librillo", someten a sus perros a las más diversas pruebas.
Algunas de las pruebas son duras, crueles. Como la de estimular al presa para que salte, situándolo frente a una bolsa, con gato vivo en su interior, suspendido de una roldana. Cuando el perro acomete, la roldana alza la bolsa, frustrando la dentellada que ha rozado al minino.
Perros de presa siempre los hubo en Canarias, grandes y de poderío, depositarios del orgullo de sus criadores: "lo que pelea es el orgullo", se dice. Ahora bien, una cosa son los perros de presa y otra, el presa canario.
Los perros de presa, un día feroces guardianes de la tierra y del ganado, acosadores implacables de reses y temibles campeones en sangrientas peleas, han salido prácticamente de tan tormentoso pasado. El camino desde el perro de presa, al perro de presa canario ha sido largo, pero de alguna manera parece adaptado a los profundos cambios de los tiempos...
Las opiniones sobre las cualidades que debe poseer un buen perro de presa, son varias. Cada cual defiende lo que le parece mejor, sus propios gustos y sus intereses... Este hervidero de opiniones es un claro índice del interés y de la importancia que el tema de los presas canarios está alcanzando actualmente. Con todo, siguen existiendo algunas apreciaciones generales que ya se van clarificando en el bosque de pasiones en que está enmarcado...
No cabe duda que hoy, el perro de presa vuelve tener un gran auge en Canarias y fuera de las islas. En numerosos países existen prestigiosos criaderos de perros de presa, enfocando a estos animales hacia diversos fines: exhibición, recreo, ganadería, cacería, protección, compañía... y pelea...
En las islas, concretamente en Gran Canaria, según avalan estas imágenes de archivo, continúan calzándose apuestas considerables en lugares apartados lejos de la mirada de autoridades y curiosos...
Los propietarios de un buen presa, se esfuerzan en todos los cuidados y detalles que puedan dar sus ejemplares un máximo de presencia y rendimiento. Hay que intentar embellecer al animal y para ello también se recurre al recorre y adecuación de sus orejas. El noble animal acude al veterinario acompañado de su ama. Superado el momento, su estampa acusará, cuando los cortes cicatricen y le sean retiradas las vendas, un importante detalle de mejora estética.
Cada exposición de perros de la tierra, despierta inusitado interés entre los isleños.
Los perros, fuera de su territorio, abandonan sus aspectos fiero y tremendo. Durante horas, la sombra de vetustos laureles de indias, esperan la llamada para acudir al ring donde serán minuciosamente examinados por el jurado.
La labor del juez no es sencilla. A la cita han acudido gran número de excelentes machos, y es difícil acertar, y coincidir con los gustos de curiosos y propietarios que mentalmente ya han echo su pronóstico.
Al final, todo el mundo queda feliz o, al menos, conformado. El macho elegido ha sido el mejor. Su dueño lo pasea orgulloso. Lo exhibe con aire de grandeza, halagado por el fallo del severo jurado y por la entusiasta aclamación del público... Y es que el perro de presa canario debe ajustarse a unos rigurosos parámetros fijados por el estándar...
Con el fin de reunir a los contados criadores que existían a principios de los años ochenta, se constituye en la ciudad de La Laguna el "Club Español del Presa Canario". Este grupo se preocupó, exclusivamente de la recuperación y promoción del llamado Perro de Presa Canario. Ya en el año 1.986 recogen los primeros frutos con motivo de la primera muestra regional de Tenerife celebrada en el Vieja y Clavijo, donde se censa una población superior al centenar. Esa misma muestra se repite al año siguiente, en la ciudad de Santa María de Guía, en Gran Canaria...
La recuperación del presa canario ha pasado de ser un serio empeño, a la más auténtica de las realidades. El entusiasmo de directivos, criadores y aficionados han obrado el milagro de un horizonte mejor.
El noble, poderoso y valiente perro de presa de Canarias ya no se debe como fin casi exclusivo al mundo de las peleas. Eso, aunque siga sucediendo aquí y allá en los ambientes ocultos, es algo marginal, casi de ayer, de otro tiempo... El destino que parece ofrecerse al presa canario, con su reconocimiento oficial y su creciente valoración internacional, es muy diferente.
ALFREDO AYALA OJEDA
Sobre "BARRABÁS", pueden encontrar un artículo referido a él en este mismo blog...Lo escribí, cuando viendo al perro en el castillo de San Juan en Las palmas, me impresinó su figura y dejé correr mi imaginación por su atormentada vida de lucha, cuando las peleas de perros, estaban vigentes y el perro luchaba por el honor y el prestigio de su dueño...
