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sábado, 12 de diciembre de 2009

* EL MILAGRO DE GÁLDAR



El 26 de enero del año 1562 tenía lugar en el antiguo Convento franciscano de San Antonio de Padua (Gáldar) un extraño suceso con ciertos tintes sobrenaturales que no pasó desapercibido para la sociedad de la época, de modo que dado su posible carácter “milagroso” y su enorme interés historiográfico, trataremos de reconstruirlo lo más fielmente como nos sea posible.

La primera referencia documental que poseemos acerca de este episodio nos la ofrece el Padre Quirós, quien -según recogía José de Viera y Clavijo en su “Historia General de las Islas Canarias”- habla de que en el año 1562 cayó un rayo en la capilla del Convento de Gáldar que abrasó el sagrario sin que tuviera ninguna lesión el Santísimo.

Por su parte, el cronista José Batllori y Lorenzo en un artículo publicado en el “Diario de Las Palmas” el lunes 26 de enero de 1908”, expresaba textualmente lo siguiente: “(…) El Obispo de Mántua Don Francisco de Gozaga, de Orig. Seráphicae Frasciscanae, ocupándose del famoso convento de Gáldar nos relata el suceso ocurrido en aquel aciago mes de Enero. Horrible temporal se desencadena sobre la Real Villa, sobre su vega espléndida. La lluvia torrencial hace crecer el riachuelo de Agáldar que se desborda inundando el panteón de los Guaires, la casa del cronista de la conquista Pedro de Arguello, la ermita de San Antonio Abad fundada cerca del lugar donde años antes fuera hecho prisionero por Fernández de Lugo el Guanarteme de Gran Canaria Tenesor Semidán el Bueno. El viento hace temblar los caserones pardos donde viven Betancores, Guzmanes y Aguilares, las tres familias nobilísimas que antes de la conquista se llamaron Masequera, Tenesoya Vidina y Guayarmina, hija y sobrinas de aquél rey. Gimen los portalones, las anchas solanas de tea, los corredores que se alejan alrededor de los tapiales del convento. Allá abajo, sobre la costa donde Diego de Silva dejara abandonadas sus naves y sus cañones, las olas revientan con espantoso rugido. Encorvan las palmas sus troncos como débiles cañas, desgájanse los almácigos, los dragos, los mocanes; retumban los truenos y la luz de los relámpagos vibra en la oscuridad de la tarde con resplandores lívidos. De vez en vez, el viento deja oír, llevándolo muy lejos, el tañido de las campanas de la Iglesia Matriz llamada de los conquistadores, de las de Santa Lucía, San Sebastián, la Encarnación y San José, que imploran al Cielo. Era la hora de las 3. La comunidad del convento habíase congregado en la iglesia teniendo el Santísimo Sacramento descubierto. Allí estaba implorando del Altísimo misericordia aquel P. Fr. Pedro de Montes, lego devotísimo del Santo Sacramento y de singular confianza en las divinas misericordias o quien hizo después el Señor el singular favor de revelarle el día de su muerte. Allí estaba el docto P. Fray Jerónimo de Vera. Una inmensa detonación hace retemblar los muros y el templo se ilumina de una luz vivísima. El rayo cayó en la torre rompiendo la campana, penetró en la iglesia, consumió el sagrario -dice el Obispo de Mántua- dejando indemne el Santísimo y los religiosos (…)”.

Décadas después, el propio José Batllori y Lorenzo publicaba un nuevo artículo en el “Diario de Las Palmas” sobre la advocación de San Antonio de Padua en Gran Canaria, fechado en el jueves 14 de junio de 1923, donde -curiosamente- califica de “milagroso” al suceso ocurrido en el Convento de Gáldar.

También alude a este extraordinario episodio el investigador Néstor Álamo Hernández, quien en una semblanza acerca del Brigadier D. Adrián de Bethencourt y Franchy -aparecida en el “Diario de Las Palmas” en su edición del jueves 19 de diciembre de 1929- citaba brevemente la versión que ofreciera siglos atrás Viera y Clavijo.

Además, Celso Martín de Guzmán en un artículo sobre el “Muy Hidalgo y Nobilísimo Linaje de Pineda”, publicado en el periódico “Eco de Canarias” el sábado 28 de agosto de 1965, otorga igualmente protagonismo al tema, pues escribía de forma literal: “(…) En "De Orig. Seraphicae Franciscanae, convento de San Antonio de Gáldar, const. 3 Mg. mihi 1170" del obispo de Mántua, monseñor Francisco de Gozaga, y en las referencias del Padre Quirós, se narra un hecho milagroso acaecido en dicho convento, estando reunida toda la comunidad en la iglesia del monasterio y cumpliendo con los oficios divinos que dirigía el Guardián del Convento, como se presentase un mal tiempo, cayó un rayo que rompió la campana, consumió el sagrario, sin que le sucediese nada al Santísimo Sacramento. La comunidad de religiosos quedó indemne. Ante tan claro y manifiesto milagro, se entona un “Te Deum”. Esto sucedía el 26 de Enero de 1562 (…)”.

En fin, movidos por el simple afán de rescatar del olvido un pasaje de la historia de Gáldar que posiblemente se dirigía a desaparecer en la oscuridad de los tiempos, hemos optado por profundizar en este escasamente conocido suceso. Esperamos haberlo logrado y que el presente trabajo haya sido del agrado e interés del fiel lector.

ALEJANDRO C. MORENO Y MARRERO

5 comentarios:

  1. Hola Alejandro, como siempre no sigues ofreciendo pasajes hermosisimos de nuestra historia, algo que de no ser por ti terminarian en el olvido más ignominioso, mis felicitaciones y un fuerte abrazo, Juan Dávila.

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  2. Mucho he leido y buscado sobre Gáldar, lugar de nacimiento de mi abuelo Juan Rafael y mi madre Soledad Ojeda, de los Ojeda. Jamás había oido o leído hablar de este suceso... Muchas gracias Alejandro, por hacer este breve pero jugoso relato histórico sobre el Milagro de Gáldar...

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  3. ALEJANDRO C. MORENO Y MARRERO12 de diciembre de 2009, 18:07

    Muchas gracias, queridos amigos Juan y Alfredo, por tan cariñosos comentarios. De veras que agradezco sus palabras. La verdad es que dado el apreciable carácter “milagroso” del asunto, quise titular este artículo con el suculento y atractivo título de “El Milagro de Gáldar”, más que nada, para que adquiriese su propio “sello de identidad” y su lugar en la historia, pues, hasta ahora, desafortunadamente había pasado bastante desapercibido para una parte de la historiografía local y, en cierta medida, he tenido que ser yo el que investigara en profundidad el tema para ofrecérselo detalladamente al lector amante del pasado galdés.

    Un abrazo grande,

    ALEJANDRO C. MORENO Y MARRERO.

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  4. Hola Alejandro,impresionante historia,jamás había oido esto,gracias que te tenemos a tí.
    Besos mi niño

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  5. ALEJANDRO C. MORENO Y MARRERO13 de diciembre de 2009, 19:56

    jajajaja Muchas gracias, Mercedes… La verdad es que la primera vez que supe de este episodio galdense, también me impresionó, por eso decidí realizar una investigación exhaustiva sobre ello.

    Un abrazote grande,

    ALEJANDRO.

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