* 21 AÑOS, SIN NANINO

Yo acompañé en su intensa labor folclórica por todas las islas a Fernando Díaz Cutillas "Nanino"… El 27 de diciembre, se cumplen 21 años sin él. Y en este blog que dirige mi compañera Lydia Díaz, es nuestra intención recuperar algunos aspectos desconocidos que en su día nos contó Carlos Yrisarri, en el desaparecido periódico “El Eco de Canarias”…

Carlos Yrisarri, ya tampoco está entre nosotros, pero dejó profunda huella con su fino humor y su talante…

Un personaje cada lunes

FERNANDO DÍAZ CUTILLAS

Para los de fresca memoria, aun queda flotando el recuerdo de aquel Nanino que nadaba endemoniadamente bien, lo que le permitió cosechar sonados triunfos y galardones. Fernando Díaz Cutillas acopió en su generoso haber un campeonato de España y no se cuantos mas. Y, hastiado de triunfos, cuando el futuro parecía prometerle mas logros, este Nanino, inquieto como un longorón, se lió a escribir en los papeles, para contarnos cosas de la natación y de otros deportes. Así estuvo por nuestros vericuetos, machacando con entusiasmo su anécdota cotidiana, sin desmayos y tratando de aliviar el perímetro de su generosa barriga, que, por aquellas décadas, presentaba un orondo aspecto.

Nanino, no pareció conformarse con el rito diario de sus vivencias periodísticas y comenzó a hurgar en otros venenos informativos, hasta que halló otro medio de comunicación que le instó a ofrecer novedades capaces de dejar los ojos clavados en la atención. Se afanó en descubrir fuentes y orígenes del cancionero autóctono y se pateó, con pérdida de barriga incluida, todos los atajos insulares: desde Tamaduste hasta Frontera, Sabinosa, Hermigua, Vallehermoso, las Breñas, Barlovento, Taco, Icod y saltando de isla en isla, todavía mas, se llegó a Tías, San Bartolomé, La Oliva, Villaverde, continuando en la "redonda", con sus Tirajanas y sus bajuras de colores de oros y sirenas bien mezclados.

En tan diversos horizontes y en tan dispares fuentes, Nanino fue desgranando para todos nosotros - sin límites ni fronteras- lo mejor, más florido y bello del repertorio canario. Se inventó su "Tenderete" que tuvo una buena fortuna durante un tiempo, hasta que un señor de pa´ fuera parece que se "jartó" de coñas marineras y cortó por lo sano, no sin recibir una rociada de tacos de la mejor factura autóctona. Pasó el tiempo y Nanino, pese a la "restricciones", siguió en pos de veredas escondidas para sacar en algún futuro más propicio, otra serie de aires antiguos, celosa y amorosamente conservados por gentes de otros tiempos, que parecía estar aguardando la ocasión para darnos a conocer -a través de Nanino- el encanto de lo desconocido. Y así fue como en el Hierro y en la Gomera y después en Fuerteventura y en Lanzarote, Nanino halló lo inesperado que supo aprovechar para enriquecer ese gran tomo que hoy es su colección del folclore de nuestras tierras.

Más de uno ha debido sentir el cosquilleo de la emoción del recuerdo dormido ante un aire de tajaraste arrumbado en el baúl de los mitos, o una polka majorera de ancestrales ritmos y melodías. Más de uno, que no pertenece ya a aquellas pretéritas épocas, ha sabido agradecer a este infatigable Nanino los sudores y fatigas entregadas en trepar y rebuscar por trochas y veredas ignoradas el rincón donde sospechaba el hallazgo.

Fernando Díaz Cutillas que no desmayaba en sus intentos de revivir su "Tenderete", logró, al fin sus ansias - y con el aplauso de todos- y un feliz día - una noche, mejor- un buen puñado de canarios sintió correr por sus venas la sangre más caliente y alborotada, cuando los viejos y los nuevos aires rompieron la cuasi estúpida monotonía de unos programas inventados para provocar ataques de hiperclorídia, de pesados. Gracias a ese entusiasmo derrochado con igual talante que derrochó en sus brazadas en la piscina olímpica, Nanino nos ha vuelto a hacer el regalo que una respetable mayoría anhelaba.

Y, ahora, cuando las negras tragedias protagonizan diariamente los espacios de la caja tonta (como dice la gente de mala milk), las melodías de la región nos hace sentirnos un poco más felices y satisfechos, gracias a este hombre joven que, además de haber hallado el camino que el quería lograr, con sacrificio incluido de su barriga, nos ha querido proporcionar las más emocionadas vivencias que canario alguno pueda desear. A través de ese folclore rescatado por Nanino, con derroche de energías físicas y no menos amor por sus tierras, nos llega el mensaje que de verdad nos va a unir, por mucho que alguien o algunos se empeñen en separar a fuerzas de mostrar al sol nuestros inevitables trapos sucios.

MI IMPRESIÓN:

Yo conocí a Nanino, entre olores de cloro, al borde de la piscina. Era Fernando uno de esos hombres guapos que pululan por el archipiélago. Alto, con cara de niño bueno, correcto y con pocos años, dejaba entrever un porvenir digno de una envidia sana. Yo también hacia mis pinitos natatorios, como cualquier hijo de vecino, a caballo entre la ayuda que tenia que prestar a mi padre, los estudios y el deporte. Mas mi inclinación fue siempre la lucha canaria y a ella le dediqué todo el tiempo disponible dentro de las penurias económicas por las que atravesaba la familia luchística y la mía. Alternábamos, en la década de los sesenta en los lugares de tertulia, donde brotaban siempre a relucir las notas de un timplillo o la guitarra guardada celosamente tras el mostrador, para que con las maguas que atenazan el alma del cliente, amigo o asiduo aflore el sentimiento en forma de voz de los espontáneos que por el lugar recalaban.

Así, coincidíamos en “El Pollo Dorado”, "La Copa", "La Casa de mi Tía", "La Gaviota" o el posterior "Tambanoba", lugares estos que pertenecían a la zona de Santa Catalina; en Las Palmas nos arrinconábamos en el "Polo".

Pero en breve, seguiré contando esos paseos por las islas con la figura de Nanino que me brindó la oportunidad de conocer, islas y amigos, de una manera diferente…

ALFREDO AYALA OJEDA