ResponderEliminarEl documental, sobre el perro de presa, pertenece al trabajo de Antonio Casanova, Juan Martínez y yo en la serie de Televisión Española en Canarias "Senderos Isleños". Para este documental muchos fueron los colaboradores entre ellos, Clemente Reyes, al que le agradezco su intervención.
Yo he visto y vivido las salvajadas a las que someten a los perros que estan destinados a pelear... Arrastran, cuesta arriba, neumáticos de coches, para fortalecer los traseros del perro; nadan en estanques; una polea en el centro de una habitación de la que pende un saco con un gato vivo en su interior que el perro intenta, con repetidos saltitos, llegar hasta el gato, asustado, hasta del pánico se mea... en fin eran barbaridades...
ResponderEliminarActualmente, no lo sé, pero supongo que estas cruentas peleas son cada vez menos frecuentes.
Me gusta este blog, porque está constantemente actualizado, estamos aprendiendo mucho sobre nuestra tierra, les animo a seguir.
ResponderEliminarEs curioso, que aún no siendo un fiel seguidor del mundo canino, me ha atradido y me ha gustado mucho el artículo. De hecho me lo leí todo...
ResponderEliminarUn saludo,
Tengo una perra de presa de unos dos años, ha sufrido dos operaciones en una pierna, tal y como la hemos criado(entre algodones)ha creado un caracter que creiamos extraño, no hace muchas migas cuando los amigos vienen a casa, no es muy sociable y lo achacamos al miedo que creó cuando las operaciones, pero leyendo este articulo nos damos cuenta que forma parte del genuino caracter de un presa.
ResponderEliminarGracias
Amigo Juan Carmelo: yo no entiendo de perros. Ni siquiera de los perros franceses que se quedaron aqui y que muchos los consideran perros canarios. Me refiero a los de la Plaza de Santa Ana... todo esto que esta escrito es una larga rueda de entrevists de visitas, de vivir los ambientes en distintas latitudes... Ademas, es un texto sentido, entretenido y aleccionador para muchos, pero por favor haga usted la consulta con un profesional o un etendido.
ResponderEliminary para el Anonimo, gracias por la cuenta me tiene. De estos trata eswte blog que ha creado Lydia Diaz, para acercarnos y divulgar nuestros conocimientos.
ME CONTABAN, CUANDO ESTABA HACIENDO ESTE DOCUMENTAL SOBRE EL PERRO DE PRESA, DISTINTAS PELEAS, EN VARIAS ZONAS DE GRAN CANARIA... HABLABAN DE LA VALENTIA DE LOS PERROS, INCLUSO QUE HABIA DUEÑOS DE PERROS A LOS QUE NO SE LES PERMITIA ESTORNUDAR PARA QUE EL PERRO, CONOCEDOR DE ESE ESTORNUDO, NO ACRECENTARA SU ARDOR EN LA PELEA... YO, POR CUESTION DE LA PREPARACION DEL PROGRAMA QUISE SABER COMO ERA EL INICIO DE UNA PELEA DE PERROS... ARREPENTIDO ESTOY DE VER ESE INICIO EN QUE LOS PERROS, SEPARADOS UNOS DOS METROS SE BUSCARON Y CHOCARON...AUN RETUMBA EN MI ESE TERRIBLE ESTAMPIDO... INCLUSO, EL PERRO, CUANDO TIENE MIEDO, SE ENGRIFA PARA PARECERLE MAS GRANDE A SU RIVAL... EN OTRA OCASION VI UNA PELEA ENTRE UN STAFORD Y UN PRESA...DOS MODOS DE ENTENDER LA PELEA...EL STAFORD, CON MENOS PESO Y MENOS CORPULENTO ACABABA DE LLEGAR DE AMERICA PARA ENFRENTARLO AL PRESA... HABIA UNA APUESTA DE UNAS OCHOCIENTAS MIL PESETAS, SEGUN ME DIJERON Y EL PRESA, TRATO AL STAFORD, COMO UN JUGUETE...
ResponderEliminarDE ESTO CLARO, HACE CASI 20 AÑOS QUE LO VIVI
de esas presencie muchas de chabal pero no mas lejos de la actualidad y que hoy por hoy el perro de presa canario a sido relegado en su propia tierra a ciudadano de segunda por esos desprecidados maltratadores de animales.
ResponderEliminarno se deve ni permitir esas matansas , y por ello no devemos tampoco de olvidar que gracias a ellas el perro de presa canario no quedo en el olvido